El paradigma común del cambio estratégico en el que los líderes idean la visión y la completan está fuera de lugar en un mundo donde nadie, ya sea dentro o fuera de la cúpula directiva, sabe lo que depara el futuro. Para seguir siendo innovadores, por tanto, el cambio estratégico debe evolucionar, pasando de ser un proceso vertical descendente a un proceso más democrático y abierto.
HENRIK BRESMAN. Profesor de Comportamiento organizacional de INSEAD y director académico del INSEAD Global Leadership Centre (GLC).
Hoy en día se necesita un nuevo modelo de cambio estratégico donde la tarea de determinar la dirección futura de la organización se pueda distribuir entre los equipos de primera línea, cada uno con su propia área de especialización. Este “modelo de equipos múltiples”, por un lado, eliminaría la presión sobre los líderes para que sean profetas y, por el otro, aseguraría que la innovación se regenere a través de la actividad del equipo.
Por supuesto, este modelo precisa alguna forma de disciplina para evitar que todo el sistema colapse en un caos. Los equipos, por ejemplo, requerirán un «director» para unirlos y garantizar que estén implementando opciones estratégicas.
En este modelo de equipos múltiples, el «director» es el equipo superior, cuyo rol incluiría (entre otras funciones): fomentar un contexto seguro y de empoderamiento para la experimentación de los equipos de primera línea, ayudar a la coordinación horizontal, establecer normas de comportamiento y guiar la selección y la implementación de opciones estratégicas apropiadas.
La preparación de los equipos para iniciar el cambio estratégico generalmente requerirá inversiones estratégicas por parte de las empresas en tres áreas críticas:
- En primer lugar, en la función de «descubrir», es decir, mediante la cual los equipos presentan las opciones para un cambio innovador.
- En segundo lugar, en la función de «deliberar», por la cual los equipos explican por qué deberían recibir los fondos para el cambio propuesto, ya que compiten entre ellos por los recursos escasos.
- Finalmente, en la función de “incrustar”, a través de la cual los equipos convierten las nuevas direcciones estratégicas en rutinas manejables y sostenibles.
Los principales beneficiarios de estos modelos serían las organizaciones que experimentan un rápido cambio existencial en su entorno operativo. Las organizaciones con una noción más clara de lo que depara el futuro pueden presentar mejores condiciones para ejecutar cambios estratégicos usando la conocida estructura “de arriba hacia abajo”. A medida que las rápidas tendencias del mercado y la tecnología atrapen a más y más industrias, este esquema basado en equipos será cada vez más pertinente.