El título elegido por el FMI para su Informe semestral de Perspectivas Económicas Mundiales de abril de 2019, Ralentización del crecimiento, recuperación precaria, es suficientemente explícito de la situación “delicada”, la expresión utilizada por Gita Gopinath, la nueva economista principal del organismo.
JUAN TUGORES QUES. Catedrático de Economía de la UB.
Como muestra la tabla, para 2019, el FMI prevé una reducción del crecimiento mundial hasta el 3,3%, la cifra más baja desde 2009. Pero, asimismo, se insiste en que, si no se agravan los riesgos importantes ya presentes, para 2020 podría mejorar algo la situación, recuperándose entonces la cifra de crecimiento de 2018 tras el “bache” de 2019.
La ralentización del crecimiento sería especialmente pronunciada en las economías avanzadas, con disminuciones respecto a 2018 en Estados Unidos (por el carácter transitorio de algunas medidas expansivas fiscales ya adoptadas) y en la zona euro, especialmente Alemania e Italia (los dos países para los cuales la revisión a la baja es más sustancial por parte del FMI respecto a las previsiones de un semestre antes). Pero, mientras en estos últimos se espera una cierta mejora para 2020, el caso de Estados Unidos presenta más interrogantes. Por su parte, las emergentes en conjunto tendrían un comportamiento mejor, con la desaceleración (que el FMI sigue estimando suave) de China compensada por las mejoras en India y en otras regiones como América Latina (aunque revisadas a la baja en abril de 2019, respecto a informes anteriores) y, notablemente, en África subsahariana. Cabe señalar que esta última zona presenta, para 2019 y 2020, las mejores tasas de crecimiento esperado después de Asia-Pacífico. Asimismo, el FMI constata la desaceleración del comercio mundial en el entorno de tensiones proteccionistas, aunque sugiere la posibilidad de una cierta recuperación para 2020 de no agravarse la escalada de fricciones comerciales.