La crisis generada por el coronavirus lo ha cambiado todo. La forma en la que nos relacionamos con las personas más próximas (todos, sin distinción, nos relacionamos de forma diferente). Y es que, en realidad, no sabemos qué futuro nos espera cuando la pandemia quede atrás, o delante, según se mire, teniendo en cuenta las amenazas de los rebrotes.
Elena Jiménez de Andrade Astorqui. Presidenta del Colegio de Mediadores de Seguros de Madrid.
Lo que sí parece claro y genera muchos consensos es que muchos de estos cambios han venido para quedarse y, por ejemplo, en el ámbito empresarial, el teletrabajo o las videoconferencias tendrán un papel relevante de ahora en adelante.
Debemos pensar que aquellos cambios que permanezcan en esta nueva forma de relacionarnos van a mejorar nuestro día a día, haciendo nuestra vida y trabajo más cómoda y práctica. Pero ¿será también más segura? A priori, todos estos cambios han llegado para evitar la curva de contagios y la propagación del virus del COVID-19, pero, al mismo tiempo, han propiciado la proliferación de otros virus, por ejemplo: los informáticos. Efectivamente, el teletrabajo y la digitalización nos exponen a los ataques de los ciberdelincuentes que han encontrado en el coronavirus un filón para suplantar nuestra identidad, engañarnos con fraudes cibernéticos, o intentos de extorsión sobre nuestra vida privada y/o profesional.
El virus del COVID 19 nos ha hecho más conscientes de la necesidad que tenemos de protegernos, de salvaguardar, no solo como decía antes nuestra identidad en el ámbito digital, sino también nos ha mostrado lo vulnerables que somos cuando se trata de nuestra salud, de nuestro patrimonio, en definitiva, de nuestra vida.
El sector asegurador ha afrontado esta crisis con fortaleza y los mediadores de seguros han sido una pieza clave en las relaciones con los clientes. Hemos adaptado nuestras estructuras y operativas a un cliente que ha tornado en 24 horas en cliente virtual, y lo hemos hecho con fuerza, con determinación, con el convencimiento claro y sincero de que, por encima de cualquier circunstancia, velar por la protección de los riesgos a los que estamos expuestos forma parte del ADN de nuestra profesión. .