Encarar la reanudación de la actividad constructora, adaptarse a los múltiples y rápidos cambios que experimenta el sector y promocionar una profesión a la que augura un gran futuro. Estos son los principales retos del reciente iniciado mandato de Jordi Gosalves al frente del Colegio de Aparejadores, Arquitectos Técnicos e Ingenieros de Edificación de Barcelona (CAATEEB), un periodo que espera que sea muy participativo.
Texto: Ariadna Cortés Fotos: Cedidas
La construcción ha sido uno de los sectores más afectados por la crisis económica. ¿Ha mejorado, la situación?
Es cierto que lo peor ha pasado, pero no hay que dejarse llevar por las noticias positivas. Para que nuestro sector pueda empezar a funcionar de forma normal, hay que dar solución a problemas tan graves como el del paro, que lleva aparejado el bajo reconocimiento de las capacidades de los trabajadores.
¿La recesión de los últimos años tendrá consecuencias permanentes para el sector?
La inseguridad laboral y la contratación por debajo del nivel profesional de los trabajadores se trasladan de manera inevitable a las decisiones de compra de vivienda. Además, se debe resolver de manera efectiva y no únicamente estética la cuestión de la financiación, ya que sino el sector de la vivienda queda inoperante.
El sector está viviendo un proceso de liberalización. ¿Qué riesgos y ventajas se derivan de este?
La nuestra, y el resto de profesiones, tienen un futuro basado en la calidad y la eficiencia aportadas por los profesionales. Así, cuando un aparejador tenga que intervenir en un proyecto lo hará por el valor añadido que proporcionará y no por razones de obligación legal. Tenemos que pensar en positivo, es preferible ser necesario que obligatorio. La obligatoriedad siempre la puede cambiar una ley, pero la necesidad no. Y la nuestra es una profesión que de manera terca ha conseguido siempre respeto y confianza más allá de lo que dicen las leyes. Cuando soplan vientos de cambio, algunos construyen muros, y otros construimos molinos.
«Es preferible ser necesario que obligatorio».
El pasado 2015, el CAATEEB celebró su 75 aniversario. ¿Cómo ha evolucionado la entidad a lo largo de todos estos años?
El Colegio ha pasado de ser una entidad fiscalizadora de la actividad profesional a una de servicios a los profesionales, que procura su promoción y la excelencia de su ejercicio profesional en favor de los ciudadanos. Hoy tenemos el reto de conducir la profesión en los cambios que ya se han iniciado y a los que hay que saber adaptarse. Por otra parte y no menos importante, el Colegio debe intentar participar e influir en las negociaciones que puedan ser trascendentes para nuestra profesión. En nuestro sector, y ahora más que nunca, se aplica aquello de: «si tú no haces política, los otros la harán por ti».
Acaba de acceder a la presidencia después de haber ocupado otros cargos en la Junta de Gobierno. ¿Qué objetivos se ha marcado para su mandato?
Tenemos la intención de continuar una serie de proyectos iniciados en la última legislatura. Además, queremos implicar al resto de organizaciones colegiales y a las administraciones correspondientes para llevar a cabo determinadas iniciativas que han de aplicarse en ámbitos territoriales amplios, y no sólo en la demarcación de Barcelona. El nuestro pretende ser un mandato muy participativo. Por otra parte, queremos actuar en consonancia con la velocidad con la que pasan las cosas en el siglo XXI. Así, tenemos que tomar decisiones con suficiente margen de actuación en temas como el lean construction, el building information modeling (BIM), las smart cities, el passivhaus o el big data, entre muchos otros conceptos que afectan a nuestro sector.
El avance de la tecnología, la evolución hacia modelos más sostenibles y los cambios de legislación hacen que los profesionales tengan que actualizar sus conocimientos de manera constante. ¿Cómo responde el CAATEEB a esta necesidad?
Con un ambicioso programa de formación continua, másteres y postgrados que ya hace años que impartimos y de los que nuestros alumnos están muy satisfechos. Disponemos de un sistema de gestión de calidad ISO y se trata de una formación pensada y desarrollada por profesionales y para profesionales.
«La inseguridad laboral y la contratación por debajo del nivel profesional de los trabajadores se trasladan de manera inevitable a las decisiones de compra de vivienda. Además, se debe resolver de manera efectiva la cuestión de la financiación, ya que sino el sector queda inoperante. «
Además de la sede central de Barcelona, el Colegio cuenta con seis delegaciones repartidas por el territorio. ¿Qué función tienen estas y cómo se coordina la actividad de todas ellas?
La sede central del CAATEEB está ubicada en Barcelona, y las seis delegaciones se encargan de dar servicio a los profesionales y los ciudadanos de su zona de influencia. Las otras sedes se encuentran en Vic, Terrassa, Manresa, Granollers, Mataró y Vilafranca del Penedès. Siempre hemos sido partidarios de acercar nuestra acción al territorio, tanto en lo referente al servicio a los colegiados de la zona como a los ciudadanos. Los colegios profesionales no tenemos sentido si no actuamos en defensa de los intereses de la ciudadanía y como garantes del trabajo bien hecho.
¿Qué retos encara el sector este 2016?
Retos a muchos niveles. Primero, de reanudación de la actividad constructora, que depende sin embargo de la recuperación de la capacidad económica de las empresas y también de las familias. En segundo lugar, debe saber encontrar el necesario equilibrio entre la construcción de obra nueva y la intervención en el parque existente. El reto medioambiental y de eficiencia energética es fundamental, tal y como se puso de manifiesto en la cumbre celebrada a finales de año en París. Finalmente, la incorporación de las nuevas tecnologías debe permitir avanzar en una mayor eficacia en los procesos constructivos.
¿La de aparejador, arquitecto técnico e ingeniero de edificación son profesiones de futuro?
El aparejador es un profesional que, por definición, es resiliente. Es decir, se sobrepone a las adversidades y vuelve a la lucha aún con más coraje. Está en nuestro ADN, al igual que la anticipación: siempre estamos observando más allá. Del mismo modo, el rigor es una constante en nuestro trabajo. Pero necesitamos ser mucho más potentes profesionalmente y tener una visión más comercial y práctica de nuestro papel. También necesitamos preocuparnos por formarnos de manera continuada, es una manera de hacernos visibles y de distinguirnos de los competidores. La liberalización pide esta forma de ver las cosas: poner en valor nuestros activos y el hecho de tenerlos permanentemente actualizados. Somos una profesión con una larga historia y se abre ante nosotros un futuro muy esperanzador.