El sector asegurador espaƱol alcanzĆ³ al cierre de 2018 un volumen de primas de 64.377 millones, lo que representa el 5,3% del PIB, con un crecimiento del 1,5% continuando de este modo la senda de recuperaciĆ³n iniciada en 2015.
CoordinaciĆ³n: Jose Antonio SĆ”nchez Herrero. Director general de ICEA.Ā
Seguros no vida
En 2018 las primas para el conjunto de ramos no vida crecieron el 4,0% (frente al 2,5% del crecimiento del PIB), lo que supone el quinto aƱo consecutivo de aumento de la facturaciĆ³n, alcanzando los 35.382 millones de euros (55% del total de primas).
Dentro de los ramos de no vida, el mejor comportamiento correspondiĆ³ al seguro de salud, que cerrĆ³ 2018 con unas primas de 8.524 millones de euros (24% del total no vida) y un crecimiento del 5,6% (superior al 3,9% registrado en 2017), siendo el Ćŗnico entre los ramos de no vida en acreditar crecimientos continuados desde el aƱo 2000, lo que da idea de su importancia para las familias y su resistencia a prescindir del mismo, incluso en Ć©pocas de crisis econĆ³mica, a pesar de suponer un doble pago.
Los seguros de multirriesgos, por su parte, alcanzaron unas primas de 7.244 millones de euros (20% del total no vida) con un crecimiento del 4,0%, mientras que el de automĆ³viles finalizĆ³ con unas primas de 11.135 millones de euros (31% del total no vida) con un crecimiento del 1,9%, continuando con la senda de recuperaciĆ³n iniciada en 2015, si bien con cierto signo de agotamiento en la tasa de crecimiento (en 2017 las primas crecieron el 3,4%).
Por Ćŗltimo, el resto de ramos no Vida, alcanzaron al cierre de 2018 un volumen de primas de 8.479 millones, (24% del total no vida), con un crecimiento del 5,1%, registrĆ”ndose crecimientos en todas las lĆneas de negocio.
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Todos los paĆses avanzados se caracterizan, entre otros factores, por tener un sector asegurador con un importante grado de desarrollo, y el espaƱol no es una excepciĆ³n, ya que ocupa un papel relevante en el orden econĆ³mico y social de nuestro paĆs
Seguros de vida
El comportamiento de los seguros de vida atendiendo en el caso de los seguros de āvida ahorroā al ahorro gestionado y en āvida riesgoā al volumen de primas, habrĆa que calificarlo de positivo.
AsĆ, los seguros de vida ahorro (84% de las primas de vida) al cierre de 2018 gestionaban 188.467 millones de euros en tĆ©rminos de provisiones tĆ©cnicas, con un crecimiento del 2,6%, un buen dato dado el escenario prolongado de bajos tipos de interĆ©s y comparado con la caĆda del patrimonio tanto en fondos de inversiĆ³n (-2,1%) como en fondos de pensiones (-3,7%); por su parte las primas de seguros de vida riesgo (16% del total vida) crecieron el 12,3%, que contrasta con el estancamiento de 2017, principalmente favorecidas por la buena evoluciĆ³n del crĆ©dito y del sector inmobiliario.
Un sector clave
Todos los paĆses avanzados se caracterizan, entre otros factores, por tener un sector asegurador con un importante grado de desarrollo, y el espaƱol no es una excepciĆ³n, ya que ocupa un papel relevante en el orden econĆ³mico y social de nuestro paĆs: asĆ las primas al cierre de 2018 suponĆan el 5,3% del PIB, la cifra conjunta de balance superaba los 300.000 millones de euros, es uno de los principales inversores institucionales y daba empleo de forma directa a casi 150.000 personas, ademĆ”s de contribuir de forma indirecta al empleo en los colectivos de mĆ©dicos, peritos, reparadores, talleres, abogados, etc.
Pero, ademĆ”s, es un sector rentable y solvente, que incluso durante los duros aƱos de crisis econĆ³mica, fue de los pocos que consiguieron mantener en conjunto su volumen de facturaciĆ³n, y lo que es mĆ”s importante, afianzar su rentabilidad y especialmente su solvencia, registrando al cierre de 2018 un beneficio sobre primas del 7,7%, un ROE del 13%, manteniendo un ratio de solvencia de 2,34 veces el mĆnimo requerido.
Entendiendo el futuro
ā¢ Una nueva realidad
Todo lo anterior sitĆŗa a nuestro sector en una buena posiciĆ³n de partida para afrontar con cierta tranquilidad, sin prisa, pero sin pausa, todos los cambios necesarios en aras a superar con Ć©xito los retos que se avecinan y aprovechar las inmensas oportunidades que van a surgir, todo ello dentro de un contexto en el que tanto el escenario competitivo como las reglas del juego serĆ”n totalmente distintos.
Se estĆ” configurando una nueva realidad, caracterizada por el cambio constante y veloz, con un avance inexorable de la sociedad digital, lo que unido a una serie de cambios sociodemogrĆ”ficos, entre los que destacarĆa el aumento de la esperanza de vida, el progresivo envejecimiento de la poblaciĆ³n y el incremento de las desigualdades sociales, estĆ”n modificando no sĆ³lo los modos de vida y las pautas de consumo de las personas, sino tambiĆ©n la forma de hacer negocios, poniendo fin a una larga etapa caracterizada por la tiranĆa de las empresas para dar paso a una etapa de la ātiranĆa del clienteā, que viene para quedarse.
ā¢ Pensar como el cliente para personalizar la propuesta de valor
Un cliente que por encima de todo demanda un servicio personalizado y una experiencia Ćŗnica, lo que nos obliga a cambiar la perspectiva y empezar a ver la empresa con los ojos del cliente, pensando en el corazĆ³n y cerebro de quien paga (pensar en, pero sobre todo como el cliente), lo que obligarĆ” a desmenuzar el itinerario del cliente paso a paso y repensarlo. Y en este proceso las redes de distribuciĆ³n tambiĆ©n tendrĆ”n que jugar un papel relevante, pero para ello deberĆ”n abordar su propio proceso de transformaciĆ³n con un claro camino hacia la profesionalizaciĆ³n y el asesoramiento. La gente no quiere comprar seguros, quiere que las aseguradoras estĆ©n en los momentos vitales (en la salud, en la enfermedad, en la riqueza, en la pobreza). No estamos āsĆ³loā en el negocio de los seguros, estamos fundamentalmente en el negocio de las personas, en el negocio del bienestar, por lo que tenemos que ser, por encima de todo, especialistas en personas.
ā¢ Nuevo escenario competitivo: de industrias a ecosistemas
Se estĆ” abriendo paso un nuevo escenario competitivo en el que la batalla empresarial se irĆ” poco a poco desplazando desde el territorio limitado de la industria a uno mĆ”s amplio, el de los llamados ecosistemas, y en el que a los competidores tradicionales se les suman otros nuevos: los propios individuos, empresas de sectores adyacentes y los llamados intrusos (empresas generalmente de origen tecnolĆ³gico, con modelos de negocio absolutamente disruptivos que estĆ”n modificando tanto la forma de interrelacionarse con el cliente como el modo de hacer las cosas, y que atacan, no ya lo que vendemos, sino aquello por lo que nos compran), con lo que el objetivo quizĆ”s ya no deberĆa ser tanto liderar una industria como ocupar un puesto relevante dentro de un ecosistema.
Y para ello serĆ” necesario evolucionar desde una estrategia competitiva a una estrategia colaborativa ampliando el enfoque tradicional de oferta de producto (orientado fundamentalmente a resolver un percance cuando Ć©ste se produzca) hacia otro mĆ”s orientado a la prevenciĆ³n, soportado en una oferta conjunta y diferencial de soluciones (provenientes de empresas de distintos Ć”mbitos).
ā¢ Hay que cambiar la cultura organizativa
Cualquier transformaciĆ³n empieza con un cambio en el modelo de pensar, y la digital no es una excepciĆ³n. Esto no va sĆ³lo de tecnologĆa, aun siendo Ć©sta una pieza fundamental, sino sobre todo y por encima de todo va de management, va de cambio cultural (como decĆa Peter Drucker: āLa cultura se desayuna la estrategia.ā).
Entornos mĆ”s o menos previsibles exigen buenos gestores, pero un mundo VUCA (volĆ”til, incierto, complejo y ambiguo) como el actual, exige āvisionariosā; lĆderes que aporten visiĆ³n, comprensiĆ³n, claridad y agilidad en el proceso de toma de decisiones, lĆderes que contribuyan a crear las condiciones adecuadas para obtener el mĆ”ximo rendimiento de las personas, lo que se da en organizaciones con entornos de mĆ”xima confianza. Se necesitan organizaciones distintas, mucho mĆ”s flexibles, con una mayor diversidad de perfiles, dotadas de nuevas capacidades; la percepciĆ³n de marca serĆ” uno de los principales factores de diferenciaciĆ³n, y Ć©sta irĆ” cada vez mĆ”s unida a factores emocionales (credibilidad, sostenibilidad, equidad), a la calidad en el servicio, y no podemos olvidar que la imagen de marca la construyen y la trasmiten las personas.
ā¢ Nuestro gran reto
Pero para mĆ, lo mĆ”s importante serĆ” entender que nuestra ventana de oportunidad como sector reside precisamente en la esencia de nuestro producto y nuestra industria, y que nuestro papel, de por sĆ ya relevante, deberĆ” ser cada vez mayor a futuro, ya que cuando las sociedades evolucionan aumenta el deseo de las personas de buscar protecciĆ³n frente a situaciones adversas que pudieran afectar el normal desenvolvimiento de su vida diaria, y por tanto aumenta su deseo de asegurarse. A esto habrĆa que aƱadir que el cambio demogrĆ”fico que se avecina (progresivo envejecimiento de la poblaciĆ³n mĆ”s aumento de la esperanza de vida) plantearĆ” problemas de futuro a la economĆa social que difĆcilmente podrĆ”n ser atendidos exclusivamente por las finanzas pĆŗblicas, lo que eleva a la condiciĆ³n de imprescindible y urgente la necesidad de impulsar e incentivar el ahorro a largo plazo y la previsiĆ³n social complementaria, aspectos donde nuevamente serĆ” necesaria una presencia activa del negocio asegurador.
Nuestro mayor reto como industria radica en ser capaces de trasladar mejor al conjunto de la sociedad lo que verdaderamente somos y representamos, igualando percepciĆ³n y realidad, la ārealidadā de un sector solvente, bien gestionado, con un servicio de alta calidad, y fundamental para el futuro mantenimiento del estado del bienestar y el crecimiento personal y profesional tanto de las personas como de las empresas.