El mercado de deuda pública es un mercado con fuertes volúmenes de contratación, liquidez inmediata y formación de precios de los activos de forma eficiente, lo cual quiere decir que cada día el inversor sabe cuál es el precio del activo, bono u obligación del Estado, y, por lo tanto, cual es su rentabilidad.
José Manuel Araguás. Profesor titular de Mercados Financieros en la UB.
EL PRECIO DE UN BONO
Hay un dicho que dice que solo el necio confunde valor y precio. En efecto, el precio en el mercado de deuda pública, como en cualquier mercado, depende de la oferta y la demanda, y sobre estas variables influyen un montón de factores tales como económicos, sociales, culturales o políticos. En definitiva, todos tenemos la experiencia de una subida o bajada de los precios de los bonos por situaciones de incertidumbre política e informaciones coyunturales que afectan a los mercados.
El precio de un bono va variando continuamente a lo largo del tiempo hasta su vencimiento. Por ejemplo, un bono emitido por el Estado español a 10 años de vencimiento y un cupón del 3% irá variando continuamente a lo largo del tiempo hasta su vencimiento dependiendo, sobre todo, de la variación de los tipos de interés y de las circunstancias del mercado.
El mercado cada día da una información sobre el precio del bono y de su rentabilidad, que es inversamente proporcional al precio; cuando el precio del bono baja, la rentabilidad sube. A lo largo del tiempo, el bono a 10 años va variando de precio, y el inversor puede obtener rentabilidades comprando y vendiendo bonos, pero esta rentabilidad tendrá siempre un riesgo.
En estos momentos, debido al fuerte programa de compra desarrollado por el Banco Central Europeo, los bonos y obligaciones de deuda pública están sobrevalorados en el mercado.
EL VALOR DE UN BONO
El inversor, tanto cuando compra un bono como cuando lo vende, tiene que valorar el bono como un activo de renta fija que pagará un cupón fijo a lo largo del tiempo, y ha de saber si el precio que da el mercado, desde el punto de vista financiero, está sobrevalorado (lo que implicaría vender el título) o infravalorado (que implicaría comprar el título).
Así como el precio lo da el mercado, el valor de un bono es igual al valor presente o actual de los flujos de fondo que se esperan recibir en el futuro descontados a la tasa requerida por el inversor.
El valor de dos bonos varía según la rentabilidad que exijamos. Los dos bonos pagan un cupón del 3% anual, pero uno vence a los 5 años y el otro a los 10 años. Si la rentabilidad exigida coincide con el cupón, el valor es 100.
Por tanto, la rentabilidad exigida por el inversor y el plazo hasta su vencimiento influyen sobre el valor de un bono. Al aumentar el valor de un bono su rentabilidad disminuye, y conforme nos acercamos al vencimiento, el riesgo también disminuye.
Aparte, cualquier título de renta fija tiene riesgo, siendo este más alto conforme falten más años para su vencimiento. Esta situación hace que los fondos de renta fija tengan riesgo y que, por lo tanto, ante situaciones de mercado volátil, sean aconsejables fondos de inversión a renta fija cuyos activos estén más a corto plazo.