¿La enorme liquidez y los tipos de intereses negativos de bonos y obligaciones son la solución o un problema?
José Manuel Araguás. Profesor titular de Mercados Financieros en la UB.
1. EL ENDEUDAMIENTO PÚBLICO DE LOS PAÍSES MÁS SIGNIFICATIVOS DE LA UNIÓN EUROPEA, SOBRE TODO LOS PERIFÉRICOS, ES MUY ALTO.
En efecto, el endeudamiento, que suele servir para invertir en infraestructuras y garantizar servicios públicos, se ha convertido en un grave problema para muchos países. Es el caso, por ejemplo, de Japón, que tiene una deuda pública del 220% del PIB, y de Estados Unidos, donde esta supera ya el 100% del PIB.
En Europa, el país más endeudado es Grecia con el 177%, seguido de Italia (con el 132%), Portugal (130%), Irlanda (109,7%), Chipre (107,5%) y España (con un 97,7% sobre el PIB). Estos son los países periféricos denominados PIGS y cuyos problemas en Europa es que tienen a Grecia como abanderada. Además, normalmente coincide que los países con más endeudamiento en deuda pública son los que más déficit público poseen y peores tasas de crecimiento del PIB están teniendo; a excepción del caso de España, donde se estima un crecimiento del 2,6% en el 2015.
Pero la pregunta es: ¿es bueno o malo endeudarse por parte de los países de la Unión Europea? Decidir cuándo es aceptable el nivel de deuda para un estado o para un país es una tarea complicada. Hay que tener en cuenta tanto la coyuntura económica global, como el nivel de deuda previo, el coste financiero de la deuda y cómo se utiliza el endeudamiento. Y es que no es lo mismo endeudarse para proyectos de infraestructuras que ayuden al crecimiento que para refinanciar la deuda pública ya existente.
En definitiva, cuando se recurre al endeudamiento para refinanciar deuda y gastos corrientes no tiene demasiado sentido. Y en el caso del fuerte crecimiento del endeudamiento de los países periféricos de la UE, este ha venido causado por las caídas del PIB, que han llevado a un déficit público importante y a una crisis bancaria como nunca históricamente había existido.
2. EL BANCO CENTRAL EUROPEO INYECTA UN FUERTE PROGRAMA DE LIQUIDEZ EN LA ZONA EURO.
El BCE, con el fin de luchar contra el riesgo de deflación de la eurozona, ha lanzado un programa de liquidez (Quantitive Easing) que conlleva la compra de deuda pública en el mercado secundario hasta finales de septiembre de 2016, lo cual supone inyectar 1,08 billones de euros. Una inyección que, además, según ha declarado el presidente de la institución, Mario Draghi, se seguiría haciendo hasta que la inflación supere el 2%.
El BCE no comprará más del 25% de cada emisión ni acumulará más del 35% de un solo emisor de deuda. En este programa se excluyen los títulos de deuda pública de Chipre, Grecia y Portugal, que están calificados de bonos basura.
Esta política supone que vamos a asistir a una fuerte liquidez en el sistema económico y a unos tipos de interés bajos, cosa que nos creará incertidumbre.
3. LAS CONSECUENCIAS DE TANTA LIQUIDEZ EN EL SISTEMA ECONÓMICO DE LA UE HACEN QUE ESTEMOS ASISTIENDO A TIPOS DE INTERÉS NEGATIVO EN LOS PRINCIPALES PAÍSES DE LA EUROZONA.
La deuda pública de varios países europeos –incluida España– está cotizando a tipos de interés negativo. ¡Parece un fenómeno irracional que el prestamista no esté cobrando por dejar el dinero! Esto no presagia nada bueno y positivo.
Entonces, ¿por qué se da esta situación?
A) Por abundancia de liquidez global en los bancos e inversores provocada por la política de liquidez del Banco Central Europeo.
B) Porque hay mucha liquidez y la ausencia de buenas inversiones alternativas hace que los tipos de interés se hundan.
C) Porque la deuda pública es preferible para los inversores, ya que les da más seguridad que los depósitos bancarios.
Dada la baja rentabilidad de los bonos actuales, ahora no parece un buen moment para invertir ni en estos ni en obligaciones
Los tipos de interés negativo tienen dos consecuencias muy negativas que habrá que tener en cuenta, y son: por un lado, que los estados continuarán endeudándose dado el coste de financiación tan barato; y por el otro, que los ahorradores asumirán riesgos más altos que ofrezcan alguna rentabilidad. Pero el fondo de reserva de España de la Seguridad Social ya anunció en su día que no invertiría en deuda pública española con tipos de interés negativo.
4. LA DEUDA PÚBLICA ESPAÑOLA ESTÁ EN MÍNIMOS DE RENTABILIDAD Y EL INCREMENTO DE ENDEUDAMIENTO DEL ESTADO HA SIDO MUY FUERTE DESDE JUNIO DEL 2012, CUANDO DRAGHI DIJO QUE EL BCE INYECTARÍA LIQUIDEZ Y PONDRÍA LOS INSTRUMENTOS NECESARIOS SOBRE LA ECONOMÍA EUROPEA.
Este incremento de endeudamiento en los últimos años, con subidas de impuestos y exigua corrección del gasto público, no ha hecho disminuir lo suficiente el déficit público, y amenaza la tasa de crecimiento del PIB por las incertidumbres políticas que se ven en el horizonte.
Igualmente, los tipos de interés -después de la elevada prima de riesgo que mantuvo España respecto a la prima de riesgo alemán- han disminuido ostensiblemente hasta niveles negativos.
5. LAS DECISIONES POLÍTICAS DE LA UE Y LAS REGLAS DE JUEGO CONDICIONARÁN LA MARCHA DE LA ECONOMÍA EN LA EUROZONA.
La fuerte liquidez puede traer consigo nuevas burbujas que ralenticen el crecimiento económico; además, las desigualdades generadas en la eurozona son, también, una fuente importante de riesgo. Los mercados valorarán la incertidumbre con volatilidad, es decir, con variación del precio de los activos, de modo que las decisiones que afecten a los países más endeudados, como por ejemplo Grecia, requerirán de nuevos instrumentos de ajuste como la emisión de bonos europeos, aplazamientos e, incluso, creativos ajustes de deuda.
Pero estas son decisiones políticas que tienen que liderar los países motores de la UE y que, en una economía con moneda única, tendrán que lograr políticas de responsabilidad por parte de los países deudores.
6. EL INVERSOR EN BONOS Y OBLIGACIONES HA DE INVERTIR DE MANERA PRUDENTE Y SELECCIONANDO LOS PAÍSES EMISORES.
Dada la baja rentabilidad de los bonos actuales, no parece un buen momento para invertir ni en estos ni en obligaciones. Pero hay que considerar que los bonos tienen una duración en el tiempo que, según las emisiones, va de 3 a 30 años, y en ese periodo puede variar mucho el precio del bono, por lo que, pese a todo, se puede sacar rentabilidad a la cartera, dado que la rentabilidad del bono es inversamente proporcional al precio.
Sin embargo, en cualquier caso, tal y como está la situación, hoy en día vale más la pena invertir a corto plazo, porque los bonos a 10 años, en cuanto suban los tipos, aumentarán el precio. En consecuencia, por precaución, es mejor reducir la duración del bono y ser muy selectivos en el momento de invertir en deuda pública.