Desde 2008 asistimos a un profundo cambio del mundo en el que vivimos. Las principales economías están resquebrajadas y el poder adquisitivo de la sociedad ha mermado considerablemente. Ya no es tan sencillo pedir dinero prestado a las entidades bancarias y el ciudadano medio vive con un temor constante a perder su puesto de trabajo. La gran incógnita que Tony Wagner se plantea en la obra Creando Innovadores. La formación de los jóvenes que cambiarán el mundo (Kolima, 2014) es si la vuelta a la economía tradicional podrá permitir reducir las tasas de desempleo.
Texto: Alfonso Cebrián. Doctor en Ciencias Económicas.
Con este panorama, existe un punto en el que convergen la mayoría de los líderes: la recuperación económica pasa por la innovación. Wagner articula la regeneración del sistema económico en torno a la formación de jóvenes innovadores. Existe una necesidad real de más gente joven capaz de aportar nuevas y mejoradas ideas, nuevos productos y servicios que generen riqueza y, por supuesto, nuevos puestos de trabajo. La educación se convierte, en este sentido, en el pilar fundamental sobre el que empezar a construir un nuevo modelo económico y los principales protagonistas de este cambio deben ser los profesores y los tutores de los futuros innovadores que pueden cambiar el mundo. El autor se muestra realmente preocupado por la forma en la que los profesores pueden desarrollar en los estudiantes las capacidades esenciales para el futuro. La brecha que se vislumbra es la incapacidad de muchos docentes de conseguir que sus alumnos desarrollen un pensamiento crítico y creativo, se comuniquen eficazmente y trabajen bien en equipo ya que, en muchas ocasiones, parecen únicamente centrados en obtener un buen resultado en un examen puntual.
Nuevos TiEMPoS, Nuevas HABILIdades
El cambio constante en el que vivimos, el desarrollo de las tecnologías y las nuevas formas de actuación y comunicación han provocado que las habilidades de los jóvenes tengan que ser, también, distintas. La clave principal de este texto reside en la necesidad de que desde los centros educativos se imponga la “innovación” como uno de los aspectos más importantes. La innovación se contempla como la única vía capaz de acabar con la crisis económica mundial a través de la creación de nuevas empresas y de nuevos procesos que, a su vez, generen nuevos puestos de trabajo.
Existe una necesidad real de más gente joven capaz de aportar nuevas y mejoradas ideas, nuevos productos y servicios que generen riqueza y, por supuesto, nuevos puestos de trabajo. La educación se convierte, en este sentido, en el pilar fundamental sobre el que empezar a construir un nuevo modelo económico
Ya en su trabajo anterior, Tony Wagner hablaba de las “Siete Habilidades de supervivencia” pero si nos centramos en aquellas capacidades necesarias para ser innovador, este listado no parece ser suficiente. Según el autor, una persona innovadora debe tener cualidades como la perseverancia, el deseo de experimentar, la asunción de riesgos, la capacidad de tolerar el fracaso y el pensamiento desde el diseño (design thinking) junto con el pensamiento crítico. Apoyándose en un artículo de la Harvard Business Review titulado “El ADN del innovador”, los autores Jeffrey H.Dyer, Hal B. Gregersen y Clayton M. Christensen diferencian cinco habilidades que separan a los innovadores de los no innovadores: asociarse, cuestionarse, observar, experimentar y hacer contactos por el mundo. Wagner concluye que las cualidades esenciales de un innovador de éxito deben ser la curiosidad, la colaboración, el pensamiento asociativo e integrador y la inclinación hacia la acción y la experimentación. Lo que más le asombra, en este sentido, es que todas estas cualidades se pueden “inculcar, enseñar y tutelar”. Por lo que, se trata de ofrecer el entorno y las oportunidades necesarias para propiciar un desarrollo mayor de la capacidad creativa e innovadora. Lo que se aprende a hacer es más importante que el ADN, es decir, aquello con lo que naces no es lo que te hace ser innovador.
lA GENERACIÓn De INTERNET
Una de las características definitorias de la generación de los “nativos digitales” es que ha asistido al “colegio en Internet”. Por ello, muestran un mayor interés por la Red que por los contenidos que abordan los profesores en las clases. Además, están considerados como la “generación de la innovación”, con un extraordinario talento y atracción por esta y por el emprendimiento como nunca antes lo había tenido ninguna otra generación. La curiosidad es una de las primeras características que se ha visto reforzada con las nuevas tecnologías. Lo que les suscita interés son aquellas acciones que realizan en la Red y no en las clases. Esas cualidades de las que hablábamos que definen al innovador de éxito no las han asimilado en clase sino a través de la interacción en Internet: han aprendido a crear y a colaborar allí. La Red les permite, a su vez, estar más informados que nunca y eso, sumado al dominio que han desarrollado de las nuevas tecnologías y que les ha permitido aprender, expresarse y hacer contactos, les convierte en individuos ansiosos por dejar huella en la sociedad.
El interés por algo y la capacidad de crear nuevas formas de resolver problemas es una de las capacidades más importantes que todos los alumnos deberían adquirir hoy en día. Una característica común a todos los innovadores de éxito es la capacidad que han desarrollado para aprender por sí mismos y aplicar, posteriormente, esos conocimientos de una manera novedosa
Estos jóvenes se muestran preocupados por el futuro del planeta y buscan nuevos estilos de vida más saludables. Saben que tienen que pasar por las aulas para adquirir un título escolar necesario, pero sus sueños van más allá y los adultos, en contadas ocasiones, sabemos gestionar estos talentos. Pero hay algo muy claro: los millennials son nuestro futuro y la realidad es que esta generación necesita nuestra experiencia, orientación, tutoría y apoyo. Los centros de estudio, los lugares de trabajo, la forma de ofrecerles soporte y la manera de educarles por parte de sus tutores debe cambiar si queremos incentivarles a crear una economía y una nueva forma de vida basadas en la innovación. Experiencias como la de Kirk Phelps, uno de los innovadores entrevistados a lo largo de la obra de Wagner, que abandonó sus estudios en varias ocasiones para perseguir su sueño son un reflejo de lo que supone ser innovador. Kirk contó con el apoyo incondicional de su familia aun cuando sus decisiones parecían ser demasiado arriesgadas.
aprender A hacer
El modelo de enseñanza tradicional no motiva a los alumnos a aprender y crea profesionales faltos de capacidades esenciales. En pleno siglo XXI, podemos darnos cuenta de cómo lo que se sabe es cada vez menos importante con respecto a lo que se puede hacer con lo que se sabe. El interés por algo y la capacidad de crear nuevas formas de resolver problemas es una de las capacidades más importantes que todos los alumnos deberían adquirir hoy en día. Una característica común a todos los innovadores de éxito es la capacidad que han desarrollado para aprender por sí mismos y aplicar, posteriormente, esos conocimientos de una manera novedosa. Resulta crucial modificar la actividad que se realiza dentro de las aulas a todos los niveles. Desde que inician sus estudios en primaria hasta que saltan al mercado laboral, el lugar donde desempeñan su trabajo.
Experto en educación, el fundador y antiguo co-director del Grupo de Líderes para el Cambio de la facultad de Educación de Harvard, Tony Wagner (Baltimore, Maryland, EE. UU.) dirige el Laboratorio de Innovación de la misma universidad. Consultor habitual de numerosas escuelas públicas y privadas, y de fundaciones por todo el país, este antiguo profesor de instituto, director de secundaria y catedrático de educación ha sido consejero senior de la fundación Bill & Melinda Gates. Wagner es, además, autor de cinco libros entre los cuales figuran La brecha del rendimiento global (Kolima, 200008) y Creando Innovadores. La formación de los jóvenes que cambiarán el mundo (Kolima, 2014).