Empresa y sociedad: retos de futuro
Con una población oficial de 7.518.903 habitantes, una tasa de paro del 19,10%, una variación interanual del 1,5% del PIB y del -0,1% del IPC (datos del tercer trimestre 2014, según el Idescat), Cataluña inicia un 2015 lleno de interrogantes sobre cuál debe ser su lugar en España y en Europa y cómo deberá alcanzarlo. 100 expertos opinan al respecto.
Coordinación: Emma Bouisset
El 29 de septiembre pasado, el Gobierno de la Generalitat presentó el Libro Blanco de la Transición Nacional de Cataluña, una recopilación de los 18 informes en los que los expertos del Consejo Asesor para la Transición Nacional concluían que la independencia de Cataluña sería viable tanto desde el punto de vista político como económico y jurídico.
El 9N 2.305.290 personas se desplazaron hasta alguna de las casi 6.700 mesas habilitadas para facilitar el proceso participativo (antes consulta alternativa, proceso constituyente o soberanista, o referéndum no vinculante). Más del 80% votó a favor de una Cataluña independiente en un proceso largo que se empezó a gestar con la aprobación del Estatuto de Autonomía el 30 de septiembre de 2005 y la posterior sentencia del Tribunal Constitucional en contra, y que alcanzó su punto álgido durante la manifestación del once de septiembre de 2012.
Ahora, dos meses después de realizarse esta simbólica votación, Món Empresarial ha querido tomar el pulso del país y preguntó a 100 empresarios, instituciones y expertos hasta qué punto creen que la independencia tendría unos efectos reales sobre su actividad y sobre el actual escenario económico y político, teniendo en cuenta la elevada tasa de paro que todavía se arrastra como consecuencia de la crisis, los últimos casos de corrupción política en las filas dirigentes o el peso de las exportaciones para el desarrollo del país .
Más financiación, crédito e inversión
La mayoría de los encuestados consideraron que, si bien podría producirse un boicot comercial entre Cataluña y el Estado español, en general, en un escenario de independencia, las empresas conseguirán más financiación, crédito e inversión, así como verán como la capacidad de internacionalización o la apuesta de las multinacionales irá al alza. Las trabas burocráticas para facilitar la creación de nuevas empresas también se simplificarán y crecería el empleo.
Menos consenso existe respecto a la evolución de la presión impositiva, los salarios o el precio de la energía, a pesar de que la mayoría de encuestados creen que estos conceptos no mejorarían significativamente.
Finalmente, en cuanto a aspectos como la corrupción política, la malversación de caudales públicos y el trato de favor a los bancos, las opiniones están muy divididas entre quienes creen que se controlará y/o seguirá igual.