Por mucho prestigio que tenga la marca de referencia, hoy en día los jóvenes no quieren trabajar en empresas “convencionales” que continúan haciendo lo mismo que en el pasado. Pero ¿qué podemos ofrecer realmente a los millennials desde el departamento de RR. HH.?.
SÍLVIA VÍLCHEZ. Directora de Persones en Interim Manager.
Por un lado, están los defensores de darles todo lo que piden sí o sí si queremos adaptarnos a los nuevos tiempos y, por otro, los partidarios que afirman que no debemos sucumbir a esta “presión” de uno de los colectivos (las empresas tienen tres o cuatro más simultáneamente) ya que, de esta manera, estamos perpetuando un estilo ejecutivo poco tolerante a la frustración y no enseñamos a estas generaciones que la vida es un win-win, donde todos, en todo momento, tenemos que ceder, adaptarnos y tener paciencia. Sería este un enfoque de empresa como instrumento socializador y normalizador.
Este segundo grupo de profesionales de RR. HH. (o de gestión de personas) dice que, en última instancia, todos, al iniciar nuestra vida profesional, hemos tenido que desenvolvernos en entornos y trabajos que quizás no nos llenaban del todo en algunos momentos, y nos hemos tenido que adaptar a sus reglas, normas o políticas. Reivindican, por tanto, un estilo centrado en la paciencia, el orden y la estabilidad. Y critican que parezca que todo lo que viene de las nuevas generaciones deba ser mejor, cuando realmente no es así, dicen. Para ellos, sería un error someternos a esta presión “social” donde parece que “si no eres medio millennial” ya no sirves, y donde las generaciones mayores pueden llegar a tener o sentir una presión muy fuerte y miedo respecto a este discurso.
Los que opinan, por el contrario, que las nuevas generaciones impulsarán una transformación real y profunda del mundo del trabajo, advierten que negar esta evidencia nos impide anticiparnos a una realidad constatable.
La discusión está servida y el sector requiere de un profundo debate para ir más allá en todos estos planteamientos. Vivimos momentos apasionantes en transformación organizativa en la que hay que trabajar con coherencia, ética, buen gobierno, diversidad y velando por la innovación, pero también por el equilibrio y la integración de la vida personal y profesional. Y son los jóvenes quienes nos mostrarán el camino. Del resultado de todo este trabajo de reflexión y adaptación a la función saldremos fortalecidos, actualizados, adaptados y con mayor capacidad de contribuir funcionalmente a las organizaciones y al desarrollo personal y profesional de los trabajadores/as.