Ninguna Estrella Michelin en la mochila, pero es uno de los restaurantes más emblemáticos de Barcelona. Ubicado muy cerca de la Lonja, la estación de Francia, el mercado del Born y el Parlament, el Café de Les 7 Portes se inauguró el día 25 de diciembre de 1838, estableciendo así las bases de un local que ve y ha visto pasar a personajes de renombre internacional.
Texto: Berta Seijo Fotos: Cedidas*
Cinco familias han llevado las riendas de Les 7 Portes a lo largo de su historia, un restaurante que comenzó como punto de encuentro y esparcimiento de la clientela burguesa hasta el 1929. A partir de la nueva década, el prestigio aumenta y personalidades de todos los ámbitos cruzan sin descanso la entrada del café, conocido ahora también por sus platos del recetario tradicional catalán y, sobre todo, por la paella de Paco Perallada, abuelo del actual propietario. Intelectuales, políticos y artistas, todos han dejado su huella en el restaurante de una manera intangible, a diferencia de las obras de Fortuny, Tàpies o Miró que cuelgan de sus paredes y que hacen del emplazamiento un entrañable museo repleto de nostalgia en el que, además, ¡puedes comer bien a gusto!
Los cafés de Pablo Picasso
El pintor malagueño estrenó el siglo XX a caballo entre Barcelona, Madrid y París, pero antes de establecerse en la capital francesa, disfrutó del ambiente bohemio de Les 7 Portes. En la terraza, Picasso tomó al menos una docena de cafés con leche que no llegó a pagar nunca; su nombre figura en el libro de cuentas del restaurante, pero parece que ya está todo perdonado.
El amor clandestino de Ava Gardner
Según la actriz, el alcohol y la soledad fueron los culpables de su affaire extramatrimonial con el torero Mario Cabré durante su visita a Barcelona en 1950. Un día, aprovechando el descanso del rodaje en la Costa Brava, la pareja almorzó en Les 7 Portes: paella y el mejor vino blanco. ¿A la salud de Frank Sinatra?
La visita ‘sorpresa’ del Che Guevara
Paco Solé Parellada, actual propietario, tenía 16 años cuando vio entrar por la puerta del restaurante al Che Guevara. Rondaba 1959, y pocos sabían sobre su visita a la capital catalana. Vestido de militar, con barba, boina y botas, el revolucionario disfrutó de la mítica paella con marisco, y de un habano cubano que él mismo llevaba consigo.
El apetito insaciable de Woody Allen
El rodaje de Vicky, Cristina, Barcelonafue la excusa perfecta para que el director de cine estadounidense comiera en Les 7 Portes el verano de 2007 con su esposa Soon-Yi. A pesar de su aspecto delgado, se pudo comprobar que al cineasta le gusta alimentarse bien. La pareja pidió todo tipo de entrantes: buñuelos de bacalao, calamares a la romana, escalibada, jamón y anchoas.
* Fotos: Picasso: Olga Popova/Shutterstock; Ava Gardner: Neftail/Shutterstock; Che Guevara: Neftail/Shutterstock; Woody Allen: Featureflash/Shutterstock