En poco más de una década, se habrá confirmado definitivamente lo adelantado por John Zimmer, CEO de Lyft: no existirán coches en propiedad en las principales ciudades norteamericanas. El adiós a la compra del coche privado será consecuencia de haber ingresado en la era del transporte como servicio, que será colectivo, eléctrico y automático. Colectivo, porque los vehículos serán propiedad de empresas o de particulares que los ponen a disposición de otros. Eléctrico, porque el petróleo resulta demasiado sucio y caro. Y automático, porque irán sin conductor.
JOSEP-FRANCESC VALLS. Catedrático de ESADE Business School.
En medio del impoluto aire de las urbes, distinguimos, amén de cuatro antiguallas del pasado, dos grandes tipos de vehículos que se encadenan en perfecta intermodalidad. Por un lado, los velomóviles variopintos de tracción humana y de colores sofisticados –Quest, Go-on evolution o Leitra, entre otras, son las marcas en boga-, y patinetes diversos. Por el otro, los vehículos colectivos -sin conductor y eléctricos-, como los automóviles de uso diario, los taxis colectivos, los autobuses -interurbanos y extraurbanos-, los trenes vertebrados, los trolebuses sin cables o los tranvías, y las motocicletas y demás artilugios de dos o más ruedas motorizados. Las aplicaciones móviles se han convertido en el canal mayoritario para solicitarlos: el cliente reserva, utiliza, valora el servicio recibido y paga a través de una cuota. Esta suscripción incluye un cupo de kilómetros y resulta francamente más barata que comprar el vehículo, abonar el seguro anual, mantenerlo, pagar el parking, hacer frente a las reparaciones o poner gasolina.
Ciudades para la convivencia
Sigamos con la visión que aparece ante nuestros ojos. La ciudad dispone de más zonas verdes, mayor tranquilidad, infinitos lugares de contacto entre las personas, menos siniestralidad y menos atascos. No ha desaparecido el comercio de proximidad, ni los quioscos, ni los carruseles en las plazas, ni los food trucks ni los chiringuitos. ¡Es un espacio para la convivencia!
Las calzadas aparecen bien diseñadas, amplias y claramente separadas entre las de los vehículos de tracción humana y las de motor. Hace 10 años que los coches vuelan y observamos cómo se alzan siguiendo sus rutas aéreas cuando el tráfico se densifica y descienden al asfalto cuando resulta más fluido. Llegan unos cargobikes o bicarros de reparto, pero los drones les ganaron la partida. Tras grandes discusiones, obtuvieron recientemente carriles aéreos exclusivos; los camiones de distinto tonelaje recogen las mercancías en los centros logísticos y las acercan a la periferia. Desde allí, esos pequeños aparatos voladores, los reyes del momento, las depositan en las pintorescas consignas que resaltan en las azoteas de las casas y de los edificios, formando parte del nuevo skyline urbano. En esos puntos los paquetes son recogidos tanto por los compradores que los solicitaron a través de Internet o de las redes sociales como por los establecimientos comerciales para surtirse.
El doble de I+D+I
Los sectores del momento son la economía colaborativa, los servicios de Internet, las aplicaciones móviles, las compañías de transporte e intermodalidad, las energías renovables, y la fabricación de vehículos eléctricos y automáticos. Encabezan el Standard & Poor’s empresas como Tesla, SunEdison, Uber, Amazon, Alibaba, Airbus, BlaBlaCar, Lyft, Car2Go, Airbnb, Rentalia Holydays, Xiaomi, SolarCity, SpaceX. El I+D+I alcanza el 5% del PIB, más del doble que hace trece años.
Hace 10 años que los coches vuelan y observamos cómo se alzan siguiendo sus rutas aéreas cuando el tráfico se densifica y descienden al asfalto cuando resulta más fluido
Si el 93% de las acciones humanas son previsibles, no hay que perder el tiempo en idear productos o servicios para buscar quien los compre después. Basta acopiar big data, analizar los datos adecuadamente, complementarlos con sistemas más o menos sofisticados -como los sensores, la geolocalización, los CRM, la evolución de las pólizas, los metros cuadrados de qué tipo de basura, las encuestas, las entrevistas directas u otros- para saber qué desean los consumidores y fabricarlos según estos parámetros. Desde esta óptica, la prospectiva no es más que un punto de confluencia donde se cruzan las tendencias bien seleccionadas y aparecen escenarios de futuro altamente creíbles que dan lugar a numerosos océanos azules (La estrategia del océano azul, Mauborgne y Kim, 1990, Norma, 2005). Estos artículos pretenden identificar las tendencias más marcadas en la economía y la sociedad, tales como el transporte urbano, el textil y la moda, la alimentación, la vivienda, el viaje, la industria audiovisual o el deporte, entre otros.