Cocinero, emprendedor, empresario, divulgador, personaje televisivo, filántropo, profesor, escritor… Es imposible definir a José Andrés con un único calificativo. Recibió sus dos primeras estrellas Michelin el año pasado, aunque el reconocimiento a su labor gastronómica y humanitaria ya había llegado tiempo atrás. Embajador de la marca España en todo el mundo y referente de la comunidad hispana en Estados Unidos, nuestro entrevistado nunca olvida que alta cocina y compromiso social deben ir siempre de la mano.
Texto: Berta Seijo
Con 21 años y 50 dólares en el bolsillo, puso rumbo a Nueva York para trabajar en El Dorado Petit. Dos años después, el restaurante cerró. ¿Cómo salió reforzado de esa experiencia?
La clave en esta vida reside en estar siempre receptivo y abierto a las nuevas oportunidades. Tras el cierre de El Dorado Petit, recibí una llamada de Roberto Álvarez y Rob Wilder, quienes me convencieron para que abriera con ellos un nuevo restaurante en Washington D. C. De esta unión nació Jaleo, uno de los primeros restaurantes de tapas que hubo en Estados Unidos. Ya han pasado 20 años de aquello y todavía sigo manteniendo la misma relación con Wilder; de hecho, es mi socio en la empresa ThinkFood Group.
“EE. UU. necesita soluciones innovadoras para luchar contra el hambre.”
Está claro que tomó la decisión correcta: actualmente, cuenta con su propio imperio hostelero y, además, nadie puede negar su labor como embajador de la cocina de calidad en todo el mundo. ¿A qué factores atribuye su éxito?
Es fundamental no tener miedo a fallar y rodearse de buenas personas. Si recuerdas estos dos preceptos, es más fácil que las cosas salgan como tú quieres.
Hablando de la importancia de rodearse de las personas idóneas, usted formó equipo con el expresidente Obama para promover la alimentación saludable en los Estados Unidos. ¿Cómo se contribuye al cambio de hábitos alimentarios en un país en el que un plato de comida procesada es más barato que una pieza de fruta?
Esta es una buena pregunta sobre la que he estado reflexionado durante mucho tiempo y que requiere múltiples enfoques, desde diferentes direcciones. Fundamentalmente, debemos ejercer presión sobre la Ley Agrícola en el Congreso para asegurarnos de que no se subvenciona la producción de maíz y de soja, dejando fuera a los agricultores de frutas y verduras. Se trata de una batalla con muchos frentes, necesitamos mejores políticas alimentarias, soluciones innovadoras para la lucha contra el hambre, alzarnos y proteger el derecho básico a una alimentación saludable.
Muchos chefs están haciendo una labor increíble: Michel Nischan, Tom Colicchio, Alice Waters, etc. Todos están trabajando en programas de nutrición infantil y agricultura educativa. En mi caso, animo a las personas a comer más frutas y verduras a través de iniciativas como Beefsteak, concepto de restauración rápida que sólo se provee de ingredientes vegetales cosechados en huertos urbanos. Ya contamos con cinco locales en Washington D. C. y Pennsilvania.
Por último, a pesar de estar involucrado en los problemas de la sociedad norteamericana, es evidente que no pierde de vista su lugar de origen. ¿Cómo ve España desde la distancia?
España siempre será mi tierra. Pasaré el verano allí, como cada año. Pero desearía que los que están en el poder diesen más apoyo a la promoción del turismo y las exportaciones. No tiene sentido abrir oficinas de turismo si se acaba trayendo el negocio de fuera por falta de presupuesto. Y si algún político está leyendo esto, ¡por favor, que me llame!