Las perspectivas, a principio de 2021, tras el impacto inicial de lo que el FMI denomina el “gran confinamiento” y Naciones Unidas la “gran disrupción”, presentan elevadas dosis de incertidumbre acerca del devenir de la “carrera” entre nuevas oleadas de infecciones y la aplicación lo más generalizada posible de las vacunas. .
JUAN TUGORES QUES. Catedrático de Economía de la UB.
El FMI menciona ahora como “escenario central” un rebote, en 2021, del 5,5% del PIB mundial, que seguiría dejando a 150 países por debajo de sus rentas per cápita en 2019. La tabla resume las previsiones de ese organismo en enero de 2021.
El otro término que se repite en los análisis de los organismos internacionales publicados a principios de 2021, además de incertidumbre, es “divergencias”. Aunque en la tabla el dato de recuperación en 2021 para el conjunto de economías emergentes es dos puntos superior al de las economías avanzadas (6,3% frente a 4,3%), se insiste en que, en comparación con la trayectoria previa al coronavirus, el impacto a la baja ha sido superior en las emergentes, por diferencias en la capacidad de respuesta de las políticas públicas y por las mayores dudas sobre la aplicación generalizada efectiva de las vacunas, siendo China, como en tantas otras ocasiones, la excepción. Las previsiones para 2021 se han revisado levemente al alza respecto a las del pasado otoño, con la excepción de los países europeos (zona euro en su conjunto, pero, especialmente, Italia y España – y Reino Unido). Las cifras para China y el anunciado “rebote” de India merecerán especial seguimiento para ratificar su aparente optimismo. Las primeras aproximaciones al 2022 apuntan a la continuidad de la recuperación, pero el FMI alerta de que, en su escenario central, en ese año, todavía 110 países del mundo quedarán por debajo del nivel de 2019. El camino de salida es, pues, largo, difícil y desigual, y requiere sensatez y cooperación internacional.