La lucha antiterrorista es uno de los principales problemas a los que se enfrenta actualmente la Unión Europea. El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, alertó recientemente en uno de sus discursos sobre el futuro de la UE que el terrorismo es una de las principales amenazas externas. En los últimos dos años, el territorio europeo ha sufrido más de 10 atentados. Por esta razón, la Comisión Europea ha situado entre sus prioridades la creación de una Unión para la Seguridad que coordine la lucha antiterrorista entre los estados miembros.
Texto: Esther Herrera
La primera vez que se habló de que se debía ampliar la coordinación entre los estados miembros para luchar contra el terrorismo fue en 1999. Lamentablemente, cinco años más tarde Madrid sufriría uno de los peores ataques de su historia provenientes del terrorismo internacional, en manos de al Qaeda. Desde entonces, el día 11 de marzo es el Día Europeo en la Lucha Contra el Terrorismo. Después también se vería atacada Londres, en 2007, y a pesar de que todos los países tras cada atentado se han apresurado a pedir más coordinación y mejores recursos, se avanzó poco. Ahora, el aumento de la presión de un nuevo grupo, Estado Islámico, ha puesto aún más contra las cuerdas a la Unión Europea por sus carencias en la lucha antiterrorista.
La Europa post Je suis Charlie
Desde la Comisión Europea admiten que el ataque contra la revista satírica francesa Charlie Hebdo y contra el supermercado judío en París en enero de 2015 marcó un antes y un después. Se anunció una nueva directiva de control de armas para que fusiles como los Kaláshnikov se puedan desactivar rápidamente y evitar así su venta por Internet. Muchas de estas armas provienen de la guerra de los Balcanes en los años 90, o a veces se venden piezas por separado, pero con la nueva legislación se podrá seguir mejor su rastro para evitar que terminen en el mercado negro. Dentro de un año y medio, todos los países estarán obligados a aplicar esta nueva directiva que, sin embargo, es mucho menos ambiciosa de lo esperado en un primer momento, debido a las presiones del lobby de cazadores en países como la República Checa.
También tras Charlie Hebdo, todos los estados se comprometieron a introducir información en el Sistema de Información de Schengen (SIS), la base de datos común de los países que comparten la libre circulación de personas, ya que los hermanos Coulibaly que perpetraron el ataque ya eran conocidos de los servicios de inteligencia. Pero los avances todavía son muy lentos, en parte por la desconfianza de las autoridades policiales a compartir su información.
En la legislación que más se ha avanzado hasta ahora ha sido en la aplicación del Registro Europeo de Datos de Pasajeros (PNR, en su sigla en inglés). Un sistema en el que se comparte toda la información personal de los usuarios que viajan en avión dentro y fuera de la UE
Objetivo: recuperar el control de las fronteras
11 meses más tarde, el 13 de noviembre de 2015, una serie de ataques en la capital francesa vuelven a poner al descubierto los mismos problemas: los países siguen sin coordinarse. Salah e Ibrahim Abdeslam y Mohamed Abaaoud, terroristas que participaron y prepararon los atentados, habían vivido en Bélgica y eran conocidos por sus fuerzas policiales, pero Francia no tenía constancia de ello. Los ministros de Interior de la UE volvieron a lamentar entonces que los atentados, en parte, se perpetraran por la falta de colaboración policial. Con la intención de proteger más y mejor las fronteras exteriores de la UE, se acordó que a todos los ciudadanos europeos y a los de países terceros se les apliquen controles sistemáticos. Así, desde el pasado mes de abril, la información personal de todas las personas que entran en la zona Schengen se cruza con el servicio de datos SIS para saber si tienen antecedentes ligados al terrorismo. También entonces se inició la nueva directiva que busca ampliar la lucha contra el terrorismo, en la que se aplicarán penas más duras para las personas que financian actividades terroristas o que ayudan a viajar hacia Siria o Irak para unirse a grupos armados.
Pero en la legislación que más se ha avanzado hasta ahora ha sido en la aplicación del Registro Europeo de Datos de Pasajeros (PNR, en su sigla en inglés). Un sistema en el que se comparte toda la información personal de los usuarios que viajan en avión dentro y fuera de la UE. La propuesta nació en 2011, pero estuvo durante años bloqueada por el Parlamento Europeo por los temores a que el derecho a la privacidad de los ciudadanos fuera vulnerado. Con la presión de los ataques terroristas, finalmente se pudo llegar a un acuerdo a mediados de 2016, y actualmente el Ejecutivo comunitario ofrece asistencia legal para que todos los países la puedan aplicar en menos de un año. Sin embargo, hay países como Bélgica, que sufrió el peor ataque de su historia el 22 de marzo de 2016 en el aeropuerto de Bruselas y la estación de metro Maelbeek de la capital, que ya está trabajando para aplicar el PNR para las personas que viajen en tren por sus cuatro estados vecinos: Reino Unido, Francia, Países Bajos y Alemania.
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