Considerada la séptima personalidad más influyente del mundo en el sector financiero según la agencia Bloomberg, el recorrido de Margrethe Vestager (Glostrup, Dinamarca, 1968) en el mundo de la política fue meteórico: con 21 años ingresó en el partido liberal de su país y a los 30 ya era ministra de Educación. La comisaria europea de Competencia es una política diferente. Ella sola atiende a los periodistas, a los que sirve personalmente el té. Su despacho está lleno de obras de arte. Pongamos como ejemplo la escultura de una menina de Velázquez, recuerdo de su primer viaje a Madrid como comisaria. Para terminar, dos apuntes: le gusta tejer elefantes para relajarse e inspiró a la protagonista de la serie política Borgen.
Texto: Esther Herrera. Bruselas
Fotos: Comisión Europea
Ya hace dos años que tomó posesión del cargo como comisaria de Competencia. ¿Cuál es su balance de esta etapa?
Sobre todo mucho trabajo, porque han sido dos años de esfuerzos junto con mis compañeros no sólo para cumplir con el programa de la Comisión, sino también para hacer frente a las diversas crisis con las que ha topado Europa durante este periodo. Especialmente relevante ha sido la crisis de los refugiados. Pero también hay que destacar la votación sobre el Brexit o las consecuencias de la crisis financiera y de deuda soberana. Así que nos hemos encontrado ante una doble tesitura: tener que cumplir con un programa determinado, porque es nuestra misión, pero a la vez hemos tenido que enfrentarnos a varios problemas añadidos. Nunca puedes escoger tus crisis, pero sí que es tu responsabilidad hacer algo para afrontarlas.
Y como responsable de las investigaciones que está llevando a cabo la Comisión Europea sobre Google en tres casos distintos por abuso de posición dominante, ¿ha recibido ya toda la información que le pidió a la empresa?
No todavía porque este tipo de investigaciones requieren su tiempo. Nos ha pasado en los tres casos abiertos contra Google, a pesar de que son ligeramente diferentes entre sí. En el primer caso [abierto formalmente en 2015], por ejemplo, empezamos a investigar y encontramos nuevas pruebas contra la empresa, por lo que todavía estamos esperando respuesta. En cuanto a los expedientes que afectan a la publicidad on-line [abierto en julio de 2016] y al sistema operativo Android [abierto en abril de 2016], Google nos ha pedido más tiempo para preparar toda la información necesaria, así que aún esperamos.
“No puedes elegir tus crisis, pero es tu responsabilidad hacer algo para afrontarlas”
¿Han podido determinar, a raíz de estas investigaciones, si la multinacional estadounidense sigue alguna pauta?
Podríamos decir que una pauta que se observa en los tres casos es la siguiente: Google intenta llegar a ser dominante en el mercado, y cuando lo consigue trata de mantenerse, utilizando Android, las búsquedas y el mercado de la publicidad para fortalecer su posicionamiento de mercado. En todos los casos vemos este mismo objetivo.
En cuanto a Apple (otro de los gigantes bajo el punto de mira de su cartera), en julio la Comisión Europea anunció que tendrá que pagar 13.000 millones de euros en Irlanda en concepto de impuestos no retribuidos. ¿El caso establecerá un precedente?
Todos los casos establecen un precedente. La peculiaridad del caso de Apple es que el volumen de impuestos sin pagar era amplísimo, reflejo de la gran empresa que es. Pero la metodología de cómo hacían uso de los tax rulings [acuerdos fiscales avanzados entre empresas y gobiernos] es igual de interesante que en los casos de Starbucks y Fiat.
Justamente después de tomar esta decisión, usted viajó a los Estados Unidos. ¿Ha tranquilizado ya al Departamento del Tesoro después de las críticas que recibió?
No sé si realmente esto es posible. Pero una de las principales cosas que les dijimos fue: «Nos tomamos en serio sus preocupaciones». Es verdad que hay varias explicaciones a las críticas: hay diferencias entre el sistema norteamericano y el europeo. Estados Unidos tiene experiencia a la hora de investigar casos de antimonopolio y fusiones empresariales desde hace mucho tiempo. Pero, en cambio, no investiga las ayudas de Estado. Entiendo que cuando un país tiene una cultura y un sistema opuestos nos pregunten: «¿Pero qué estás haciendo?». Parte de mi trabajo ha sido transmitirles que ellos tienen una forma de hacer las cosas y nosotros, otra.
A menudo usted recuerda que los tax rulings no son ilegales. ¿Pero no es el hecho de que existan aquello que permite que las empresas evadan impuestos?
En parte estoy de acuerdo en eso. Pero a veces sí que son necesarios. Por ejemplo, un holding puede estar dividido en diferentes países con los que se relaciona a través de transacciones financieras. Es totalmente legítimo. Los tax rulings ayudan a evitar que una compañía de un holding compre un producto muy barato y lo venda muy caro; lo que hacen es decir a las compañías qué precios deben aplicar a sus productos en cada país y asegurar la libre competencia. Tenemos una legislación que nos dice que hay razones totalmente legítimas para utilizar los tax rulings. Ahora bien, cuando se usan para reducir el pago de impuestos, en lugar de aproximar los precios de un producto en el mercado, entonces sí que son un problema.
¿Cuántos casos de tax rulings están estudiando actualmente?
Actualmente, tenemos entre manos 1.000 tax rulings. Pero esto no significa que se conviertan en 1.000 casos por investigar. Porque, como he dicho, muchos tax rulings son perfectamente legales y puede no haber problema alguno. Hemos visto casos de transferencia de precios en los que no se ha cometido ninguna ilegalidad, pero hay otros que empezamos a investigar en los cuales sí que vemos problemas. Ahora mismo, tenemos formalmente abiertos tres casos: McDonald’s, Amazon y GDF Suez en Luxemburgo.
Cuando entró como comisaria, pidió un tiempo prudencial para poder estudiar bien toda la cartera. ¿Intentó alejarse del trabajo hecho anteriormente por su predecesor, Joaquín Almunia?
Nunca ha sido esta la idea. Hace muchos años, cuando tomé el liderazgo de mi partido, todo el mundo me preguntaba: «¿De qué manera serás diferente respecto a Marianne Jelved (mi predecesora)?». Pero, ¿sabes qué? Yo la admiraba y mi objetivo no consistía en diferenciarme de ella, así que me involucré al máximo para hacer mi trabajo lo mejor posible. Y eso mismo he intentado hacer aquí. No tengo ninguna crítica hacia mi predecesor, al contrario, hizo muchas cosas. Sólo intento trabajar de la forma más eficaz, abierta, accesible y transparente posible para garantizar que podamos servir a 500 millones de europeos.
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