¿Es Cataluña un país decente? Según Miquel Puig, la respuesta es más bien negativa. Pero la cuestión no queda ahí. El economista ha querido explicar en este ensayo el porqué de su afirmación, basándose en aspectos como el salario mínimo interprofesional, la distribución de la riqueza y la creación de puestos de trabajo.
¿Por qué decidió escribir sobre países decentes e indecentes?
Cuando hablo de países decentes me refiero a países que tienen una renta per cápita elevada y bien distribuida y, cuando hablo de países indecentes, a los que la tienen baja y mal distribuida. Me parece que es una manera útil de clasificar los países. Hasta hace poco nos fijábamos sólo en la renta per cápita, pero ahora sabemos que la distribución es tan o más importante.
¿Por qué afirma que Cataluña no es un buen país? Puestos a escoger, ¿en qué aspectos vamos más flojos?
En relación a Europa occidental, Cataluña tiene un PIB más bien bajo y muy mal distribuido. No es ninguna fatalidad, sino fruto de una opción en favor de un modelo productivo de bajos salarios. Esta opción y sus consecuencias no me parecen propias de un buen país. Disponer de un sistema productivo mejor requiere muchas cosas, entre ellas, más productividad y a su vez más integridad e I+D.
Usted define España como “una máquina de crear puestos de trabajo”. Ahora bien, ¿cómo es esto posible si la tasa de paro no baja del 20% desde 2010?
En los últimos 20 o 30 años, España (y Cataluña) han creado muchos más puestos de trabajo en términos relativos que cualquier otro país de Europa occidental. El problema es que muchas de estas vacantes son para personal poco cualificado, cuando tenemos una de las tasas de graduación universitaria más altas del planeta. Si los puestos de trabajo no se adecuan a la formación de nuestros jóvenes, lo que tendremos será: inmigración (para ocuparlos), abandono escolar prematuro (de adolescentes tentados por empezar a ganar dinero), sobre cualificación (por parte de graduados universitarios que no encuentran un trabajo adecuado) y, finalmente, paro.
“Hay una creación de riqueza pero también una redistribución en contra del contribuyente”
También percibe el aumento del salario mínimo como un requisito indispensable para proteger el estado del bienestar. ¿Por qué los mileuristas son un mal negocio para la sociedad en general?
A lo largo de su vida, un mileurista, suponiendo que trabaje ininterrumpidamente, pagará impuestos equivalentes a la mitad de su coste en términos sólo de educación pública, sanidad pública y apoyo a la dependencia pública.
Ahora bien, ¿estamos en situación de subir el salario mínimo?
Sí, pero de manera progresiva y anunciada. El Reino Unido tiene un salario mínimo que es, en términos relativos, un 50% superior al nuestro, y el gobierno acaba de anunciar que lo subirá un 38% a lo largo de la presente legislatura.
Dos de las propuestas estrella de las nuevas formaciones políticas son la renta garantida ciudadana y el complemento salarial. ¿Qué opinión le merecen estas mesuras?
La renta garantizada ciudadana es una etiqueta muy ambigua. Si se trata de garantizar unos ingresos a la gente que no puede trabajar, y estos ingresos son lo suficientemente bajos como para no generar inmigración, me parece una propuesta propia de un país decente. Si se trata de garantizar unos ingresos suficientes, incluso a la gente que puede trabajar y sin pedirles que se esfuercen en reciclarse y a buscar trabajo, como es el caso del proyecto de ley presentado en el Parlamento catalán, me parece una idea malísima. En cuanto al complemento salarial garantizado, está bien allí donde hay un salario mínimo alto (como Suecia o el Reino Unido), pero no donde el salario mínimo es muy bajo (como la mayor parte de los EE.UU.), porque no es sino una subvención desde el contribuyente al cliente de los servicios que presta el beneficiario.
Hábleme de la contribución del turismo y la hostelería en España. ¿Cómo se explica que, a pesar de ser de los sectores que generan más riqueza en nuestro país, aquellos que se dedican cobren los sueldos más bajos?
¿Qué significa generar riqueza? ¿Aportación al PIB? Ciertamente, el turismo es un gran componente de nuestro PIB. ¿O aportación al PIB per cápita? Ya no está tan claro. Piense que casi la totalidad de los puestos de trabajo creados por el turismo en lo que va de siglo son ocupados por inmigrantes. Como estos inmigrantes ganan dinero, aumentan nuestro PIB, pero si resulta que no ganan lo suficiente como para pagar bastantes impuestos y compensar el gasto de estado del bienestar que consumen, hay alguien que paga la fiesta: el contribuyente. Hay una creación de riqueza, sin duda, pero también una redistribución de riqueza en contra del contribuyente.
Por último, ¿qué lectura hizo de los resultados de su partido, Democràcia i Llibertat, en las últimas elecciones? ¿Cree que el cambio de siglas no ha sido suficiente para que el centro catalán deje de estar asociado a los presuntos escándalos de corrupción de la familia Pujol?
Lo que me parece más significativo de los resultados de la coalición no es la pérdida respecto a las anteriores legislativas (un 44%) sino el hecho de que la encuesta a pie de urna diera unos resultados aún peores. Esto significa que a una parte de los electores les daba vergüenza manifestar este voto. Indudablemente, hay un problema de asociación con la corrupción que es urgente subsanar. Y es que Cataluña sólo podrá salir adelante, con independencia o sin ella, si dispone de un partido de centro fuerte y prestigioso.
Doctor en Ciencias Económicas por la UB y actual director general del Consorcio de Servicios Universitarios de Cataluña, Miquel Puig (Tarragona, 1954) volvió a la arena política como número cinco de la lista de Democràcia i Llibertat (DL) en Barcelona las últimas elecciones españolas. «No era ni un buen ni un mal momento, era el momento en que se me ofreció y considero que no podía decir que no», él mismo afirma. Aunque finalmente se ha quedado a las puertas de entrar en el Congreso, de experiencia en el sector público no le falta: durante los 90 ocupó varios cargos en la Generalitat, y entre 2000 y 2002 fue director general de la Corporación Catalana de Medios Audiovisuales. También se le conoce por publicar regularmente artículos en prensa, sobre todo en el diario Ara.
Un bon país no és un país low cost. Una proposta contra la indecència
Páginas: 277
ISBN: 978-84-297-7455-9
Editorial: Edicions 62