El mĆ©todo ABC (Activity Based Costing, o sistema de costes basado en las actividades) se hizo muy popular en la dĆ©cada de 1980 por la red de Harvard dirigida por Robert Kaplan, Robin Cooper y Thomas Johnson, y por la red de fabricaciĆ³n asistida por computadora internacional (CAM-I). Ambas redes describieron el sistema de contabilidad convencional como obsoleto e inadecuado para facilitar ventajas competitivas a las empresas estadounidenses.
Texto: Wafa Khlif
Wafa Khlif. Phd, Profesora de Cost Management de TBS Business School.
Este mĆ©todo se presenta como la innovaciĆ³n en la contabilidad de gestiĆ³n y ha tenido un gran impacto en los Ćŗltimos aƱos. Cooper y Kaplan lo describieron como un enfoque mĆ”s amplio para resolver los problemas de los sistemas tradicionales de afectaciĆ³n de costos. El mĆ©todo ABC se pudo presentar en tĆ©rminos estrictamente positivos porque gozĆ³ de una inmensa popularidad cuando se introdujo en la dĆ©cada de 1980, y, aĆŗn hoy, las revistas profesionales continĆŗan imprimiendo artĆculos sobre Ć©l donde destacan sus beneficios y la influencia de los casos de Harvard sigue siendo fuerte en las escuelas de negocios de todo el mundo.
El punto central del mƩtodo
El mĆ©todo permite ir mĆ”s allĆ” de la asignaciĆ³n de los costos con la referencia Ćŗnica al volumen de producciĆ³n. El sistema permite identificar el origen del coste con la actividad necesaria, incluyendo producciĆ³n, distribuciĆ³n y venta. La actividad es un conjunto de acciones que tiene como fin incorporar valor aƱadido al producto a travĆ©s del proceso general.
Pero el mĆ©todo tiene sus fortalezas y sus debilidades. Las primeras incluyen su capacidad para facilitar las mejoras de procesos, el rediseƱo de productos, asĆ como su funciĆ³n para mejorar la toma de decisiones estratĆ©gicas. Es decir, el mĆ©todo usa mĆ”s que el volumen de producciĆ³n para asignar el coste al producto. Lo amplia a todas las actividades que la empresa establece para servir al cliente.
Debilidades prĆ”cticas y teĆ³ricas
Respecto a sus limitaciones, derivan de dos fuentes: la prĆ”ctica y la teĆ³rica. Encuestas recientes encuentran que pocas empresas utilizan el mĆ©todo ABC (entre un 12% y un 18%, dependiendo de los paĆses industrializados). Muchos usuarios piensan que no vale la pena implementar el mĆ©todo ABC en vista de su complejidad y sus beneficios financieros bajos. Por ejemplo, Johnson lo abandonĆ³ porque sus ambigĆ¼edades se volvieron problemĆ”ticas. AdemĆ”s, el mĆ©todo no es apropiado para todas las empresas. En efecto, aquellas que no tienen ofertas de productos complejos y diversos pueden no beneficiarse de Ć©l. Por eso, en 2005, los mismos Kaplan y Anderson propusieron su revisiĆ³n y sugirieron que el proceso tiene que ser simplificado a travĆ©s de un enfoque que llaman Ā«ABC impulsado por el tiempoĀ».
En cuanto a las debilidades teĆ³ricas, la crĆtica mĆ”s importante es que, como en cualquier sistema de costos de absorciĆ³n que asigna completamente los gastos generales, el mĆ©todo usa un costo promedio. Este costo sigue siendo solo un costo promedio independientemente de la cantidad de pesos utilizados para calcularlo.
En otros tĆ©rminos, para que el mĆ©todo pueda ser calificado de revolucionario, son necesarias tres condiciones: 1) que el costo total se pueda dividir en grupos de costos y cada grupo dependa de un solo referente de costos; 2) que los costos en cada grupo sean estrictamente proporcionales al nivel de actividad -se excluyen las funciones de costo que son no lineales-; y 3) que las medidas de actividad utilizadas para asignar costos a productos individuales se puedan sumar para calcular la actividad total. Esta condiciĆ³n excluye todos los tipos de dependencias entre productos, ya sean llamadas sinergias, interacciones, procesos conjuntos o costos comunes.
El coste es una opiniĆ³n del gerente
La realidad, incluso de las pequeƱas empresas, es compleja y variable. Los mĆŗltiples procesos de producciĆ³n y distribuciĆ³n estĆ”n en interacciĆ³n continua y no se pueden separar con el simple propĆ³sito de calcular un costo especĆfico con alta exactitud. Esta obsesiĆ³n por la precisiĆ³n, inevitablemente, oculta el deseo de simplificar la acciĆ³n de la empresa y, en especial, la competitividad basada en el costo mĆ”s bajo para atender a los mercados masivos.
Independientemente de la sofisticaciĆ³n del mĆ©todo de cĆ”lculo de costos, seguirĆ” siendo una estimaciĆ³n y una opiniĆ³n del gerente. Una opiniĆ³n que aĆŗn estĆ” sometida a presiĆ³n por las antiguas creencias, mientras que el mundo de hoy necesita definir otros desafĆos, inscritos en la colaboraciĆ³n y la sostenibilidad.
AsĆ, como conclusiĆ³n, el mundo necesita integrar sistemas inteligentes que permitan eliminar productos y servicios antes de empezar un proyecto. Un cĆ”lculo de costos que no solo mida el consumo de recursos, sino tambiĆ©n las consecuencias de estos consumos y el producto en sĆ mismo sobre los seres vivos, su equilibrio y el planeta. Esto demuestra el papel central de la contabilidad, que evalĆŗa un costo y, por lo tanto, un precio que condiciona el mercado y nuestra manera de consumir.
La necesidad de implementar un sistema de costes ABC en las pymes
Texto: Ćngels Roqueta.
PhD, economista, auditora, abogada.
Sistema tradicional de costes
En el sistema tradicional de costes, el objetivo principal es asignar a los productos el importe o coste que se atribuye por consumo de materiales, mano de obra y horas mĆ”quina. Esta asignaciĆ³n de costes se basa en que todos los productos que ofrece la empresa consumen las mismas proporciones y tienen las mismas asignaciones de materia prima y horas de mano de obra directa.
A medida que las organizaciones son mĆ”s complejas y los productos dejan de ser estandarizados, nace la necesidad de implementar un sistema de costes que se adapte a una nueva realidad. Esta situaciĆ³n es de especial relevancia en el caso de las empresas que trabajan por proyectos o que construyen maquinaria adaptada al cliente, tal y como expondremos posteriormente.
Factores que originan el sistema ABC
Los estudios de los profesores Kaplan y Cooper identificaron 3 factores que originaban la necesidad de adoptar un sistema de costes que denominaron ABC (Activity Based Costing) y que suponĆa una mejora respecto al sistema tradicional de evaluaciĆ³n de costes directos e indirectos del producto o servicio, ya que:
- Primero: los costes directos (materia prima, mano de obra directa) se han reducido en proporciĆ³n a los costes indirectos (gerencia, investigaciĆ³n, promociĆ³n y otros gastos generales). En muchas empresas, los gastos generales suponen mĆ”s del 50% de los costes y, por tanto, su asignaciĆ³n al producto necesita otros criterios para su gestiĆ³n y atribuciĆ³n.
- Segundo: la competencia en el mercado se ha globalizado y, por tanto, ha llevado a la reducciĆ³n de mĆ”rgenes y a la necesidad de incrementar actividades de valor aƱadido, y a eliminar aquellas que sean superfluas o buscar alternativas de outsourcing que las reduzcan y flexibilicen.
- Tercero: el avance tecnolĆ³gico en los sistemas de gestiĆ³n de la informaciĆ³n interna permite mĆ”s dinĆ”mica y precisiĆ³n.
La determinaciĆ³n de actividades previa a la asignaciĆ³n de costes
En el sistema ABC, con carĆ”cter previo, deben agruparse los centros de costes secuenciales en la actividad productiva. Es decir, hay que hacer el esfuerzo de razonar a nivel gerencial las actividades que causan coste y cuĆ”les son las que generan mĆ”s valor, para tratar de minimizar aquellas cuyo valor aƱadido sea poco relevante. Para ello, se relacionan los procesos productivos de forma secuencial y se describen las actividades a realizar. En la mayorĆa de empresas, encontraremos las siguientes actividades: negociaciĆ³n de compras, clasificaciĆ³n de proveedores, recepciĆ³n de materiales, planificaciĆ³n de la producciĆ³n, diseƱo de productos, fabricaciĆ³n, expediciĆ³n, facturaciĆ³n, servicios postventa al cliente, seguimiento de cobros, etc.Ā Cada empresa debe determinar las actividades que le son propias y esenciales.
Posteriormente, se estructuran los procesos. En general, tendremos: Compras, Ventas, Recursos Humanos, Finanzas, InvestigaciĆ³n y desarrollo.
Inicialmente, se realiza un seguimiento de los costos que se originan en cada actividad de la empresa para, posteriormente, asignarlas al portador final de cada coste. Es decir, los ācostes generalesā pasan a ser costes por actividad, de tal forma que se respetan las relaciones de causa y efecto.
Es, por tanto, un criterio gerencial el determinar los costes de las actividades, ya que ello permite gestionarlos y preguntarse el porquĆ© de cada uno y su repercusiĆ³n en productos, clientes, canales y servicios de la empresa. Y, por ello, permite que el proceso de cĆ”lculo de costos sea mĆ”s preciso y de gestiĆ³n.
Una necesidad no resuelta en las empresas de āproductos o servicios ad-hocā
El sistema ABC es especialmente adecuado en aquellas empresas cuyo producto es menos estandarizado y cuya fabricaciĆ³n requiere adaptaciones o soluciones especĆficas, es decir āa medida del clienteā. En estos casos, cada proyecto conlleva una diferenciaciĆ³n en la contribuciĆ³n de cada una de las actividades. Definir el peso especĆfico de las diferentes actividades y su contribuciĆ³n al valor del producto es esencial. Ā Y, ademĆ”s, que haya una implicaciĆ³n de la gerencia en la definiciĆ³n estratĆ©gica de las actividades de mayor valor aƱadido.Ā Ello podrĆa explicar las dificultades prĆ”cticas de su implementaciĆ³n.
Como conclusiĆ³n, la empresa industrial y de proyectos necesita de un sistema de costes ABC, pero adoptĆ”ndolo como filosofĆa a nivel gerencial, e implicando a todos los niveles en la consecuciĆ³n de la competitividad frente a sus competidores, en base a potenciar aquellos campos en que sea destacable su aportaciĆ³n de valor.