Un tema que hoy adquiere importante relevancia para los gobiernos y el mundo empresarial es la necesidad de que los países mantengan un crecimiento económico sostenido. Eso se debe a la asociación que se hace del crecimiento económico con las actividades productivas de un país. Si se crece económicamente, se asume que eso genera ingresos, puestos de trabajo y, en consecuencia, un mejor nivel de vida.
Alejandro Santana Mariscal. Profesor Colaborador del Departamento de Sociedad, Política y Sostenibilidad de ESADE.
Sin embargo, no podemos olvidar que ese crecimiento debe ser sostenido y, también sostenible en el tiempo, ya que vivimos en un planeta donde los recursos son limitados. Esto nos lleva a considerar los aspectos ecológicos, ya que estos interactúan con los procesos de industrialización y los tecnológicos. ¿En qué sentido? Los modelos de producción que hemos utilizado en las últimas décadas han provocado altos niveles de contaminación, una generación de desechos tóxicos y un agotamiento irracional de los recursos del planeta. Esto no facilita la sostenibilidad del crecimiento económico en el futuro. Por el contrario, sugiere replantearse los fundamentos biofísicos del proceso económico basado en la extracción de los recursos del planeta.
Una propuesta interesante para solucionar este problema es la idea del decrecimiento, ya que se plantea como una alternativa para evitar daños ecológicos, ya que se centra en limitar intencionalmente la escala de actividad económica y reducirla para hacerla compatible con los límites biofísicos del planeta. Esto implica adaptar los modelos de producción, pero no sugiere que se deje de crecer económicamente.
Por el contrario, el decrecimiento sugiere vincular adecuadamente las actividades económicas con los ecosistemas del planeta. Por eso, sería muy útil e importante que el sector empresarial se replantee su actividad para contribuir a la preservación de nuestro planeta.
Creo, finalmente, que esta propuesta no sugiere limitar la actividad empresarial. Al contrario, propone pensar de forma innovadora cómo se pueden poner en marcha nuevas actividades empresariales que convivan con los ecosistemas del planeta. Esto es una demanda social que se debe tener en cuenta para facilitar nuestra coexistencia en este planeta.