Ya sea por su nombre, por sus tatuajes o por la claridad con la que explica los conceptos económicos y financieros más enrevesados, es complicado olvidar a Josef Ajram. Y es que este polifacético day trader bursátil no para quieto, lo que la ha convertido en un fenómeno social en toda regla. Desconoce dónde están los límites y lo aprovecha para desafiarse a sí mismo día tras día en el terreno profesional, pero también en lo deportivo, una de sus grandes pasiones.
Texto: Berta Seijo Fotos: Cedidas
¿Cuándo decidió dar el paso y dedicarse a la bolsa?
Ya me atraía antes de empezar la universidad, pero decidí abandonar la carrera a inicios de tercero de Administración y Dirección de Empresas por centrar mis recursos en la bolsa y dedicarme a esto profesionalmente. Es un mundo que me llamaba la atención desde 1996, año a partir del cual yo ya tenía la edad suficiente para abrir una cuenta allí y empezar a hacer operaciones.
¿Cómo recuerda sus primeros días en la Bolsa de Barcelona?
Los primeros días pasaba allí todas las horas posibles. Tenía muy claro que lo que tenía que hacer era aprender, y que si tenía que estar de nueve la mañana a cinco de la tarde pues estaba, muy a gusto y muy ilusionado.
Hasta que llegó el 23 de abril de 2007, una fecha que, si no me equivoco, tiene muy marcada. ¿Qué pasó? Y, a partir de ahí, ¿qué cambió?
Es una fecha que tengo marcada porque tanto ese día como el día siguiente me pasaron cosas, profesionalmente hablando, que nunca había contemplado. Para que te hagas una idea, sufrí una gran pérdida bursátil de 110.000 euros -de mi bolsillo y no de terceros- y al día siguiente lo recuperé prácticamente todo. Aquello me sirvió para poner los pies en el suelo, ver realmente los peligros que tiene este negocio y tener claro que el éxito no existe; por muy bien que hagas las cosas nunca debes relajarte del todo, siempre tienes que mantener un cierto nivel de tensión. Desde entonces, tengo mucho más cuidado y presto mucha más atención.
«Cuando la crítica destructiva te hace dudar de tu talento debes dejar las redes sociales»
Y luego está el deporte. ¿Qué tienen en común las pruebas de ultrafondo y los triatlones con la bolsa?
Más que en común, son dos áreas que se complementan. El deporte te ayuda a entender que tienes que ser constante y que si trabajas puedes rendir más, y todo ello es útil en la bolsa. Por ejemplo, todo el aprendizaje de ocho años como profesional fue clave para superar la pérdida de los 110.000 euros.
¿A qué dedica el tiempo que no está entrenando, compitiendo o invirtiendo en bolsa?
Pues también me gusta no hacer nada, estar tranquilo, relajado, pasar tiempo con mi mujer, mi familia… En definitiva, cosas súper normales y corrientes que a veces, cuando vas saturado de trabajo, se echan en falta.
Uno de sus puntos fuertes es la interacción que mantiene con sus seguidores en las redes sociales. ¿Qué le mueve a escribir en su blog y a ser tan activo en Twitter?
Las redes sociales son una de las mejores herramientas para interactuar con la gente. Puedes tener buenas ideas o productos pero si no te conocen es como si no existieras. Yo ya hace 10 años que tengo un blog que es como una ventana de comunicación para mí. Después vinieron las redes sociales y ahora mismo puedo hablar de una comunidad de 500.000 seguidores que me ayuda a ser más visible y también a ser más ágil mentalmente.
¿Y el lado negativo de todo esto?
No es tanto la crítica lo que me molesta, sino el insulto. Las redes sociales también te ayudan a ver que siempre hay alguien que no estará contento con lo que dices o haces. Tienes que aprender a filtrar para que no te afecte. Al final he entendido que no todo el mundo está preparado para tener una cuenta en cualquier red social. Eso sí, está claro que en el momento que la crítica destructiva te hace dudar de tu talento debes abandonar este tipo de plataformas.
Uno de sus mantras es «8 horas para dormir, 8 para trabajar y 8 para ti». ¿Siempre es tan disciplinado o deja algo al azar?
Intento ser ordenado porque necesito un orden, una estructura, saber qué pasará mañana. La bolsa es un mundo lleno de inestabilidad y por eso en mi vida necesito tener ciertos puntos de estabilidad. En este sentido, el 8-8-8 es como una obsesión, la única manera de conseguir este tiempo para mí, para las competiciones, para otras cosas que no tengan que ver con trabajar.
Y si hablamos de azar y de no saber qué pasará, en términos políticos y económicos cuál cree que es la mayor incertidumbre que tienen ahora mismo España y Cataluña?
España y Cataluña presentan un escenario condenado totalmente al azar. Por un lado, Cataluña está inmersa en este posible proceso independentista, y en España no se sabe quién gobernará a partir de diciembre. De cara a la economía este panorama tiene un peso muy importante porque quizá sería más prudente realizar inversiones una vez pasado diciembre.
Y, personalmente, ¿qué posible escenario le preocupa más?
Como español me preocuparía que Podemos tuviera peso -bien directo o bien fruto de una coalición- en el Gobierno porque a nivel financiero supondría una atraso importante, teniendo en cuenta la recuperación que se está produciendo en el país. El proceso independentista, si te digo la verdad, no me preocupa. Si por lo que fuera saliera adelante, yo no participaría y me marcharía de Cataluña. Creo que una de los errores que contempla el proceso es pensar que si esto va a más el PIB de Cataluña seguiría siendo el mismo. Y esto es un error; yo, por ejemplo, me llevaría todo lo que tributo y mis empresas. Quizás se debería reformular el proceso teniendo en cuenta qué porcentaje de la población se marcharía del territorio y cómo afectaría esto a la economía.
«El éxito no existe; por muy bien que hagas las cosas nunca debes relajar del todo, siempre tienes que mantener un cierto nivel de tensión.»
Y hablando de temas de actualidad, ¿cuál es su visión sobre la situación de los refugiados? Tengo entendido que su padre es de origen sirio…
Es una situación que me toca directamente; tengo un tío y tres primos que se han ido a Estados Unidos y otro tío y cuatro primos más que viven en Damasco. Yo el escenario actual sirio lo veo, evidentemente, con tristeza, porque presenciar como una población tan arraigada en su tierra tiene que marcharse de su país es duro, pero también lo miro desde la hipocresía occidental. Hay que participar activamente y colaborar de verdad a través de iniciativas muy interesantes que se están haciendo.
¿Cuál fue la última vez que visitó el país? ¿Cómo lo recuerda?
He ido 25 veranos a Siria, la última vez fue en 2010, justo antes de que estallara el conflicto. Recuerdo un país excepcional, tranquilo, laico, donde las diferentes religiones podían convivir de manera pacífica y cordial. Por eso lo que está pasando supuso una sorpresa muy grande para nosotros. Y la verdad es que ver un territorio que tenía una riqueza cultural tan grande destrozado y masacrado es muy triste.
Para terminar, me gustaría preguntarle sobre su faceta como coach, sobre todo en el terreno empresarial. ¿Cuáles son los consejos más adecuados que se pueden dar a empresarios que apenas empiezan con su negocio o que tienen que reconducir su camino?
Yo siempre aconsejo tres variables. La primera es la inversión controlada, es decir, actuar en la medida de nuestras posibilidades. En segundo lugar, intentar aprovechar las nuevas tecnologías y lo que nos ofrece hoy en día el mundo 2.0 a la hora de reducir costes. Y, en tercer lugar, la movilidad: poder trabajar desde cualquier lugar y en cualquier momento.
¿Y los valores deportivos se pueden aplicar también en el ámbito empresarial?
Claro que sí. Los mejores ejemplos son el trabajo en equipo, el fraccionamiento de objetivos, el hecho de creer en uno mismo, la constancia, la búsqueda permanente del equilibrio y de la motivación, y sobre todo, la buena comunicación.
Está claro que Josef Ajram (Barcelona, 1978) ha elegido su propio destino y no ha dejado nada en manos del azar. Siguiendo la pista del dinero y de las experiencias fuertes, perdió de vista la universidad en tercero de carrera y decidió dedicarse profesionalmente a la bolsa, un negocio que siempre le había llamado la atención. Se podría decir que actualmente es el day trader más conocido del país, una fama que ha conseguido gracias a sus reflexiones sobre economía y finanzas, pero sobre todo a su carácter mediático, adornado con un buen puñado de tatuajes y sin corbata a la vista. Cuando no compra o vende acciones, corre, va en bicicleta, nada -es un habitual en las pruebas más exigentes de ultrafondo-, escribe en las redes sociales -tiene 205.000 seguidor en Twitter-, saca al mercado un nuevo libro o ejerce de coach empresarial y deportivo.