En España, a diferencia de la mayoría de países europeos, todavía hay dos niveles de ingenieros: el equivalente al antiguo ingeniero de segundo ciclo -conocido como superior- y el equivalente a ingeniero técnico. Una situación que crea confusión en el mercado de trabajo, en las administraciones, entre los estudiantes y en la sociedad en general.
Miquel Darnés. Decano del Colegio de Ingenieros Graduados e Ingenieros Técnicos Industriales de Barcelona.
El marco europeo de cualificaciones (EQF) determina que en el nivel seis están los profesionales que gestionan técnicas complejas, o actividades profesionales o proyectos, entre más cosas. En este estadio están encuadrados los Graduados en ingeniería, que son equiparados en cuanto a atribuciones profesionales a los ingenieros técnicos. Así pues, los ingenieros graduados y los ingenieros técnicos tienen, en el ámbito europeo, el reconocimiento de ingenieros y, por tanto, pueden desarrollar las mismas tareas y ocupar los puestos de trabajo propios de la profesión.
Pero, España se empeña en mantener los dos niveles anteriores al Plan Bolonia y se ha sacado de la manga unos másteres profesionalizadores que habilitan para las profesiones reguladas de ingenieros de segundo ciclo, ya sean industriales, de telecomunicaciones, agrónomos, etc.
Esta situación, además de ser una anomalía europea, crea confusión en el mercado de trabajo, en las administraciones, entre los estudiantes y en la sociedad en general. Además, los ingenieros graduados e ingenieros técnicos se encuentran con continuas trabas para acceder a puestos de trabajo, concursos, oposiciones, etc., que la mayoría de veces queda demostrado que son del todo injustificadas.
Por otra parte, la actual división es una dificultad añadida para la movilidad internacional, uno de los objetivos prioritarios del Plan Bolonia.