La expresión «ya veremos qué pasa» lo pone de los nervios. Y es que para Lluís Soldevila, ingeniero informático, consultor y también profesor, las personas pueden conseguir todo aquello que se proponen si se esfuerzan y no dejan su vida en manos del azar.
Texto: Berta Seijo
¿Qué es el éxito para usted y por qué se escribe con A?
Cada uno debe construir su propia definición de éxito. Eso sí, el camino para lograrlo tiene que cumplir una serie de criterios, que se resumen a partir de las tres A: el autoconocimiento, ya que el punto de partida somos nosotros mismos y tenemos que saber cuáles son nuestros puntos fuertes y débiles -el DAFO es una buena herramienta para averiguarlo-; la actitud proactiva, responsable y con ilusión; y la acción, es decir, movernos para que las cosas pasen.
En su libro los objetivos juegan un papel clave, tanto o más que las tres A. ¿Podríamos decir que sin objetivos estamos abocados al fracaso?
Los objetivos son determinantes en la consecución del éxito. Y respondería con un sí a tu pregunta si no fuera por dos cosas: primera, es probable que yo consiga lo que quiero sin saber qué quiero; y segunda, la palabra fracaso sólo tiene sentido si cometo un error, no llego hasta donde quería llegar y, además, no he aprendido nada durante el camino.
Pero en nuestro país, pensar que hemos ha fracasado por el solo hecho de cometer un error es muy común. Su manera de verlo recuerda mucho a la cultura anglosajona…
Si te fijas, en el caso del inglés, la palabra fracaso no existe por sí misma, ya que failure equivale también a error. ¿Qué quiere decir esto, que ellos no fracasan nunca? No, quiere decir que su cultura tolera este fracaso y no dice fracaso, sino simplemente errada. Y si tú en cada error has aprendido algo, pues al final estás un poco más cerca de tu éxito. Es un modelo muy útil a la hora de perder el miedo al fracaso, porque el miedo a veces nos ayuda pero, en la mayoría de casos, es la peor compañera de viaje.
¿Cuáles han sido sus modelos a seguir y qué cualidades comparten?
Pues personas que he tratado de cerca y de las que he deducido patrones de éxito concretos, personas que tienen currículos brillantes, pero también un camino muy bien definido. Sabían que querían llegar allí y lo han conseguido con una actitud envidiable.
¿Que personaje conocido le viene a la cabeza que haya alcanzado el éxito de una manera ejemplar y utilizando las tres A (seguramente sin saberlo)?
Marc Márquez. Es una persona que tiene un conocimiento altísimo sobre cuáles son sus puntos fuertes y los explota al máximo. Innova constantemente y no se conforma con lo que tiene. El hecho de estar en la carrera con su ídolo, Valentino Rossi, no lo ha acobardado, y ha conseguido ponerse a su nivel, haciéndolo aún mejor. Y su actitud es buenísima; ¡en la cara se le ve que mantiene la misma ilusión que cuando era pequeño!
Desde 1999 da clases en ESADE como profesor del Departamento de Dirección de Sistemas de Información, colabora con otras universidades, y ejerce la labor de consultor formador y conferenciante internacional en los ámbitos de las habilidades directivas y las actitudes de alto rendimiento. Pero no olvidemos que durante 15 años Soldevila trabajó como directivo del Deutsche Bank en siete países diferentes y abrió la filial tecnológica del grupo en Nueva York.
Páginas: 157
ISBN: 978-84-15505-40-2
Editorial: Profit Editorial