Insurgencia es sinónimo de un inconformismo intelectual que lleva a la acción y que conduce a una sociedad más justa, según el pensamiento de John Friedmann. Superar algunas estructuras burocráticas estatales, poco necesarias, y gobernar pensando en la sociedad a la que servir no es una utopía sino un ideal por el que merece la pena luchar. Desde que conocí a John, en 1991, hasta su reciente fallecimiento (2017) he podido comprobar en multitud de ambientes públicos y privados que es posible y más eficaz lo que podría sintetizarse en un “Trabajando con la Gente”.
Texto: Adolfo Cazorla. Doctor en Planificación, UPM y director general de la Escuela de Organización Industrial (EOI).
Es claro que durante la última década se han intensificado los síntomas de agotamiento y de cierto hastío en la relación entre lo que podríamos llamar la sociedad civil y sus gobernantes. Nos encontramos en momentos de cambio acelerado con unos desarrollos tecnológicos que enriquecen nuestra capacidad de acción, sobre todo en el ámbito digital en su sentido más amplio. En este contexto, el modelo de gobernanza que ha estado vigente en Europa, y por lo tanto en España en las últimas décadas, parece agotado y se echan de menos “otras formas de gobierno” cuando ya han pasado unos cuantos años del nuevo milenio.
El modelo de gobernanza que ha estado vigente en Europa, y por lo tanto en España en las últimas décadas, parece agotado y se echan de menos “otras formas de gobierno” cuando ya han pasado unos cuantos años del nuevo milenio
La figura de John Friedmann, verdadero pionero y visionario en estas cuestiones, emerge con singular fuerza en su pensamiento y obra, desarrollada con intensidad poderosa. Los editores del libro Insurgencies and Revolutions. Reflections on John Friedmann´s Contributions to Planning Theory and Practice sintetizan magistralmente su influencia mundial: “Durante las últimas seis o más décadas, John Friedmann ha sido una fuerza insurgente en el campo de la planificación urbana y regional, transformándola desde su tradicional preocupación centrada en el Estado para establecer el orden social y espacial en un dominio radical de acción colaborativa entre el Estado y la sociedad civil para crear «la buena sociedad» en el presente y el futuro.”
¿OTRO ESTILO DE GOBIERNO ES POSIBLE?
Desde una escrupulosidad inestimable en su contexto democrático, la planificación en el ámbito público se ha entendido como la ejecución de unos planes insertos en una política de un Gobierno refrendado, en su momento, por unas elecciones. Este incuestionable aspecto se presenta como algo necesario, pero ahora no suficiente.
La aportación de Friedmann está en que, al final, ese conocimiento (plan) que se lleva a la acción (proyectos), aunque en su concepción democrática es intachable, presenta una cierta pobreza epistemológica. El conocimiento que nosotros utilizamos -nuestra visión de lo que hay que hacer-, y que Friedmann llama conocimiento experto sistemático y vertebrado, no es completo para acertar en desarrollar unas políticas que conduzcan a una sociedad buena y justa, sobre todo en un entorno de turbulencia social y tecnológica.
Ese conocimiento experto debe interactuar con el llamado conocimiento experimentado que proporcionan otras gentes, y que muchas veces no es sistemático ni vertebrado, pero sí real. De esta forma, las políticas que se aplican con planes no se verían, por la población afectada, como algo lejano, sino próximo, y se comprometerían porque lo percibirían como algo bueno para sus vidas.
Este estilo de planificación para la postmodernidad en la que nos encontramos no es un sistema asambleario o de continuas consultas a los individuos afectados. En una sociedad civil razonablemente organizada, eso es posible y dependerá del área, del tipo de política, etcétera; para ello será necesario algo que se demanda de forma activa y creciente en la sociedad: sensibilidad social por parte de los actores principales, que Friedmann define como empresarios de la planificación: movilizadores en el ámbito público que buscan solucionar los problemas de la sociedad con fórmulas novedosas basadas en “aprender de la acción” y, como decía Friedmann en 2011: “Esta relación entre conocimiento y acción debe entenderse de manera interactiva, como un proceso continuo de aprendizaje social.”
En diciembre de 2001 tuvo lugar la presentación del libro Planificación en el Ámbito Público por iniciativa del Instituto Nacional de Administraciones Públicas, con la presencia del Doctor Friedmann. Esta obra excelsa traduce el título original Planning in the Public Domain: From Knowledge to Action (1987), permaneciendo tremendamente actual tanto en sus diagnósticos precursores como en las líneas de horizonte sugeridas. El propio Friedmann me manifestó en más de una ocasión que era una auténtica Summa, recordando a Tomás de Aquino y su obra. Una síntesis de dos siglos de historia de planificación y una propuesta de futuro, esbozados anteriormente, así lo avalan. Cuatro son las tradiciones de planificación que justifica en su libro: reforma social, análisis de políticas, aprendizaje social y movilización social, que permiten hacer unos diagnósticos rápidos y profundos de sociedades, países, regiones, etc.
Su propuesta sobre la recuperación de la comunidad política sigue siendo tremendamente actual y abierta. Descanse en paz, John, como el clásico: que tus obras te acompañen.
Considerado como una de las más relevantes figuras mundiales del pensamiento y práctica de la planificación, John Friedmann ha sido el fundador del Programa de Planificación Urbana en la Universidad de California, Los Ángeles, desde 1969, desde donde ha diseminado su pensamiento a los cinco continentes durante más de 30 años, con una pléyade de discípulos, algunos de los cuales le rendimos un homenaje intelectual en el libro Insurgencies and Revolutions. Reflections on John Friedmann´s Contributions to Planning Theory and Practice (2017).
Como una fuerza insurgente y pionera en el campo de la planificación regional y urbana, Friedmann transformó el tradicional estilo de toma de decisiones en planificación centrado en el Estado en un modo colaborativo de acción entre el Estado y la sociedad civil para alcanzar lo que denomina la “good society” (la buena sociedad, en inglés).
Entre sus reconocimientos internacionales destaca el Distinguished Planning Educator Award de American Collegiate Schools of Planning (1988). Ha sido distinguido con doctorados Honoris Causa por la Universidad Católica de Chile, por la Universidad de Tecnología de Dortmund y por la Universidad de York en Toronto. En 2006, fue el primer receptor del Premio de la Conferencia de ONU-Hábitat «por su destacada y sostenida contribución a la investigación, el pensamiento y la práctica en el campo de los asentamientos humanos». Y en 2008, fue nombrado Asesor Honorario de la Academia China de Planificación y Diseño Urbano. Falleció en junio de 2017.