Que las situaciones complicadas que vivimos nos llevan a aprender y crecer como personas y como profesionales es un hecho, aunque no siempre ocurre, y a algunas personas que estén pasando por dificultades, puede que les moleste leer esta frase, cuya orientación mira hacia el “final” y no hacia el “durante” de una situación complicada.
Angélica Sánchez Plaza.Directora de Marketing de Orange.
Ya decía Aristóteles que “en la adversidad sale a la luz la virtud”. Y es que, algunas veces, nos tiran a la piscina y no nos queda más remedio que salir nadando. Ahora, lo llamamos “resiliencia” (que acorta y sintetiza la frase aristotélica), y me atrevo a decir que, más que una capacidad, es una filosofía de vida a la que acompaña el pragmatismo, el optimismo y la paciencia.
Pragmatismo, porque cuanto antes asumamos que sufrir por algo que va mal es un proceso que termina, antes empezaremos a ver la luz en una situación complicada. Y lo importante es visualizar el final y la vuelta a una situación normal en la que, posiblemente, tengamos que haber modificado algo en nuestra vida.
Optimismo, porque pensar en positivo ayuda a que las dificultades sean menos dolorosas y, además, porque así atraemos cosas positivas: pensar que un proceso difícil nos llevará a encontrar oportunidades nos aporta fuerza y abre nuestra mente a futuras posibilidades.
Paciencia, utilizada en dos vertientes: la primera, haciéndonos conscientes de que las cosas no ocurren de manera inmediata, y de que es el paso del tiempo lo que pone en orden las cosas y nos hace entender que las cosas pasan por algo y no pasan por algo también; y la segunda, llevándonos a un espacio para la reflexión, una reflexión que nos ha de hacer conscientes de que somos capaces de superar los retos, de adoptar cambios y de conseguir resultados.
En momentos tan complejos como los actuales, o nos adaptamos o nos adaptamos. El hecho de ocuparnos de buscar soluciones y no tanto de preocuparnos y cambiar nuestra actitud ante la adversidad, nos ayudará a encontrar caminos de crecimiento.
Angélica Sánchez Plaza es coautora de Lo que aprendimos durante el confinamiento.