Si algo nos ha enseñado la crisis es que un directivo está en continua evolución, formación y adaptación al medio. Pero aunque la máxima: “Haz cosas diferentes para obtener resultados diferentes” cada vez está más implantada, algunos dirigentes siguen pensando que todo lo hacen bien y no tienen que cambiar nada.
Josep Lozano. Director general de AEFOL&EXPOELEARNING.
“Esto es lo que hay; o lo tomas o lo dejas” es una frase recurrente que muchos directivos usan en entrevistas de trabajo con sus empleados. Y nuestro colaborador sale del despacho con la cabeza baja y pensando que su jefe sigue sin entenderle. Situaciones como esta son un ejemplo de la resistencia al cambio y del inmovilismo que sigue atenazando todavía el trabajo diario de muchos ejecutivos en nuestro país.
Pero un directivo debe cambiar. Aquí van 10 argumentos que sustentan que el cambio en el dirigente es positivo: 1) Potencia la búsqueda de la excelencia. 2) Transmite la idea de que alcanzar los objetivos supone un esfuerzo continuo en el cambio. 3) Demuestra que hacer siempre lo mismo no aporta resultados diferentes. 4) Justifica la I+D+i, que va ligada siempre al cambio, a las nuevas ideas y a la experimentación. 5) Impulsa el “No miedo al error”. 6) Da ejemplo a todos los colaboradores. 7) Es necesario para ser el líder que la empresa necesita. 8) Permite obtener mejores resultados. 9) Permite alcanzar los objetivos. 10) Impulsa y lidera la transformación, evolución e innovación de la empresa.
Así, cuando los directivos aplican algunos de estos argumentos, consiguen que sus empleados se involucren más en la compañía, aporten todo su talento, compartan su conocimiento, propongan nuevos productos y servicios, y atiendan mejor a sus clientes.
He sido testigo de cómo, en un lujoso hotel de Barcelona, un director incompetente desmotivaba a sus colaboradores, quienes, a su vez, transmitían esa desgana a sus clientes. En cambio, en otro establecimiento de Bogotá, un magnífico profesional conseguía que todos su empleados se alinearan con sus directrices y objetivos, ofreciendo un servicio excelente.
¿Quién le dice al directivo barcelonés que debe cambiar? ¿Se dará cuenta por si mismo, por la actitud de sus empleados o por el resultado de las encuestas de satisfacción de sus clientes? Porque si nadie se atreve a decírselo, tal vez cuando se percate ya sea demasiado tarde…
Y es que recuperar la ilusión de empleados desmotivados o la confianza de los clientes es muy difícil. Un directivo que no cambia a tiempo puede producir el hundimiento de su empresa.