Llevamos años, por no decir décadas, hablando de la Inteligencia Artificial (IA), pero desde 2016 está teniendo un auge espectacular y va a cambiar nuestro mundo, tanto en lo personal como en lo profesional.
EMMANUEL MIELVAQUE. Profesor afiliado de Creative & Design Thinking de ESCP Europe y CEO de TMC.
Este auge de la IA se debe principalmente a dos factores: la evolución tecnológica, que permite explorar y explotar nuevos conceptos, junto a la comercialización de productos y servicios, que amplía su uso al gran público. El tsunami de la IA que tenemos por delante está llegando, y teniendo en cuenta que vivimos hoy en día en un mundo dónde un smartphone tiene un millón de veces más RAM que el AGC del módulo lunar Apollo (4Kb vs 4Gb), podemos prepararnos para presenciar milagros tecnológicos en el futuro.
Cuando hablamos de IA solo nos referimos, de momento, a las ANI (Artificial Narrow Intelligence), capaces de tratar una situación específica y de tomar decisiones limitadas y racionales. Más adelante, y probablemente antes del año 2030, deberíamos ver las primeras AGI (Artificial General Intelligence), capaces de razonar y aprender más allá de un solo dominio de expertise como las ANI actuales, e incluso de tomar decisiones no racionales, abstractas o creativas.
Hoy en día, ya estamos rodeados por la IA, pero de momento su presencia sigue siendo bastante invisible debido a no poder interactuar con ella de manera fluida (bastan 5 minutos probando Alexa, Siri o OK Google para darnos cuenta de sus limitaciones actuales). El procesamiento del lenguaje natural (NLP) y las interfaces colaborativas (chatbot, por ejemplo) lo cambiarán todo, y podrían formar parte de nuestro día a día a partir del 2020. Todo ello generará nuevos casos de uso y formas de colaborar incluso a corto y medio plazo. La IA se volverá complementaria de nuestras vidas, a nivel personal y profesional.