Las start-ups industriales resultan vitales desde un punto de vista económico, pero también humano.
Oriol Pascual. Director de IQS Tech Factory.
Las start-ups tecnológicas son como los yogures: vienen en diferentes “sabores”. Por un lado, tenemos aquellas surgidas del comercio electrónico, que principalmente son disruptores de mercados preexistentes (turismo, mensajería, hipotecas…) y crecen rápido una vez obtienen financiación para captar mercado y usuarios.
Por otro lado, existen las start-ups tecnológicas de salud y biotecnología. Basadas en un modelo de negocio de elevada inversión, alto riesgo tecnológico y plazos de desarrollo más largos, destacan tener un gran impacto socioeconómico en el caso de triunfar.
El tercer “sabor” son las start-ups tecnológicas industriales. De base científico-técnica y hardware con una tecnología validada, involucran procesos productivos cercanos al mercado. La llamada “nueva industria” (industria productiva + servicios asociados), que en Cataluña ya supone el 50% del PIB, no solo aporta estabilidad laboral y progreso económico, sino que también repercute en el bienestar de las personas.
Las start-ups industriales resultan vitales desde un punto de vista económico, pero también humano. Sus disrupciones hacen accesibles las ventajas de la tecnología a las personas, reduciendo nuestro impacto en el planeta y preservando recursos naturales.
La cuestión es cómo podemos contribuir a impulsarlas. Si bien es cierto que los nuevos proyectos industriales pueden recibir apoyo de programas públicos competitivos en la fase inicial, encontrar inversores pasa a ser un problema al llegar a la producción industrial.
Para mantener un ecosistema emprendedor maduro con start-ups tecnológicas, son necesarios programas como el IQS Next Tech, la única aceleradora industrial de España, desde donde ayudamos a las start-ups industriales a pasar del prototipo a la primera serie industrial, poniéndolas en contacto con los principales inversores del mercado y dando, así, soluciones viables para crear ocupación estable y conseguir que sus lugares de origen perduren como referentes económicos internacionales.