¿Goza, nuestro sistema sanitario, de buena salud? ¿Qué valoración les merece la respuesta de la sanidad pública y la sanidad privada a la crisis del COVID-19 hasta la fecha? ¿Qué retos y oportunidades creen que deberán afrontar la sanidad pública y la privada en los próximos años? Diversos expertos y profesionales del sector responden a estas cuestiones y analizan cómo será el futuro de un sistema sanitario en el que coexisten la gestión pública y la privada, teniendo en cuenta, además, la amenaza que ha supuesto la irrupción del COVID-19 en los últimos meses.
Coordinación: Adrià Gratacós Torras
“El modo para garantizar la atención sanitaria ha cambiado, y esta es una realidad que debemos reconocer y aceptar”
JESÚS AGUIRRE. Consejero de Salud y Familias de la Junta de Andalucía.
1- La pandemia provocada por el COVID-19 hace que no sea un momento fácil para nuestro sistema sanitario ni para los del resto de países del mundo. Estamos gestionando una pandemia, que se ha expandido a nivel mundial, con un grave impacto en la salud de los ciudadanos. En cualquier caso, desde Andalucía trabajamos en garantizar la mejor atención sanitaria posible, pero el modo en que la garantizamos ha cambiado. Y esa es una realidad que hay que reconocer y aceptar. La clave del sistema sanitario en estos momentos está en ir adaptándose a la evolución de la pandemia; y por eso, lo debemos adecuar para garantizar una respuesta eficiente, por supuesto a los pacientes de COVID y al resto de pacientes que sufren otras enfermedades. Por todo ello, en Andalucía tenemos claro que para que nuestro sistema sanitario goce de una buena salud tenemos que trabajar continuamente para anticiparnos a esta realidad cambiante
2- Desde la Consejería de Salud y Familias de Andalucía queremos agradecer la importante labor que han realizado todos los centros hospitalarios de Andalucía, y como no puede ser de otra manera, también a los hospitales privados que han estado colaborando con la administración desde el primer momento. De hecho, en Andalucía se ha contado con su participación en la toma de decisiones y han formado parte del grupo de expertos que se constituyó a principios de año. Además, se ha mantenido una interlocución directa y permanente con los distintos hospitales privados de Andalucía. Por otro lado, en nuestra comunidad autónoma se ha trabajado desde el primer momento con planes de contingencia en los que estaban contemplados diferentes escenarios. Se ha tenido en cuenta, no solo el número de positivos, sino también la presión asistencial.
Así, el pasado mes de septiembre, el Consejo de Gobierno aprobó el llamado ‘Plan 3.000’ con medidas de actuación en base a los recursos asistenciales de cada provincia, incluidos recursos privados o externos en el caso de que fueran necesarios. Por todo ello, la respuesta es positiva aun siendo conscientes de que siempre se pueden mejorar muchos aspectos, y en ello estamos trabajando.
“Será fundamental la reordenación del sistema de trabajo de Atención Primaria y la mejora de las infraestructuras sanitarias.”
3- Sin duda alguna, el principal reto en estos momentos es superar la pandemia de la mejor manera posible y, mirando al futuro, estar preparados para situaciones como la que estamos viviendo desde marzo. La experiencia de estos meses tan duros nos debe ayudar a detectar cuáles son los puntos débiles de la sanidad y reforzarlos, y también nos ayudará para mantener en el futuro una serie de medidas que ya se han implantado y que están dando muy buenos resultados. Será fundamental, por ejemplo, la reordenación del sistema de trabajo de Atención Primaria y la mejora de las infraestructuras sanitarias. Medidas para las cuales nuestra Comunidad ha destinado 440 millones de euros gracias al Plan Andalucía en Marcha. Este plan se complementa con los 117 millones con los que se está ejecutando un Plan de Inversiones para la mejora de los centros sanitarios y su adaptación al COVID-19.
“La atención primaria no está suficientemente dotada de recursos para hacer frente a los retos que tenemos por delante”
Dr. Manuel Martínez-Sellés. Presidente del Ilustre Colegio de Médicos de Madrid (ICOMEM
1- Tenemos un buen sistema sanitario, pero creo que sería un error dormirse en los laureles y pensar que tenemos el mejor sistema sanitario del mundo. A pesar de la buena estructura de la que disponemos, hay varios puntos de mejora, tanto en la asistencia pública como en la asistencia privada. Podemos estar orgullosos de nuestro sistema sanitario; pocos países tienen un sistema de sanidad público y universal como el nuestro. Pero también hay aspectos mejorables. La calidad de un sistema sanitario depende, en gran medida, de la atención primaria. Lamentablemente, es bien conocido que la atención primeria no está suficientemente dotada de recursos para hacer frente a los retos que tenemos por delante. Probablemente, si queremos tener una mejora de la sanidad debemos invertir más en la atención primaria.
2- En la crisis del COVID -19 podemos distinguir dos momentos con características diferentes. En la primera ola, sobre todo en los eses de marzo y abril, hubo una respuesta del sistema sanitario que fue la que se pudo dar en ese momento. Es indudable que no fue una respuesta adecuada. Hay que tener en cuenta que el incremento de hospitalizaciones en marzo y abril fue exponencial y el sistema no estaba preparado. En esos momentos los profesionales no tuvieron la protección adecuada y el sistema sufrió. Esto hizo que algunos hospitales estuviesen desbordados, y que en el caso de la ciudad de Madrid se tuviesen que habilitar nuevos espacios sanitarios. En esta primera ola se puso de manifiesto que el sistema sanitario no estaba preparado para asumir ese crecimiento exponencial que vivimos.
“Muchos profesionales sanitarios están dedicando su tiempo a tareas administrativas que restan eficiencia al sistema.”
Cabe destacar que el sistema sanitario público y el sistema sanitario privado supieron colaborar. Y esto nos debe servir también para la segunda ola que estamos viviendo. Para esta segunda ola el sistema ha tenido tiempo para prepararse. Sin embargo, ha llegado algo antes de lo que se preveía y esto está generando tensión en algunos casos. Creo que el sistema sanitario ha aprendido y ahora estamos mucho más preparados para asumir el reto que supone una pandemia. A pesar de que ahora estemos viviendo un aumento de ingresos, están siendo sostenidos.
3- La sanidad en España tiene muchos sistemas distintos, dependiendo de cada territorio, por lo que los retos serán particulares en cada caso. En términos generales, probablemente tendremos que incrementar el número de profesionales que trabajan en la atención primaria. También considero necesario trabajar para desburocratizar el sistema sanitario. Muchos profesionales sanitarios están dedicando su tiempo a tareas administrativas que restan eficiencia al sistema. Nos tenemos que fijar en las cuestiones técnicas y clínicas en el ámbito asistencial. Por eso hay que replantear más los temas de la asistencia. Los pacientes necesitan una asistencia intensiva y tratar que la estancia en los hospitales sea la mínima posible.
“Es urgente que los partidos políticos agenden de forma inmediata las prioridades de acción para transformar el sistema sanitario público”
Dr. Jaume Padrós i Selma. Presidente del Colegio de Médicos de Barcelona (CoMB).
1- La pandemia del COVID-19 ha dejado al descubierto las grandes carencias de nuestro sistema sanitario. Unas carencias que hasta ahora habían quedado más o menos compensadas por el esfuerzo y el compromiso de los profesionales. De hecho, ya antes de la pandemia, desde el Colegio alertábamos que no podíamos continuar sosteniendo que el nuestro era un sistema excelente, porque, si bien sus resultados en salud han sido hasta ahora de los mejores del mundo, esto ha sido posible, en buena medida, gracias al esfuerzo de los profesionales. Un colectivo que ha trabajado en condiciones precarias. El sistema de salud de Catalunya está claramente infrafinanciado, tal y como el comité de expertos ha entregado al Govern en su informe para la transformación del sistema. Está calculado que el sistema necesita 5.000 millones de euros adicionales y que estos se deberían destinar, básicamente, a mejorar las condiciones de los profesionales, a reforzar la atención primaria y a establecer un sistema eficiente de salud pública, y a inversiones en equipamientos.
“Sanidad pública y privada pueden colaborar si las autoridades sanitarias facilitan una buena coordinación y los circuitos son ágiles.”
2- Hemos aprendido unas cuantas lecciones de esta crisis y, seguramente, la más positiva es que tenemos unos profesionales que, en circunstancias muy duras, han sido capaces de auto organizarse para dar respuesta y con un compromiso hacia los pacientes que considero admirable. Pero esto ha tenido un coste demasiado elevado y ahora estamos viendo que la salud, física y emocional, de los profesionales ha quedado muy tocada. En los últimos meses, el peso de la epidemia está apoyado en la atención primaria. Los profesionales han tenido que reinventar la asistencia en los CAP, reordenar circuitos, implementar la telemedicina… y todo esto sin recursos adicionales y en unas condiciones de estrés muy duras. En el momento más duro de la primera ola comprobamos que sanidad pública y privada pueden colaborar si las autoridades sanitarias facilitan una buena coordinación y los circuitos son ágiles. Este rodaje de colaboración no lo podemos perder, incluso será necesario mejorarlo porque la pandemia será larga.
3- Es necesaria una planificación de los recursos para hacer frente a unos meses que se prevén duros e inciertos, y eso incluye también coordinación entre los sectores públicos y privados. Los profesionales están exhaustos, mucho más cansados que al inicio de la primera ola. No solo por la carga de trabajo, sino también por la presión emocional que supone que la atención a pacientes de COVID-19 esté afectando al seguimiento del resto de pacientes, especialmente de los crónicos y de los más vulnerables. Y también está retrasando algunos diagnósticos y afectando gravemente a la salud mental de la población. Es urgente liberar a los profesionales de tareas superfluas y burocráticas y hacer compatible la gestión de la pandemia con la atención al resto de pacientes con otras patologías. Es necesario tener más recursos, favorecer el trabajo en equipo y dar a los profesionales capacidad para organizarse. Es urgente que los partidos políticos agenden de forma inmediata las prioridades de acción para transformar el sistema sanitario público. Así lo ha dictaminado el comité de expertos independientes nombrado por el Govern, para fortalecerlo y que pueda dar respuesta a las necesidades de la sociedad catalana del siglo XXI en un marco de salud global.
“No se puede seguir disminuyendo las inversiones en sanidad, recortar, no cuidar a los profesionales y querer tener un excelente sistema sanitario”
Gabriel del Pozo. Secretario general de la Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM).
1- En mi opinión, nuestro sistema sanitario no goza de buena salud. Se nos intenta vender como que sí, pero en realidad no es cierto. Nuestra sanidad ha gozado de buena salud durante muchísimo tiempo, pero debido a los recortes y a la falta de inversión en el mismo no goza de esa buena salud que se le presupone; se ha mantenido gracias al sobreesfuerzo de los profesionales y a la buena voluntad, pero cuando ha llegado una situación de estrés como ha sido la pandemia, nos ha dejado ver los problemas o cómo estaban de malas las costuras de nuestro sistema sanitario.
“Creemos que ha habido una mala gestión del sistema público, donde todo se ha dejado en manos del sobreesfuerzo y la profesionalidad de los trabajadores del sistema.”
2- La valoración que nos merece la respuesta de la sanidad pública y privada a la crisis del COVID-19 es que ha sido ejemplar, por parte de todos los profesionales, y en algunos casos también por gestores de los servicios sanitarios. Sin embargo, creemos que ha habido una mala gestión del sistema público, donde todo se ha dejado en manos del sobreesfuerzo y la profesionalidad de los trabajadores del sistema. Esto ha sido un grave error, que ha conllevado un gran número de infecciones e incluso de fallecimientos de los profesionales. Unas consecuencias derivadas de ese importante error de gestión de los administradores del sistema público de salud.
3- El principal reto es el de poner realmente nuestro sistema de salud donde se merecen nuestros usuarios, la población española, receptora de la provisión de servicios por parte del sistema sanitario. No se puede seguir disminuyendo las inversiones en sanidad, recortar, no cuidar a los profesionales y querer tener un excelente sistema sanitario. El estrés ayuda a mantener el sistema hasta un determinado momento, pero es autolimitado en el tiempo. Hay que hacer inversiones en sanidad, ver cuál es el sistema sanitario que realmente queremos tener, y quizás valorar qué sistema sanitario podemos tener y si realmente queremos invertir en tener un sistema sanitario al nivel que nos corresponde por nuestra situación en Europa. Un sistema sanitario que consideramos que debe ser similar al de los países europeos más desarrollados de nuestro entorno. No podemos presumir de un sistema en el que no invertimos y al que estamos dejando morir poco a poco.
“Los políticos que nos han gobernado los últimos 10 años han ido pervirtiendo el sistema sanitario y vaciándolo de contenido”
Josep Maria Puig. Secretario general de Metges de Catalunya (MC).
1- Evidentemente, no. Los políticos que nos han gobernado los últimos 10 años han ido pervirtiendo el sistema sanitario y vaciándolo de contenido, así como disminuyendo su presupuesto mucho más allá de lo que era obligado por la crisis. Una crisis que han utilizado como excusa para convertir la denominada “joya de la corona” en una auténtica bisutería brillante, pero carcomida. Si el sistema ha aguantado hasta el inicio de la pandemia ha sido gracias al sobreesfuerzo de sus profesionales sanitarios que, finalmente, han tenido que pagar un precio altísimo contabilizado en forma de infecciones y muertos, sobre todo en la atención primaria. Que el presupuesto de la Generalitat haya crecido un 30% en la última década y el de Salud esté todavía un 1% por debajo del que tenía en 2010 lo dice todo sobre la política seguida para debilitar la sanidad pública hasta el extremo que sufrimos ahora.
2- Los trabajadores de la sanidad pública, que no sus gestores, han dado una respuesta ejemplar de cómo los profesionales pueden tomar en primera persona la responsabilidad y la iniciativa para atender en condiciones a todo el mundo que, bajo el criterio clínico, tenía que ser atendido y no tener que “escoger” por falta de recursos. 10 años de recortes han dejado la atención primaria con 900 médicos menos, mientras la población ha seguido envejeciendo y cronificando cada vez más enfermedades. Han hecho desaparecer más de 1.000 camas de hospitales y han hundido de manera temeraria la imprescindible inversión en tecnología. Respecto a la sanidad privada, se debe constatar que, desde el primer momento, esta se puso a disposición de las autoridades para colaborar en aquello que hiciera falta. Ha estado a la altura de las circunstancias.
“Europa destina el 7,5% del PIB en sanidad pública. Francia y Alemania, cerca del 9%; España, un 5,9% y Catalunya, un 3,9%.”
3- El reto principal de la sanidad pública es corregir el altísimo déficit presupuestario que sufrimos. Europa destina el 7,5% del PIB en sanidad pública. Francia y Alemania, cerca del 9%; España, un 5,9% y Catalunya, un 3,9%. Estos datos nos orientan sobre qué es necesario hacer de verdad si queremos una sanidad pública potente que sea capaz de cuidarnos, vivamos las circunstancias personales que vivamos. El economista Guillem López Casasnovas Cifra en 5.000 millones de euros el déficit presupuestario anual, de manera que deberíamos pasar de los cerca de 10.000 millones actuales a 15.000 millones. ¿De dónde debe salir este dinero? Obviamente, del 30% de aumento del presupuesto de la Generalitat que se ha destinado a otros departamentos. Por otro lado, la sanidad privada tiene todo el derecho del mundo a competir con la sanidad pública y ofrecer una alternativa de salud. Son dos vías paralelas que es necesario mantener separadas en relación a su financiación. Debe haber espacio para escoger, pero sin mezclar los intereses de ambas partes.