Karmenu Vella (Zurrieq, Malta, 1950) es el comisario europeo de Medio Ambiente, Asuntos Marítimos y Pesca. Casado y con dos hijos, es un político atípico, ya que, durante su carrera, ha combinado su faceta como funcionario con la empresa privada. Entre sus pasiones figuran la arquitectura y el turismo, cartera que lideró en el Gobierno de su país hasta dos veces, y que también ejerció como director de varios hoteles. Miembro del partido socialista, ahora se dedica a luchar contra la polución en las ciudades, a favorecer la pesca sostenible y a lograr que la economía circular se mantenga como una prioridad en la UE.
Texto: Esther Herrera. Bruselas
Fotos: Comisión Europea
“Cada año, más de 400.000 personas mueren de forma prematura como resultado de una calidad del aire deficiente”
La Comisión Europea ha abierto procedimientos contra algunos Estados miembros —entre ellos, España— por su calidad del aire. ¿Considera que los países están suficientemente concienciados del problema real de la contaminación ambiental?
No tengo ninguna duda de que los gobiernos nacionales son muy conscientes del problema. Al fin y al cabo, es la segunda preocupación de los ciudadanos europeos cuando se les pregunta sobre cuestiones de medio ambiente y cambio climático. Cada año, más de 400.000 personas mueren de forma prematura como resultado de una calidad del aire deficiente, y millones más padecen enfermedades cardiorrespiratorias. También ha habido mejoras: gracias a las políticas de la UE sobre calidad del aire, hemos reducido el número de contaminantes, pero en más de 130 ciudades de toda Europa, el dióxido de nitrógeno o las pequeñas partículas de polvo aún superan los límites. Esta es la razón por la que advertimos a varios Estados miembros, en una reunión a finales de enero, de que la Comisión seguiría adelante con los procedimientos de infracción, a no ser que se aplicaran pronto medidas adicionales, creíbles y efectivas en este sentido.
Algunas ciudades como París, Barcelona o Madrid están empezando a aplicar restricciones a la circulación de coches los días con altos niveles de contaminación. ¿Qué opina de estas medidas? ¿Cree que son una buena solución?
Cuando se trata de afrontar la contaminación atmosférica, no existe una única solución y, en la mayoría de casos, una sola medida no es suficiente para limpiar el aire. Sin embargo, muchas ciudades han logrado historias de éxito al reducir las emisiones provenientes del transporte aplicando restricciones a los vehículos. La renovación y modernización del transporte público, la promoción de los vehículos eléctricos o la introducción de los carriles bici en las ciudades son, también, medidas efectivas en este sentido. Por otra parte, la industria, las calefacciones y también la agricultura están en el origen de emisiones contaminantes. Por ejemplo, los sistemas de calefacción más antiguos deben empezar a ser reemplazados. Medidas tales como ofrecer un apoyo financiero para que los ciudadanos cambien sus sistemas de calefacción se ha comprobado que han funcionado muy bien.
“Estamos empezando a restringir los microplásticos añadidos intencionadamente a los cosméticos y detergentes a través de una regulación. Pero esto es sólo una parte del problema, porque los microplásticos están en todas partes: en el suelo, en el aire y en el agua.”
Los océanos son los principales reguladores del clima, y por eso es importante cuidar de ellos. Sin embargo, las imágenes de playas rodeadas de basura cada vez son más habituales. ¿Estamos a tiempo de salvarlos?
Es el momento de actuar, porque nuestros océanos están presionados por diferentes amenazas. Una de ellas es el plástico: entre 5 y 13 millones de toneladas de plástico (esto es, el 4% de su producción global) terminan en nuestros océanos cada año. Si no cambiamos la forma en que producimos y utilizamos los plásticos, en 2050 habrá más plásticos que peces en nuestros océanos. Con la primera estrategia europea sobre plástico, haremos frente a estas cuestiones y pondremos fin a los residuos plásticos en nuestras aguas. Además, también estamos pisando el acelerador en materia de inversión: en la conferencia «Nuestros Océanos», liderada por la UE en mi país, Malta, el año pasado, se recaudó el récord de 7.200 millones de euros y se añadieron 2,5 kilómetros adicionales a las zonas marinas protegidas.
Tal como ha comentado, la Comisión Europea propuso recientemente la nueva estrategia sobre plástico. ¿Cómo espera poner en marcha todas sus medidas?
El principal objetivo es que todos los plásticos sean reciclables o reutilizables a partir de 2030. Y para conseguirlo, aprobaremos nuevas normas para los envases para mejorar el reciclaje de los plásticos. De momento, estamos empezando con la revisión de todas las cuestiones jurídicas sobre la presencia de envases plásticos en el mercado. También queremos incentivar la demanda de plástico reciclado; aplicaremos nuevos estándares para que mejore la calidad del plástico reciclado para dar seguridad a los consumidores y que confíen en este material.
“Invertir en el desarrollo de la economía circular es una prioridad para mí y para la Comisión Europea. Invirtiendo en ella, Europa puede contribuir a un cambio de paradigma.”
Los microplásticos, muy presentes en la industria cosmética, también se encuentran en el punto de mira de la estrategia. ¿Han mantenido ya contactos con el sector para acabar con estos componentes en sus productos?
Sí, estamos empezando a restringir los microplásticos añadidos intencionadamente a los cosméticos y detergentes a través de una regulación. Pero esto es sólo una parte del problema, porque los microplásticos están en todas partes: en el suelo, en el aire y en el agua. Tenemos, además, una nueva preocupación: cada vez más los estamos encontrando en la cadena alimentaria. Por eso nos hemos concentrado en productos como los neumáticos o los tejidos textiles. También estamos proponiendo a las compañías dispensadoras de agua que apliquen controles adicionales para asegurar que el agua que se bebe no contenga microplásticos.
La Comisión Europea también tiene sobre la mesa la posibilidad de aplicar un impuesto al plástico. ¿Usted apoya esta idea?
El agujero presupuestario que dejará el brexit en la próxima década supone un desafío para el presupuesto de la UE, y los residuos plásticos son un problema para nosotros, y necesitamos medidas para que se reutilicen. Por lo tanto, un impuesto bien diseñado, que tenga un efecto incentivador para el sector en Europa, podría ser uno de los instrumentos para ayudarnos en nuestros objetivos de obtener mayores ingresos. Hay varias cuestiones que todavía hay que estudiar —incluyendo quién pagará, si el consumidor o el productor, o una combinación de ambos—. Actualmente, estamos estudiando la viabilidad de la medida.
La economía circular es otra de las prioridades de la Comisión Europea. El año pasado, usted viajó a China, donde abordó esta cuestión. ¿Por qué es importante invertir en ella?
Invertir en el desarrollo de la economía circular es una prioridad para mí y para la Comisión Europea. Invirtiendo en ella, Europa puede contribuir a un cambio de paradigma. Bien diseñada, la economía circular nos reporta una triple ventaja. En primer lugar, beneficios económicos: se utilizan materias primas y recursos de forma más eficiente, lo que nos hace menos dependientes de las importaciones. También hay beneficios medioambientales, porque se deja atrás la economía lineal, donde se tiran todos los productos que, con la circular, pueden ser reparados o reciclados. Finalmente, también hay beneficios sociales cuando se reducen los residuos y se mejora el reciclaje; por no mencionar que creará oportunidades adicionales para el mercado laboral.
La Comisión Europea propuso recientemente un Plan de acción para una economía más verde y limpia. ¿Por qué considera que el sector financiero es clave en la lucha contra el cambio climático?
La Comisión Juncker se comprometió a liderar el Acuerdo por el Clima de París en la transición hacia una economía más resistente y con bajas emisiones. Para hacer realidad este objetivo, sin embargo, se necesita más capital para proyectos sostenibles: las necesidades presupuestarias para llegar a compromisos climáticos de aquí al 2030 son de 180.000 millones de euros cada año. Con la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París, es necesario que la UE se erija en destino de las bajas emisiones y de inversores sostenibles, asegurándonos, con ello, una ventaja competitiva muy considerable. Con más de 100 billones de activos, el sector financiero tiene un potencial enorme para las inversiones verdes. En Europa, hemos visto claramente como el sector de la electricidad ha hecho este cambio, y otros sectores, como el del transporte, también.