Texto: Manel Domene.
Tamaño y plazos limitados
–Dificultad para crecer. Pasar de autónomo o pyme a empresa mediana o grande es difícil. Es un sector al que le cuesta conseguir un tamaño empresarial suficientemente grande como para desarrollarse.
–Dificultad para segmentar un mercado y posicionarse. Debido a la complejidad de las acciones empresariales y diferentes sectores que intervienen en el desarrollo sostenible.
–El beneficio percibido por la empresa receptora de un servicio técnico y, por tanto, la gestión de los proyectos, normalmente se orienta hacia el corto plazo. Es más difícil conseguir acceder a encargos que requieran un beneficio a medio o largo plazo, dado que los clientes potenciales de estas empresas no perciben los beneficios con esta temporalidad. Las acciones en línea con el desarrollo sostenible generalmente tienen una connotación de RSC o bien se realizan únicamente cuando se trata de dar respuesta a sanciones y, por tanto, se realizan con una temporalidad inmediata. En el caso de las empresas multinacionales, el sector se puede beneficiar de las políticas internas que suelen superar la normativa local en algunos países.
Respetar el medio ambiente no es gratuito
–Pobre conciencia ecológica en las empresas. En Cataluña -como en muchos lugares- aún pervive la idea errónea de que pagando se puede contaminar.
–Costes elevados. La gestión medioambiental conlleva tener que hacer inversiones relativamente importantes.
–Mala gestión (derroche) del medio/recursos naturales. Cuando no se ha entendido la potencialidad de la economía circular (producción-utilización-reciclaje), se tiende al despilfarro del medio y de los recursos naturales, a aquellas políticas nada sostenibles que pasan por alto que el medio ambiente tiene una capacidad de regeneración limitada, y que está siendo sobrepasada en muchos casos.
–Dificultad para conseguir recursos humanos y financieros. En un entorno económico crítico y competitivo, las empresas catalanas deben compatibilizar el día a día con la gestión medioambiental: agua, aire, ruido, emisiones, gestión de residuos y desechos… Esta gestión es consumidora de recursos, que hay que financiar, y que se sacan de lo que la empresa puede entender como su actividad productiva principal.
El medio puede abaratar los costes de la actividad y generar riqueza
–Fuente de ahorro. Los recursos renovables son una fuente de ahorro. Movidas por los incentivos del ahorro económico, cada vez más las empresas contemplan alternativas ecológicas, como el aprovechamiento de la energía solar, plantas de co-generación (y otros) orientadas a la autosuficiencia energética. Esta conlleva un doble ahorro: reducción del coste energético y un posible ingreso por venta de la energía excedentaria a las compañías distribuidoras.
–Motor económico. Las empresas convencionales (cualquier sector de actividad) y las específicas del área medioambiental constituyen un motor económico real, que ya se ha hecho realidad. El beneficio que se deriva es la creación de numerosos puestos de trabajo cualificados y semicualificados (‘empleos verdes’) en actividades ‘nuevas’ que manifiestan una reconexión de las empresas de todo el territorio con sus hábitats. Cataluña, con 28.000 puestos de trabajo sólo en el sector del reciclaje, cuenta con más de 1.000 empresas de gestión de residuos. Este sector generó en 2015 el 6% del producto interior bruto (PIB).
‘EL ÁREA VERDE’ NO ES EL FUTURO, SINO EL PRESENTE
–Complejidad. El medio ambiente es un concepto transversal que incluye agua, suelo, atmósfera, biodiversidad, residuos, cambio climático…
–Amenaza de sanciones. La resistencia al cambio, junto con el endurecimiento de las políticas autonómicas de conservación medioambiental, puede conducir a la imposición de sanciones administrativas por delitos contra el medio ambiente, un riesgo que algunas empresas (especialmente pymes) aún no rehuyen.
–Creciente preocupación por el impacto medioambiental y la producción sostenible de bienes de consumo. El cambio de mentalidad está transformando lo que ha sido un déficit o debilidad empresarial en un punto fuerte: la empresa sostenible genera beneficios para el medio, la sociedad y la economía, con potencial de futuro.
–Impulso a la Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i). El modelo ‘de economía circular’ basado en el respeto y la gestión del medio ambiente pone al alcance de la empresa convencional y/o de nueva creación nuevas líneas de negocio/actividad, como las fuentes de energías alternativas (solar y eólica, principalmente), los biocombustibles, la recuperación-valorización de residuos industriales de todo tipo, incluyendo los valiosos metales de la chatarra electrónica.
–Aparición y diversificación de nuevos modelos de negocio dinamizadores de la economía. La reconexión de la sociedad y el empresariado catalán con el medio natural propicia los negocios relacionados con el ecoturismo, la agricultura ecológica, la recuperación-conservación de la naturaleza y los espacios naturales, etc. También surgen nuevas oportunidades del diseño de productos ecológicos, desde vehículos de emisión cero a aparatos y dispositivos electrónicos que se pueden reciclar al 100%.
–Incremento de las facilidades para acceder al crédito. La expansión de la conciencia medioambiental y el desarrollo paralelo de las tecnologías relacionadas hacen posible un tratamiento favorable por parte del sector financiero que, interesado en proyectos innovadores de un nuevo modelo productivo, levanta más fácilmente las restricciones del crédito como solicitan muchos emprendedores. Los proyectos relacionados con la gestión del medio también se pueden beneficiar de subvenciones o desgravaciones fiscales.
–Mejora de la competitividad empresarial. Las empresas catalanas que certifican su huella de carbono, o ‘huella ecológica’ están ratificando su compromiso con el medio ambiente y la sostenibilidad, lo que puede traducirse en una ventaja competitiva respecto de su competencia por una parte creciente del mercado que rechaza los productos ‘sucios’ (fabricación no ecosostenible). Las empresas también aumentan su prestigio con certificaciones como la ‘Ecolabel’ (Tarjeta Ecológica) o la ISO 14001 (gestión medioambiental).