Vivimos tiempos inciertos. O soplan vientos contrarios o hay demasiada calma. Anulan congresos, cierran países enteros, cortan supply chains. ¿Pésimas condiciones para emprender? No, porque los métodos y las herramientas de gestión se inventaron precisamente para emprender cuando sopla el mal tiempo. Así, solo fracasan los que no saben escuchar.
Sébastien Bauer. Professor de programes d’emprenedoria a la TTBS Education – Barcelona, la UAB i la UIC.
En 2002 un ingeniero de software llamado Stewart Butterfield tuvo una idea. Un juego on-line masivo, mezcla de Monpoly y Sim City. Además, los jugadores podían subir imágenes de propiedades reales y hasta chatear dentro del juego. Fundó Ludicorp y sacó su juego al mercado.
El mercado solo existía en la cabeza de Butterfield: su juego no se vendió y tuvo que apagar los servidores. Para el empresario del siglo XX, dueño de una visión y responsable de llevarla al éxito, esta hubiera sido la historia de un fracaso. Pero para Butterfield, al contrario, este cierre fue el primero de una serie de grandes logros.
Pese a no jugar, sus clientes no se daban de baja de la plataforma. En vez de cerrar y eliminar las cuentas, observó: seguían activos. No jugaban, pero se conectaban cada día. Preguntó y le contestaron que su juego no valía nada, pero que el utilitario para compartir fotos y el chat eran los mejores del mercado. Abandonó su idea inicial y creó la plataforma de photosharing Flickr, que vendió el 2005 a Yahoo por una cantidad no pública (se rumorean unos 22-25M de dólares). En 2013 finalizó la plataforma de chat profesional Slack: en 2019 levantó 4.6 billones en su I.P.O y fue valorada por 23 billones.