En 1899 los comerciantes industriales catalanes emprendieron una acción de desobediencia civil que ha pasado a la historia con el nombre de «Cierre de Cajas» cuando se negaron a pagar las contribuciones al Estado ante la implementación del impuesto de utilidades. Con este nuevo tributo, que repercutía especialmente en la clase media y la burguesía, el Gobierno de Madrid quería remontar la hacienda española, duramente castigada por la derrota militar de 1898 frente a los Estados Unidos y la pérdida de las últimas colonias.
Gregor Siles. Historiador, profesor de la UNED y miembro de Tot Història Associació Cultural.
¿Cómo se llega a esta situación?
En 1899 los comerciantes industriales catalanes emprendieron una acción de desobediencia civil que ha pasado a la historia con el nombre de «Cierre de Cajas» cuando se negaron a pagar las contribuciones al Estado ante la implementación del impuesto de utilidades. Con este nuevo tributo, que repercutía especialmente en la clase media y la burguesía, el Gobierno de Madrid quería remontar la hacienda española, duramente castigada por la derrota militar de 1898 frente a los Estados Unidos y la pérdida de las últimas colonias.
El antecedente
Por otra parte, como antecedente inmediato, está el conflicto bélico de 1898, en el que la burguesía industrial catalana había apoyado al Gobierno español. El catalanismo, sin embargo, se había desmarcado de las actitudes más patrióticas e intransigentes contra los rebeldes cubanos. La derrota militar de España y la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, desencadenó una crisis colectiva que puso en cuestión todo el sistema político de la Restauración. Para la burguesía catalana la pérdida de las colonias representaba un retroceso de su mercado, por ello, ahora estaba más preparada a escuchar las reivindicaciones catalanistas. Un nuevo Gobierno surgido a raíz de la derrota, presidido por el conservador Francisco Silvela y dispuesto, en principio, a atender las peticiones más moderadas del catalanismo, hará entrar entonces a los Ministerios personas que contaban con el apoyo del empresariado catalán, como el general Polavieja, partidario de una mayor descentralización y de un concierto económico por el principado; Duran y Bas, ministro de Justicia, que potenciará la designación de obispos catalanes, y el nombramiento como alcalde de Barcelona del doctor Bartolomé Robert. Pero la presentación del presupuesto de 1900 por parte del ministro de Hacienda, Fernández Villaverde, que prescinde del concierto económico e incrementa la tributación, será el desencadenante del «Cierre de Cajas».
La presentación del presupuesto de 1900 por parte del ministro de Hacienda, Fernández Villaverde, que prescindió del concierto económico y incrementó la tributación, fue el desencadenante del «Cierre de Cajas»
El resultado
Así, en la indignación de cómo se había gestionado el conflicto de Cuba -a causa del sacrificio humano y económico que había representado para el país- se sumará ahora la irritación por el nuevo impuesto de utilidades. ¿El resultado? En el mes de julio, 185 gremios de Barcelona, liderados por la Liga de Defensa Comercial e Industrial y el Sindicato de Gremios, se negaron a pagar las contribuciones, y pronto también se sumó a la protesta Fomento del Trabajo.
Poco a poco, el clamor se extendió a otras poblaciones españolas, y para evitar su expansión, desde el Gobierno, el Congreso y la prensa de Madrid se inició una campaña de tipo anticatalanista para reducir el conflicto en el Principado. El Estado, además, dejaría caer todo su peso sobre los insumisos, iniciando las gestiones necesarias para embargarles sus bienes. Pero el doctor Robert, que en calidad de alcalde de Barcelona era la autoridad que debía autorizar el embargo de los morosos, apoyó la protesta de los gremios e industriales. Por ello, utilice todas las argucias a su alcance para retrasar al máximo que firmar la orden de embargo. Y cuando, finalmente, tuvo que rubricarla, dimitió.
Estamos en el 11 de octubre de 1899 y este hecho hará crecer enormemente su popularidad. Como reacción, los comercios de la ciudad iniciarán una huelga a la que se sumarán poblaciones como Manresa, Mataró, Sabadell y Vilafranca. El 24 de octubre se suspenderán las garantías constitucionales en la provincia de Barcelona y el 27 de octubre se declarará el estado de guerra. El capitán general de Cataluña ordenará cerrar los primeros negocios insumisos y encarcelará sus propietarios. Una delegación liderada por el doctor Robert intentará entonces negociar en Madrid, pero el Gobierno se mostrará intransigente, dispuesto a continuar con los encarcelamientos ya intervenir militarmente. Finalmente, dada la presión del Estado y la imposibilidad de sostener económicamente la protesta, los gremios accederán a pagar las contribuciones.
referencias |
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Balcells, A. (1992). Història del nacionalisme català: dels orígens al nostre temps. Barcelona: Generalitat de Catalunya. Duran, Ll. (2009). Breu Història del catalanisme. Barcelona: Abadia de Montserrat. Izquierdo, S. (2003). Bartomeu Robert i Yarzábal (1842-1902). Medicina i compromís cívic. Tesis doctoral, UPF. |