Cuna del psicoanálisis y con el corazón dividido por la fiebre del fútbol, la capital de Argentina ha sufrido todo tipo de baches económicos, políticos y sociales a lo largo de los siglos. La Buenos Aires de hoy, sin embargo, es una ciudad llena de talento, atractivo y con mucha personalidad.
Texto: Berta Seijo
Iniciamos el recorrido turístico por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a través de sus barrios, que disponen de una oferta recreativa muy amplia -¡y incansable!- los 365 días del año: de los más tradicionales, como San Telmo o La Boca, hasta llegar a la modernidad, encabezada por Puerto Madero y Palermo. Precisamente este último distrito es el centro comercial y de negocios de Buenos Aires, donde se ubican los bares, locales y restaurantes de vanguardia, pero también donde han constituido su punto de encuentro cientos de emprendedores. Una situación que ha cambiado bastante en poco más de una década, ya que el barrio de Palermo era una zona gris y casi suburbial en la ciudad. Ahora, todo lo contrario: con aires bohemios, es un Soho al estilo argentino, idóneo para todos aquellos artistas (o aspirantes a serlo algún día) que quieren ampliar su red de contactos creativos.
Un distrito que ya apuntaba maneras siglos atrás es Puerto Madero, donde se llevó a cabo el programa de desarrollo urbano más importante del área central de la Ciudad de Buenos Aires. Todo comenzó cuando, en 1887, se construyó el puerto con un objetivo muy concreto: mejorar el tránsito de los grandes buques de carga y de pasajeros. Con el paso del tiempo, sin embargo, la zona se fue ampliando hasta convertir los alrededores del puerto en un espacio de fuerte expansión comercial. Actualmente los modestos rascacielos y los edificios inteligentes ya forman parte de su ecosistema.
El rincón de los coleccionistas
Parece que estos dos barrios hayan sido hechos expresamente para los amantes de la historia, las antigüedades y las obras de arte. San Telmo, famoso por su mercado, y La Boca, con sus calles estrechas y empedradas, se han convertido en la cuna de la tradición en Buenos Aires. Bien porque vieron nacer los mejores bailarines de tango, bien porque albergan algunos de los edificios y monumentos con más encanto de toda la ciudad -como por ejemplo la catedral ortodoxa rusa de la Santísima Trinidad o las típicas casas de colores llamativos-. El resto se encuentran ubicados en Microcentro, distrito que no tiene el reconocimiento oficial de barrio pero que cuenta con muchos atractivos que lo convierten en una visita obligada: casco histórico de la ciudad; plaza, avenida y Pirámide de Mayo; Casa Rosada (sede de la presidencia); catedral Metropolitana; estatua ecuestre del general Belgrano, Teatro Colón, etc.
Palermo es el centro comercial y de negocios de Buenos Aires, donde se ubican los bares, locales y restaurantes de vanguardia, pero también donde han constituido su punto de encuentro cientos de emprendedores
Construida alrededor del Río de la Plata, Buenos Aires no sigue un patrón fijo ni en cuanto a su diseño urbanístico. Y es que, a primera vista, la ciudad luce una planificación que parece fruto de cálculos hechos con escuadra y cartabón, pero una vez dentro de sus barrios presentan las calles más enrevesadas que uno se pueda imaginar. Por otra parte, esta ciudad también combina mil variedades constructivas y estilos arquitectónicos diferentes -por ejemplo, los edificios afrancesados del centro histórico contrastan con los rascacielos de Puerto Madero y la modernidad de Palermo-, sin olvidarnos de una de sus grandes paradojas: poseer una de las avenidas con más carriles del mundo (9 de Julio) y disfrutar al mismo tiempo de un buen número de parques y jardines perfectos para leer un libro y relajarse al aire libre.
Fue una tierra de intercambios culturales durante el siglo XX, sobre todo para españoles e italianos, lo que explica su extraordinario dominio del arte del helado, la pasta o las empanadas. Del mismo modo, no pueden pasar por alto productos propios como el mate, la carne con la que hacen el típico asado argentino o el dulce de leche.
Cuatro emprendedores que han fundado su negocio en Buenos Aires nos hablan de su trayectoria profesional y las claves de su éxito.
Lisa Besserman es la fundadora de Startup Buenos Aires, comunidad pionera en la ciudad que apoya y fomenta el espíritu emprendedor de aquellos que acaban de abrir su empresa.
¿Buenos Aires es una buena ciudad para poner en marcha un negocio?
La ciudad es un foco de talento muy potente en cuanto al sector tecnológico y el nivel de inglés de los jóvenes es de los más altos de toda Latinoamérica. Esto, sumado al hecho de que los trabajadores de este ámbito cobran una tercera parte de lo que cobran los europeos o norteamericanos, ya que el coste de la vida y las barreras culturales son bastante bajos comparados con otras metrópolis de todo el mundo, hace que Buenos Aires sea un destino ideal para la externalización y el aterrizaje de nuevas empresas.
Entonces la tecnología es un sector con futuro en Buenos Aires…
Es el sector económico más fuerte; desde muy jóvenes, los alumnos de educación secundaria y universitaria pueden escoger entre una gran variedad de cursos vinculados a la tecnología y la codificación digital. Además, el gobierno de la ciudad potencia la inversión de capital semilla en aceleradores de start-ups. Esto posibilita que a día de hoy haya un enorme número de empresas de desarrollo de software y creación de apps reconocidas a nivel mundial.
¿Y cuál es rol de Startup Buenos Aires?
La actividad emprendedora aquí ha sido siempre increíble. Sin embargo, antes de la creación de nuestra comunidad, el paisaje estaba extremadamente fragmentado y no había recursos disponibles para los empresarios locales ni una entidad que conectara Buenos Aires con el resto del mundo. Por este motivo nació nuestro proyecto: trabajamos con organizaciones internacionales para traer proyectos globales a la ciudad, y fortalecemos el sistema emprendedor argentino y latinoamericano.
Nicolas Berenfeld, cofundador de Trideo, conoce a la perfección las ventajas (e inconvenientes) de fundar una empresa en Buenos Aires. Ingeniero nacido en Bruselas, es un experto en impresoras 3D y también en adaptarse a nuevos entornos.
¿Cómo definiría en pocas palabras su aventura empresarial?
Empezamos en marzo de 2014 con el objetivo de simplificar el uso de la tecnología y sacar al mercado una máquina con una alta calidad de impresión 3D. Lo peor de todo fue emprender lejos de nuestro país de origen, y lo mejor ver el impacto social y económico positivo que ha tenido la PrintBox en Buenos Aires, facilitando, por ejemplo, los procesos de producción de una empresa.
¿Por qué Buenos Aires y no Bruselas?
El ecosistema emprendedor de esta ciudad, en términos de dinamismo, le da muchas vueltas al belga. En Buenos Aires se organizan eventos ligados a la formación y al networking casi cada día, y la creatividad de los jóvenes es muy potente, sobre todo en el sector tecnológico (desarrollo de software, apps y videojuegos). Pienso que las épocas de crisis que ha tenido que pasar el país han hecho que la población sea lo suficientemente hábil a la hora de reinventarse y salir adelante.
Consulta la web: Trideo
Eddie Rodríguez von der Becke es el fundador y CEO de tambera, el software para ganaderos y agricultores que quieren gestionar su negocio de manera virtual más descargado del mundo. La revista Forbes la nombró Hottest Global Startup del año 2013.
¿Cómo surgió este proyecto tan innovador?
En 2011, después de hablar con mi mujer sobre la necesidad de una aplicación para ganaderos y agricultores que marcara la diferencia. Crear una app web de consumo masivo fue todo un reto porque entraban en acción un montón de herramientas tecnológicas que no dominaba…
¿Recibió alguna ayuda económica del gobierno?
Sí -un importe casi anecdótico del Banco Interamericano de Desarrollo-, además, el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires dispone de programas ágiles enfocados al emprendedor con vías de financiación y promoción. La mayoría de trabas tienen que ver con los trámites legales requeridos por el gobierno nacional a la hora de constituir una empresa y con el cepo cambiario sobre las monedas extranjeras que hay en Argentina.
¿Hay oportunidades reales para los emprendedores en Buenos Aires?
¡Definitivamente sí! Durante los últimos cuatro años se ha creado un ecosistema emprendedor muy potente en la ciudad. De hecho, creo que hay más demanda local e internacional de mentes creativas que oferta, pues tenemos la ventaja de compartir zona horaria con EEUU, pero con sueldos más bajos. Microsoft, por ejemplo, ofrece soporte de manera permanente a los emprendedores tecnológicos argentinos. También somos muy activos en cuanto a actividades de coaching, meet-ups, talleres, conferencias, networking, etc. ¡No paramos nunca!
Patricio Jutard, COO y cofundador de Mural.ly, vendió su compañía a Disney para poner en marcha su propio proyecto, una pizarra de colaboración online para el intercambio de ideas, diseños, planificaciones y mucho más.
En 2012, usted y su socio vendieron Three Melons a Disney.
Exacto; teníamos nuestro propio estudio de desarrollo de videojuegos pero aceptamos la oferta de Playdom/Disney para destinar todos nuestros recursos a Mural.ly. El trabajo a distancia y la colaboración entre equipos son aspectos cada vez más recurrentes, por ello son necesarias herramientas visuales que nos ayuden a comprender, comunicar y construir una visión compartida. Y ese es, precisamente, el punto fuerte de nuestro producto.
¿En qué consiste Mural.ly?
Son paredes digitales con contenido web (videos, links, fotos, etc.) que se combinan para crear (a una o múltiples bandas), visualizar, analizar y mostrar ideas. Estos murales se almacenan en la nube desde diferentes dispositivos.
¿Cuál es el perfil de sus usuarios?
No sólo argentinos; tenemos clientes importantes a nivel mundial tales como IBM, Steelcase, Stanford GSB, HMH, PayPal o Disney. Y es que contamos con más de 600.000 usuarios.
Tienen muchos vínculos con el extranjero…
Sí, tanto clientes como colaboradores. Y es que nos gusta importar conocimiento de otros rincones del mundo, como por ejemplo San Francisco, ciudad desde donde trabaja mi socio.