Cuando se haya cerrado el acuerdo entre Estados Unidos y la Unión Europea llamado Asociación Transatlántica para el Comercio y la Inversión (conocida por sus siglas en inglés, TTIP) se creará la zona de libre comercio más grande del mundo, que representará casi la mitad de la producción económica mundial. De momento, sin embargo, Washington y Bruselas, que negocian desde hace casi dos años este tratado, parecen no conseguir desatascarlo. A pesar de la perspectiva de generar un goloso crecimiento económico anual equivalente a medio punto del PIB europeo -imprescindible medio de una crisis que Europa no logra dejar atrás-, el TTIP ha topado con una fuerte oposición entre la ciudadanía europea.
El miedo a que la permisiva legislación estadounidense haga revisar a la baja los estándares europeos, permitiendo la entrada de alimentos transgénicos en el mercado comunitario; el secretismo con que se llevan a cabo las negociaciones; y la pérdida de confianza en los socios estadounidenses a raíz de los episodios de espionaje masivo son algunas de las principales críticas al acuerdo. La combativa Cecilia Malmström (Estocolmo, 1968) es la Comisaria europea de Comercio y el TTIP el principal dossier del cargo que ocupa. Hablamos con ella.
Texto: Raquel Correa. Bruselas
Fotos: Comisión Europea
Las negociaciones del TTIP han sido fuertemente criticadas por ser poco transparentes. Teniendo en cuenta que cierta confidencialidad es necesaria, ¿Cómo lo hará para alcanzar el máximo nivel de transparencia y que la ciudadanía no sienta que las negociaciones se están llevando a cabo en su espalda?
Me parece fantástico que haya un debate público tan vibrante en torno a un acuerdo comercial. Pero todavía hay un montón de ideas erróneas y mitos respecto de lo que queremos conseguir. Sí creo que un impulso a la transparencia nos ayudaría a explicar lo que queremos conseguir de este acuerdo comercial ya desmitificarlo. Por ello, a principios de enero, hemos hecho públicos el primer conjunto de textos legales que hemos presentado en las negociaciones. Son una muestra de lo que a la Comisión le gustaría ver en determinadas partes del acuerdo. Es la primera vez en la historia que hacemos públicas propuestas legales específicas mientras estamos negociando un acuerdo comercial bilateral. También hemos hecho públicos muchos textos explicativos en un lenguaje no técnico y alejado de la jerga legal. Y estamos trabajando con el Parlamento Europeo, para que todos los diputados tengan acceso a más documentación del TTIP. Es tremendamente importante que todos puedan ver lo que proponemos en este acuerdo comercial -y lo que no proponemos-. Así que sí: tenemos que explicarnos por sustanciar el debate.
«Nunca negociaremos con Estados Unidos un acuerdo que rebaje los estándares europeos.»
Uno de los puntos que más preocupa a la ciudadanía europea son los términos del acuerdo en cuanto a la legislación alimentaria norteamericana, mucho más permisiva que la europea: los organismos genéticamente modificados, los productos clonados y la carne hormonada están prohibidos por Bruselas pero son aceptados en Washington. ¿El TTIP rebajará los elevados estándares europeos en materia de seguridad alimentaria?
Nunca negociaremos un acuerdo que rebaje nuestros estrictos estándares de seguridad alimentaria, de salud o de protección del medio ambiente. Ni que limite la libertad de los gobiernos para llevar a cabo servicios públicos como la sanidad o la educación tal como lo deseen. Ni que permita que entren en el mercado europeo productos que hoy no se pueden vender. Nada de esto cambiará con el TTIP. Sea cual sea el acuerdo al que llegamos, los reguladores seguirán siendo independientes y basando sus decisiones en el principio de precaución: que nada será comercializado hasta que su seguridad esté fuera de toda duda. Esto significa que no habrá ningún cambio en la forma en que la UE toma decisiones en relación a los alimentos transgénicos, las hormonas de crecimiento o el uso de antibióticos en los alimentos. Ningún cambio.
Según datos de la Comisión Europea, más del 99% de las empresas europeas son pymes. ¿Cómo sacarán provecho del TTIP?
Estas empresas -que, en la UE, proporcionan dos terceras partes de los puestos de trabajo del sector privado- se ven desproporcionadamente afectadas por las barreras comerciales, ya que tienen menos recursos humanos y financieros. El simple hecho de conseguir información sobre los requisitos reglamentarios ya implica un reto enorme. Así que deshacerse de las barreras innecesarias será muy beneficioso para las pymes. De hecho, el Ttipia será el primer acuerdo comercial de la UE que tendrá un capítulo específico dedicado a las pymes y establecerá mecanismos específicos para facilitar que participen en el comercio transatlántico. Además, queremos establecer un comité transatlántico para las pymes que les ayude a hacer frente a problemas específicos.
«Las exportaciones hoy ya dan trabajo a unos 30 millones de personas en Europa, con puestos de trabajo que tienden a ser más cualificados y estar mejor remunerados. Unas políticas comerciales bien administradas generarán más oportunidades de exportación y más puestos de trabajo.»
Aparte del TTIP, uno de los principales retos de la Comisión liderada por Jean-Claude Juncker es crear crecimiento y empleo en un continente que arrastra un 10% de paro. ¿Cuál será la aportación de su cartera?
El comercio es la piedra angular de la prosperidad europea y un elemento clave para sacar a Europa de la crisis económica. Las exportaciones hoy ya dan trabajo a unos 30 millones de personas en Europa, con puestos de trabajo que tienden a ser más cualificados y estar mejor remunerados. Unas políticas comerciales bien administradas generarán más oportunidades de exportación y más puestos de trabajo.
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