El Instituto Catalán de Finanzas (ICF) es una entidad financiera pública que tiene como principal objetivo contribuir al crecimiento de la economía catalana, generando valor que repercuta en la sociedad. A lo largo de sus 30 años de historia, el ICF ha financiado cerca de 50.000 proyectos empresariales.
Texto: Olivia Majó
Fotos: Cedidas
El 14 de enero de 1985, con un amplio consenso de todas las fuerzas políticas representadas en el Parlament de Catalunya, se promulgó la ley de creación del Instituto Catalán de Finanzas (ICF), una entidad que tiene como principal misión impulsar y facilitar el acceso a la financiación al tejido empresarial catalán, especialmente las pymes y las empresas con proyectos de crecimiento, innovación, internacionalización y creación de empleo. De esta manera, el ICF contribuye decisivamente al crecimiento de la economía y complementa la actividad del sector financiero privado.
El perfil de las empresas que solicitan financiación al ICF es muy variado: emprendedores, autónomos, microempresas, pymes, grandes empresas… Precisamente, desde 2011, la institución se ha centrado en apoyar a las pymes
Los primeros años de la entidad corren paralelos al desarrollo competencial de la Generalitat de Catalunya. Posteriormente, su campo de actuación se ha ido ampliando y modificando para poder adaptarse a las necesidades de financiación del tejido productivo y para tener una mayor capacidad de actuación. Actualmente, su principal actividad responde a la formalización de préstamos o avales, pero también invierte en capital riesgo.
El perfil de las empresas que solicitan financiación al ICF es muy variado: emprendedores, autónomos, microempresas, pymes, grandes empresas… Precisamente, desde 2011, la institución se ha centrado en apoyar a las pymes y, hoy en día, el 98% de los beneficiarios de su financiación son pequeñas y medianas empresas y emprendedores.
Uno de los principales retos de la institución es lograr la homologación de su estatus jurídico y operativo para poder operar como una entidad de crédito público en el marco de la recién estrenada Unión Bancaria Europea
Retos de futuro
Coincidiendo con su 30 aniversario, la institución se centra en hacer frente a nuevos retos. Uno de los principales es conseguir la homologación de su estatus jurídico y operativo para poder operar como una entidad de crédito público en el marco de la recién estrenada Unión Bancaria Europea. La entidad ya se ha adaptado a la actual normativa financiera europea y estatal, lo que le permite operar, de facto, como un banco público de inversiones al mismo nivel que el centenar de instituciones de este tipo que ya lo hacen en Europa. La entidad trabaja para conseguir la homologación por parte de los reguladores.
Desde 1985, el Instituto Catalán de Finanzas ha financiado mediante préstamos y avales cerca de 50.000 proyectos empresariales por un importe global de más de 11.500 millones de euros
¿Qué balance hace de los primeros 30 años del ICF?
Positivo. En 30 años el ICF ha financiado cerca de 50.000 proyectos empresariales por un importe global de más de 11.500 millones de euros. La entidad ha evolucionado en estructura, operativa y modelo de negocio, en línea con las necesidades de financiación del tejido productivo, actuando como complemento del sector financiero privado.
¿Cuáles son los productos más solicitados?
Los préstamos. Tenemos líneas para inversiones, para capitalizar la empresa y para sectores concretos (industria, sector primario y agroalimentario, cultural, etc.). Somos conscientes de que cada proyecto, incluso cada sector, tiene necesidades específicas. También ofrecemos garantías o avales, mediante el ICF o Avalis –una sociedad de garantía recíproca (SGR) participada por el ICF–, para facilitar el acceso al crédito.
¿Qué diferencia el ICF de un banco?
La única diferencia es que somos de titularidad pública y nos dirigimos exclusivamente al tejido empresarial. A menudo somos un complemento a la financiación que las empresas obtienen de sus bancos privados de cabecera. Uno de nuestros valores diferenciales es que financiamos a largo plazo y compartimos riesgo con los bancos. Ahora la dificultad de acceso al crédito no viene por falta de liquidez, sino por el límite de riesgo que un banco puede asumir con un cliente por las exigencias de la normativa financiera y por la concentración que se ha producido en el sector, que ha reducido drásticamente el número de actores.
¿Cree que la coyuntura económica está mejorando?
No estamos ni mucho menos en niveles precrisis, pero ya hemos notado ligeros signos de recuperación. Por ejemplo, en 2013 el 50% de nuestra actividad correspondía a proyectos nuevos y el 50% a refinanciación para garantizar la viabilidad de proyectos empresariales. En 2014 la nueva financiación representó el 70%, y el año pasado el 80%. Pero no podemos bajar la guardia. Formamos parte de una economía globalizada. El BCE ha alertado de una posible ralentización del crecimiento, por hechos como los ocurridos en China y en los mercados en verano. No hay que caer en la autocomplacencia y seguir trabajando para consolidar el crecimiento y la creación de empleo.
«Es necesario que las empresas refuercen sus recursos propios y diversifiquen las fuente de financiación para mejorar su solvencia.»
¿Cómo valora el estado del tejido empresarial catalán?
En general es bueno, mejor que tiempo atrás. La crisis ha hecho una especie de selección natural. Las empresas han tenido que trabajar duro y han salido reforzadas. Prueba de ello es el incremento significativo de la internacionalización de nuestra economía. Tenemos un tejido empresarial muy rico, pero pequeño, y a menudo débil en cuanto a su capitalización. Por eso es necesario que las empresas refuercen sus recursos y diversifiquen las fuentes de financiación para mejorar su solvencia y protegerse ante una eventual falta de financiación como la que hemos vivido estos años.
¿Ha mejorado el acceso de las empresas catalanas a la financiación?
Sí, pero poco a poco. El sector financiero es más proclive a dar crédito e incluso a buscar al cliente para ofrecerle financiación. Otro factor es la aparición de nuevas fuentes de financiación –como el capital riesgo– que aquí, a diferencia de países como EEUU, las empresas utilizaban poco. Las empresas están escamadas de la financiación tradicional y muchas han cambiado el chip. Han aprendido a no depender tanto y, además de autofinanciarse, están mucho más abiertas a nuevas fuentes para captar recursos.
¿Cree que las empresas internacionales confían en la economía catalana?
Sí, y los datos lo corroboran. Cataluña es la región continental de Europa con el volumen más alto de inversión extranjera los dos últimos años y esto es fruto de esta confianza en nuestra economía. Aquí encuentran talento, una buena posición geoestratégica y una economía competitiva para desarrollar su actividad con todas las garantías.