El Senado español es un cementerio de elefantes. Tiene dos opciones sobre la mesa. Una, su supresión; la otra, convertirse en un senado federal e instalarse en Barcelona. Pero habría que hacerlo dentro de un estado federal asimétrico al estilo canadiense, con el derecho a decidir y la soberanía de Cataluña con estructuras de estado.
XAVIER TORRENS. Profesor de Ciencia Política en la UB y sociólogo.
La abrumadora mayoría de los ciudadanos no conoce en absoluto a las senadoras y a los senadores, ni siquiera nada de nada de lo que hacen. Como mucho, saben de algunos senadores porque antes habían sido políticos conocidos, como el presidente José Montilla o la alcaldesa Rita Barberá. Lo peor del caso es que todos los partidos instrumentalizan descaradamente el Senado como la institución donde van a parar los políticos moribundos (metafóricamente, claro). El Senado es un cementerio de elefantes.
COOPERATIVO O COMPETITIVO
El senado es la cámara alta de un parlamento. Todos los parlamentos tienen congreso de diputados (cámara de representantes, cámara de los comunes o cámara baja), pero no todos tienen senado. En política comparada, hay tres tipos de estados democráticos con respecto a la institución del senado. Primero, los senados que son una rémora del pasado y no tienen ningún tipo de utilidad política en la actualidad, más allá de entorpecer la actividad legislativa, retrasándola. Es una especie de cámara parlamentaria que revisa y retrasa la legislación del congreso de diputados. Son así los senados de España, Irlanda, Italia y Francia. Segundo, los países que no tienen senado. Es el caso de Suecia, Noruega, Finlandia, Israel o Nueva Zelanda. Tercero, los países que tienen senado con funciones de relevancia y con competencias exclusivas suyas, como ocurre en los Estados Unidos de América.
Hace falta ingeniería institucional de estado federal en España. Primero, el federalismo asimétrico de Canadá para el País Vasco y Cataluña. Segundo, el federalismo cooperativo de Alemania en Navarra, Valencia, Galicia, Islas Baleares y Andalucía. Tercero, la recentralización de las 10 comunidades autónomas restantes.
Así pues, tener senado hoy en día sólo tiene sentido en el contexto de un estado federal. Si no se dispone de un estado federal, entonces es el gasto fútil de una institución obsoleta. Por lo tanto, si el Senado español debe proseguir, sólo tendría sentido si se reconvirtiera de verdad en un senado federal.
En España, sin embargo, ya no sirve el federalismo cooperativo que tiene Alemania porque los partidos que han gobernado casi siempre en Cataluña y el País Vasco reclaman una relación bilateral con el Estado, no las relaciones multilaterales del “café para todos”. El federalismo cooperativo hubiera sido bastante positivo entre 1978 (aprobación de la Constitución española) y el 2006 (aprobación del nuevo Estatuto de Cataluña).
Por otra parte, el federalismo competitivo de los Estados Unidos sería bueno, pero desgraciadamente no puede funcionar en España porque no existe la cultura política estadounidense tan proclive al pluralismo y la libertad. En España el problema no es tanto el diseño institucional de un estado federal sino los casi 40 años perdidos sin haber creado una cultura política federalista.
ESTADO FEDERAL ASIMÉTRICO
Entonces sólo queda una alternativa práctica que auténticamente podría ofrecer una solución satisfactoria (aunque no óptima) a base partidos políticos, si la estudiaran de verdad con expertos. Es el estado federal asimétrico, como el de Canadá, donde Quebec tiene más competencias que el resto de Canadá. Los opositores son el PP, Ciudadanos y los socialistas de Andalucía, Extremadura, Comunidad de Madrid y las dos Castillas. Por tanto, tampoco parece factible. Esto es un síntoma que demuestra que en España no hay voluntad política de insertar con empatía institucional la Cataluña y el País Vasco del siglo XXI.
Es necesario que la solución satisfactoria incorpore la complejidad, haciendo ingeniería institucional. Primero, haría falta que España implementara el federalismo asimétrico de Canadá con el País Vasco y Cataluña: relaciones bilaterales, concierto fiscal, competencias exclusivas y plenas, al menos en materia de educación, cultura, salud, policía, política social y de otras políticas públicas. Segundo, se debería aplicar el federalismo cooperativo de Alemania en Navarra, Valencia, Galicia, Islas Baleares y Andalucía. Tercero, se tendría que proceder a la recentralización de las 10 comunidades autónomas restantes, o bien que éstas también tuvieran el federalismo cooperativo.
¿En serio a España le hace falta tener más del doble y medio de senadores que el país número uno del mundo, los Estados Unidos de América? El Senado español, que es ineficaz, tiene 266 senadores mientras que el Senado estadounidense, con poder real, tan sólo tiene 100.
TENEDOR DE SENADORES
Volviendo al Senado, el número de senadores podría adentrarse en una horquilla entre 70 senadores (cuatro por cada una de las 17 comunidades autónomas y uno por cada una de las dos ciudades autónomas con un voto ponderado en función de la población) y 87 senadores (cinco por cada autonomía). La clave es que no se escogerían por provincia sino por comunidad autónoma, pues si es un senado federal sería necesario que este las representara. Además, claro, se reducirían los 266 senadores actuales por debajo de los 100 senadores, que es la cifra que tienen los Estados Unidos de América. ¿En serio a España le hace falta tener más del doble y medio de senadores que el país número uno del mundo? El Senado debería ser renovado cuando cada comunidad autónoma celebrara sus respectivas elecciones autonómicas. Sería la forma de compaginar la votación popular con el factor federal. Sin embargo, el Senado debería tener sólo como función debatir temas territoriales, preservando la bilateralidad de Cataluña y el País Vasco.
¿DONDE ESTÁ EL DISEÑO FEDERAL?
Es el partido de Ciudadanos quien hace la propuesta de suprimir el Senado, buena si la disyuntiva es entre tener un senado inútil y costoso o bien una democracia sin senado. Si este es el dilema, entonces adelante con la eliminación del Senado, pero sin hacer desfallecer el estado federal. Es el PSOE quien hace la propuesta de trasladar el Senado a la ciudad de Barcelona y también es buena, siempre que fuera un senado diferente. Sería bueno que en el transcurso de los años se generara entre los políticos españoles una nueva cultura política según la cual perciban la capital de Cataluña con otros ojos.
El problema radica en el hecho de que los partidos de ámbito español, con la excepción de Podemos y de Izquierda Unida, plantean la recentralización o bien un estado autonómico donde en el ‘mejor’ de los casos se llegaría supuestamente a un estado federal cooperativo pero que, de hecho, ni siquiera tendría el estilo alemán. A título ilustrativo, señalar que si fuéramos como Alemania, Cataluña y Valencia hubieran podido construir su AVE o el Corredor del Mediterráneo sin el ‘permiso’ del Gobierno español. Claro, eso hoy no lo acepta casi ningún político español.
Casi todos los partidos españoles rechazan el derecho a decidir, pero ninguno se ha molestado en elaborar el nuevo diseño de estado federal. Así que volvemos a tener sobre la mesa los retos del derecho a decidir, la soberanía y las estructuras de estado que plantean Convergencia, ERC, la CUP, el PNV y Bildu, todos ellos partidos mayoritarios en Cataluña y Euskadi.