Pixar no siempre fue el gran estudio cinematográfico que conocemos. Antes de crear grandes hitos del entretenimiento como Coco (2018), Ratatouille (2007), Buscando a Nemo o Toy Story (1995) y de convertirse en filial de The Walt Diseny Company, esta empresa –que había empezado como división de Lucasfilm y que Steve Jobs adquirió en 1986– pasó por momentos muy difíciles. De Pixar al cielo es la historia de esta increíble remontada contada en primera persona por Lawrence Levy, quien ejerció de director financiero de la factoría de animación entre 1995 y 2006.
Texto: Berta Seijo
En noviembre de 1994, cuando recibió la llamada de Steve Jobs, el futuro de Pixar pendía de un hilo: la compañía estaba perdiendo mucho dinero y Jobs ya había destinado cerca de 50 millones de dólares de su propio bolsillo para cubrir el déficit. ¿Por qué accedió a hablar sobre este arriesgado negocio con él?
Aunque en ese momento era el director financiero de otra compañía (Electronics for Imaging), en la que llevaba trabajando varios años, mi trayectoria profesional siempre estuvo vinculada a start-ups que me permitieron entender que en ocasiones hay que asumir grandes riesgos. Además estaba intrigado por conocer a Steve Jobs y averiguar si podríamos trabajar bien juntos.
Finalmente, en su libro cuenta que aceptó la oferta porque quedó impresionado por la proyección de unos minutos del primer largometraje de Pixar, Toy Story. En ese momento, ¿se percató de que estaba viendo la que se convertiría en una de las películas de animación más exitosas de todos los tiempos?
No, en absoluto; no tenía ni idea de eso. En ese momento no sabía casi nada sobre el negocio del entretenimiento y ni siquiera pensaba en Pixar como una compañía de entretenimiento. Cuando vi esos primeros fotogramas de Toy Story fue como ver magia. Me di cuenta de que algo muy especial estaba sucediendo en esa empresa.
“Cuando vi los primeros fotogramas de Toy Story, supe que algo muy especial estaba sucediendo en Pixar.”
A pesar de contar con “un equipo de ganadores” y un alto nivel de creatividad e innovación, cuando entró en la compañía, Ed Catmull (cofundador de Pixar) le confesó que carecían de un plan de negocios. Teniendo esto en cuenta, ¿cómo se las arregló para convertir un estudio de arte gráfico nada rentable en un gigante del cine?
Repasé todas las estrategias posibles para Pixar hasta que encontré la única que pensé que le brindaría la oportunidad de tener un gran éxito. Era muy arriesgado, pero centrarnos en las películas animadas era el camino a seguir. Y debo decir que mucha gente no creía que esto fuera posible…
Una vez dentro de la industria del entretenimiento, Pixar tuvo que conjugar dos mundos tan distintos como Silicon Valley y Hollywood. ¿Cuál fue el principal reto que este binomio comportó para usted y su equipo?
La dificultad surgió de las diferentes formas en que Hollywood y Silicon Valley hacen las cosas. Por ejemplo, en Hollywood, la cultura corporativa a menudo se construye en torno a una película o producto de entretenimiento en particular. En Silicon Valley, por el contrario, la cultura se erige alrededor del éxito de toda la empresa. Esto da lugar a diferentes estrategias, y nosotros intentamos aprovechar lo mejor de ambos mundos para crear una cultura única en Pixar.
Tanto a nivel personal como profesional, ¿qué aprendió durante sus años en Pixar?
Aprendí mucho, sobre todo: lo que hay que hacer para desarrollar un gran trabajo creativo, la importancia de crear una cultura que armonice los aspectos comerciales con los aspectos creativos de la fabricación de productos, y la disciplina que requiere el arte de contar historias.
“La venta [de Pixar] tuvo mucho sentido para ambas compañías, especialmente cuando Disney prometió preservar la cultura de la organización.”
¿Fue difícil vender la compañía a Disney en 2005?
Sí y no. En parte fue difícil porque Pixar había prosperado manteniendo su independencia de los estudios de Hollywood. Sin embargo, la venta tuvo mucho sentido para ambas compañías, especialmente cuando Disney prometió preservar la cultura de Pixar. De hecho, querían que su propia división de animación aprendiera de la forma de hacer de Pixar. Fue una negociación para la que nos preparamos muy bien y con mucha anticipación con el objetivo de dar con una estrategia que funcionase bien para todos.
Finalmente, ¿todavía le atraen los negocios arriesgados?
El mundo de los negocios siempre conlleva riesgos. Y cuanto más alto apuntamos, mayor es el riesgo que debemos asumir. Esto hace que los negocios, como la vida misma, sean una aventura.