“El teletrabajo está demostrando una capacidades que hará reflexionar a muchos empresarios: los que no han apostado por la formación y la flexibilidad lo pasarán peor”
Entrevista a Carlos Grau, director general de la Mobile World Capital Barcelona
Hace cuatro semanas Barcelona tenía que acoger una nueva edición del Mobile World Congress, pero la amenaza de la COVID-19 propició que los organizadores cancelaran el mayor evento de la telefonía móvil del planeta. Para Barcelona se trataba de un primer aviso de la tormenta que se avecinaba. Una tormenta que no lo ha conseguido parar todo, principalmente gracias a las nuevas tecnologías. Desde la Mobile World Capital Barcelona, fundación con apoyo público y privado que se implica en el congreso y en el desarrollo digital del país, ha puesto en marcha iniciativas en remoto, como la Mobile Taks Frome Home. Hablamos con su director general, Carlos Grau, para reflexionar sobre las lecciones que nos dejará la COVID-19 en el entorno empresarial y digital.
Texto: Adrià Gratacós Torras
Hace mes y medio la GSMA cancelaba la edición del Mobile World Congress de 2020. ¿Barcelona seguirá siendo la capital de telefonía móvil?
Los altos cargos de la GSMA, que engloba a más de 1.200 compañías de telefonía móvil, tienen que venir a recordarnos que Barcelona es el mejor lugar del mundo para compartir conocimiento, realizar acuerdos y compartir innovaciones en el entorno de estas tecnologías. El evento de referencia global con más audiencia e impacto de telefonía móvil es en Barcelona. Tenemos acuerdo con la GSMA y todos los patrones hasta 2023. Tenemos tres años por delante y un gran compromiso para hacer del 2021 la mejor edición de la historia. Barcelona continua, por muchos años, siendo la capital, y esta situación que estamos viviendo este trimestre no tiene que cambiar nada en absoluta.
Da la sensación que tiene que ser la propia GSMA la que tiene que convencer que Barcelona tiene un papel importante en el sector de la telefonía móvil…
Sí. Parece que tiene que venir John Hoffman a decirnos que nos lo tenemos que creer nosotros mismos. Muchas veces nos olvidamos de valorar los intangibles de la ciudad. Siempre valoramos los tangibles, como las conexiones de negocio internacional, las infraestructuras, el sistema educativo y de salud, o la movilidad. Pero también hay otros indicadores intangibles de acogida, de cultura, de calidad de vida, de clima, de entorno social y de seguridad que hacen de Barcelona una capital mundial.
“En España hace años que se apostó por las infraestructuras de fibra óptica y el despliegue de la red muy por encima de la media europea”
¿La buena acogida de la iniciativa Tech Spirit Barcelona demuestra que dentro de estos intangibles también hay un ecosistema digital y emprendedor que se va consolidando?
Totalmente. Partiendo de la base que, tanto el Mobile como el 4YFN son insustituibles, el Tech Spirit Barcelona fue la muestra del alma del ecosistema digital y emprendedor de la ciudad. Todos los patrones de la Fundación MWCapital, las administraciones, los operadores y grandes corporaciones se implicaron. Esto demuestra que Barcelona tiene alma de capital mundial. Y también lo demuestra que asistieron inversores de todo el mundo.
El estado de alarma decretado por la emergencia sanitaria que supone la COVID-19 genera un paréntesis en la actividad del país, y propicia iniciativas telemáticas de reflexión como el Mobile Talks From Home. ¿En un momento de incertidumbre como el actual, también hay espacio para la oportunidad?
Nos encontramos en un momento ideal para reflexionar, como mínimo en tres áreas. Primero, tenemos que admitir que nuestra sociedad es frágil y que tenemos incertidumbre, y esto nos obliga a todos a tener organizaciones flexibles. Hasta ahora habíamos trabajado con planificaciones estáticas, y esta vulnerabilidad nos demuestra que necesitamos planificaciones flexibles. También es un momento para asegurarnos que todos nuestros proyectos tienen propósito. Hasta ahora ha habido una priorización importante de los objetivos económicos, pero ahora estamos viendo lo importante que son los objetivos sociales para las empresas. Y vemos lo importante que es contar con proyectos que cumplan estos dos elementos: tener impacto económico e impacto social.
Y estos días también estamos viendo la importancia de las grandes alianzas. La importancia de cómo grandes retos de nuestro mundo sólo se pueden conseguir cuando colaboran los agentes públicos y privados. El Mobile Talks que celebramos la semana pasada fue una jornada donde las comunicaciones están demostrando que son más importantes que nunca. El teletrabajo nos permite ser más productivos, conciliar mejor con nuestras vidas y tener menos impacto a nivel de consumo energético y de emisiones. Ahora mismo el teletrabajo está demostrando unas capacidades que hará reflexionar a muchos empresarios. Aquellos que no han apostado por la formación y la flexibilidad lo pasarán peor.
“El 5G permitirá más eficiencia, reducción de costes, menos consumo energético y mayor rapidez en la toma de decisiones de las organizaciones”
¿La formación y el cambio de hábitos en el trabajo son dos lecciones que las empresas deberán aprender en este periodo de crisis?
Sí. Las organizaciones deben tener indicadores de impacto de sus trabajadores más allá de las presencia. Es importante tener indicadores que no midan las horas, sino el impacto y la contribución con los objetivos que tienen marcados. Trabajar por objetivos y de manera flexible y colaborativa es la forma. Y esto requiere de un cambio organizativo; requiere confianza y formación y acompañamiento para este cambio de hábitos.
Y también requiere herramientas tecnológicas que faciliten el teletrabajo. ¿Estamos preparados?
En España hace años que se apostó por las infraestructuras de fibra óptica y el despliegue de la red muy por encima de la media europea, y ahora nos encontramos en una situación excepcional que nos permite mayores niveles de productividad.
Este 2020 tenía que ser el año de la eclosión del 5G, pero ha llegado un invitado imprevisto: la COVID-19. ¿Lo seguirá siendo?
Primero tenemos que posicionar la COVID-19 en perspectiva. Creo que lo que hará es impactar de forma clara en un trimestre de actividad económica del 2020. El 5G se está desplegando a nivel mundial a una velocidad muy superior a la que esperábamos. Incluso en Europa y en España. Nadie se imaginaba que en verano de 2019 algunas operadoras de telecomunicaciones desplegaran servicios comerciales con 5G.
El 5G introducirá nuevas capacidades y desarrollará nuevas aplicaciones. ¿Cuáles serán los cambios más inmediatos que podremos encontrar?
Las ventajas del 5G son evidentes. Tendremos un ancho de banda 100 veces superior al que tenemos con el 4G, permitirá la ultra alta definición y nuevas experiencias digitales mucho más inmersivas. También tendrá un tiempo de respuesta mucho más rápido, que permitirá que robots, vehículos autónomos y otros dispositivos se conecten en humanos. También favorecerá el Internet de las Cosas con una manera mucho más intuitiva y natural.
“Tanto o más importante que las nuevas tecnologías es el uso que hacemos los humanos, y Europa puede tener un papel central para dedicarlas a hacer más eficiente el trabajo y a luchar contra la desigualdad y los efectos del cambio climático”
También puede suponer mejoras en la monitorización de servicios. ¿Cómo se puede ver traducido esto en una mejora para la sociedad?
Aportará mejoras en movilidad y en el mundo de la salud, con telementoring o permitiendo intervenciones quirúrgicas asistidas y acompañadas de manera online. También se podrá aplicar en el mundo de la industria y del entretenimiento. Podremos generar escenarios tridimensionales y experiencias mucho más inmersivas. En definitiva, el 5G permitirá más eficiencia, reducción de costes, menos consumo energético y mayor rapidez en la toma de decisiones de las organizaciones.
La Asociación CTIA posiciona la China, Corea del Sur, Estados Unidos y Japón como las potencias mejor posicionadas para el 5G. ¿Europa puede quedar atrás en la carrera tecnológica?
A nivel de investigación y desarrollo hay potencias que van por delante. Pero creo que Europa tiene un gran reto que pasa por su entorno social. Tenemos la oportunidad de ser la capital mundial del humanismo tecnológico y la tecno ética. Tanto o más importante que las nuevas tecnologías es el uso que hacemos los humanos, y Europa puede tener un papel central para dedicarlas a hacer más eficiente el trabajo y a luchar contra la desigualdad y los efectos del cambio climático. Todo el mundo está mirando a Europa como el líder en muchos de estos temas. También la gobernanza de datos, con el RGPD. Europa mira qué uso podemos hacer del 5G en temas de educación, de salud pública y de integración social. En cambio, ni a EE.UU ni a la China se les ve legitimados para liderar una transformación social digital.