Al frente de unas fundaciones privadas sin ánimo de lucro con una clara vocación social, trabaja día a día para seguir fomentando la investigación y la innovación para que los colectivos más vulnerables puedan encontrar soluciones a sus problemas y salir adelante.
Fotos: cedidas
Recientemente ha sido galardonado doblemente. Ha recibido el Premio Nacional de Mecenazgo Científico en la Fundación Cataluña-La Pedrera y el Premio Nacional al Partenariado Público privado en I+I en la Fundación Alícia. ¿Qué representan estos reconocimientos para estas dos fundaciones?
Una motivación extraordinaria, porque desde las dos fundaciones siempre hemos tenido la vocación de fomentar el trabajo de investigación para conseguir un futuro mejor y más justo. Mejor no es sólo conseguir una sociedad más desarrollada, sino más sana, más sostenible. Justicia es igualdad de oportunidades, que todos puedan acceder a lo que la sociedad tiene para dar.
¿Y esto de qué manera se consigue?
Desde la Fundació Catalunya – La Pedrera lo hacemos a través de una vertiente de fomento de la vocación científica, intentando acercar la investigación a los jóvenes, desde 4º de la ESO hasta el final de su carrera. Por ejemplo, en 2015 conseguimos 3.600 beneficiarios para nuestras becas de investigación.
Desde la Fundació Alícia lo hacemos a través de la investigación sanitaria en alimentación y es para nosotros sin duda uno de los mejores centros en Europa en este sector. Cocineros y científicos trabajan juntos para conseguir dar solución a problemas tanto de enfermedades como de colectivos en riesgo de exclusión social.
Pero es importante decir, también, que no sólo somos nosotros, aquí en Cataluña hay muchas fundaciones que están haciendo muy buen trabajo. En estos momentos difíciles estamos ayudando a los gobiernos a paliar el sufrimiento de los colectivos más desfavorecidos. Hay que recordar, porque a veces se olvida, que las fundaciones privadas somos entidades sin ánimo de lucro y también estamos al servicio de la sociedad.
«La innovación es la investigación aplicada.»
¿Qué importancia tiene y qué papel juega el mecenazgo dentro del tejido empresarial?
Para nosotros es clave. Sabemos que la sociedad está viviendo unos momentos complicados para poder conseguir recursos para investigación y desarrollo. Los gobiernos están muy atados de pies y manos y ya no pueden destinar la misma financiación, por eso creo que ahora las fundaciones privadas están teniendo un papel capital, a través del mecenazgo, a no dejar de lado estos centros de investigación, para que puedan seguir funcionando, atrayendo el talento internacional y formando a los profesionales de aquí. Son frutos que no recogeremos a corto plazo, pero que a medio plazo irán conformando la riqueza del país.
¿Qué relación tiene el mecenazgo con la innovación?
La innovación, de alguna manera, es la investigación aplicada. Por poner un ejemplo, nosotros tenemos el Premio Vanguardia de la Ciencia que otorgamos a proyectos que parten de la investigación básica y persiguen una aplicación directa en la sociedad, tanto en el campo económico como sanitario, etc. También desde este punto de vista, nuestro programa de Másteres de Excelencia lo que hace es apostar por aquellos centros que incluyen la innovación en sus estudios, sea cual sea su ámbito de actuación, desde ciencia pura y dura hasta humanidades.
¿Cómo se convierte en mecenas una entidad?
No es un circuito con una fórmula mágica. Nosotros trabajamos a partir de la información que nos aportan los centros de investigación de la red catalana, no hacemos mecenazgo directo a las empresas, lo hacemos en las universidades públicas y los centros de investigación. También ofrecemos becas para la investigación en centros como el Hospital Clínic o Can Ruti, la Universitat Rovira i Virgili, etc. Son ellos quienes se ponen en contacto con nosotros y nos presentan sus proyectos. Todo esto lo valora un comité científico y hace la elección.
«Las fundaciones privadas están teniendo un papel capital, a través del mecenazgo, a no dejar de lado los centros de investigación, para que puedan seguir funcionando, atrayendo talento internacional y formando a los profesionales de aquí. Son frutos que no recogeremos a corto plazo, pero que a medio plazo irán conformando la riqueza del país.»
La Fundació Alícia está más enfocada a la alimentación. ¿Qué se está haciendo a nivel de investigación para ayudar a paliar enfermedades alimentarias?
De hecho, su ámbito de actuación va más allá de las enfermedades alimentarias. Es un caso muy importante de investigación sanitaria aplicada para dar soluciones a los colectivos más desfavorecidos o con más riesgo. Por ejemplo, por un lado, hacemos investigación sobre qué es lo que pueden y no pueden comer los enfermos de cáncer, cuál es la mejor alimentación para los diabéticos o personas con cardiopatías. Por otro, también tenemos programas como el que hacemos con la Cruz Roja que se focaliza en encontrar recetas equilibradas de menos de un euro diario para la gente en situaciones económicas muy precarias. Asimismo, otro de nuestros proyectos está enfocado a la gente que no puede deglutir y masticar bien, es decir, a personas de la tercera edad. Desde Alícia hemos desarrollado toda una serie de recetas que permiten que la gente con estos problemas pueda comer otra vez de todo.