La celebración del XVII Congreso Anual de la Empresa Familiar el pasado otoño en Alicante vuelve a poner de manifiesto el valor de este tipo de empresas para nuestra economía.
JUAN CORONA. Director general del Instituto de la Empresa Familiar. Rector Honorario de la Universidad Abat Oliba CEU.
Si nos guiamos por las diferentes estimaciones cuantitativas disponibles, podemos afirmar sin riesgo a equivocarnos que las empresas familiares son el esqueleto de la economía. Pero la diversidad de definiciones de empresa familiar que se utilizan y la falta de datos estadísticos oficiales han llevado al Instituto de la Empresa Familiar (IEF) a emprender un macro que permitirá conocer con precisión el peso específico de las empresas familiares en nuestra economía (y en la de cada una de las comunidades autónomas). Este estudio se llevará a cabo conjuntamente con la red de cátedras universitarias de empresa familiar repartidas por todo el territorio.
Creemos que un estudio en profundidad sobre este tipo de empresas permitirá derribar algunos tópicos recurrentes a su alrededor. Últimamente se han publicado varios artículos en la prensa económica internacional (Wall Street Journal, The Economist) que identifican las empresas familiares con empresas de tamaño reducido y sin voluntad real de crecimiento.
Pero mientras esperamos los resultados del estudio, ya sabemos que en nuestro país hay suficientes contraejemplos de peso que podrían cuestionar estas afirmaciones. De hecho, la mayoría de las grandes empresas catalanas y españolas son, precisamente, empresas familiares. Además, casi un tercio de las empresas asociadas al IEF podrían ser consideradas como «empresas gacela», ya que, de media, han presentado tasas de crecimiento de facturación por encima del 10% desde el inicio de la crisis económica (gracias a su gran imbricación en los flujos de comercio internacional).
Por tanto, son muchas las empresas que han sabido compatibilizar el mantenimiento de su carácter familiar con una sólida estrategia de crecimiento empresarial. Y, seguramente, estudiar estos casos puede ser de mucha utilidad en el contexto de una economía que precisa aumentar el tamaño medio de su tejido empresarial. Porque más dimensión empresarial implica una mayor productividad, una mejor capacidad de acceso a la financiación (bancario y no bancario) y, también, una intensidad exportadora e innovadora superior.