Vista desde la actualidad, marzo de 2030, la última década ha presentado dos grandes retos a la formación. El primero, ha habido que formar a marchas forzadas a la gente para acceder al 80% de los nuevos empleos creados. El segundo, uno de los retos de la Agenda 2030, firmada en 2015 por los 193 países del mundo, consistía en asegurar el acceso igualitario de hombres y mujeres a una formación técnica, profesional, superior y universitaria de calidad. En ambos casos, se han visto avances, pero la formación sigue cuarteada. Las diferencias de poder adquisitivo, región de procedencia, religión o cultura y género siguen frenando la mayoría de los esfuerzos.
JOSEP-FRANCESC VALLS. Distinguished professor UPF-BSM. Director de la Cátedra de escenarios de futuro retail, turismo y servicios.
El mercado ha destruido, en menos de diez años, millones de puestos de trabajo, mientras otros tantos y muchos más han aparecido como nuevas posiciones ofertadas: responsables de cloud computing; analistas de big data; expertos en ciberseguridad, en Inteligencia Artificial, en realidad aumentada, en robots, en drones o en automatización; procesadores de texto, voz, imagen; gestores de e-commerce y tráfico digital; virtuosos del dibujo, diseño y modelaje en 3D y 4D; formadores y desarrolladores de blockchain. Esta es una muestra reducida de la larga letanía de ofertas de trabajo actuales. Pero persiste el desequilibrio entre los distintos niveles formativos de este país. Desaparecieron, en su momento, las universidades laborales, por anacrónicas, y las escuelas de maestría, en aras de la modernización, pero las funciones que aquellas desarrollaban no mejoraron en los nuevos centros de FP. Sin embargo, las universidades se han agrandado como templos del saber y del progresar, y sus títulos de grado, máster y doctorado resplandecen en el universo formativo. La FP, eterna novia deseada, quedó relegada por la escasez de recursos invertidos y por la opacidad que su imagen desprende. Poco ha variado en diez años.
Reunión en casa. Los asistentes a la tertulia del jueves han recibido con varios días de antelación un pequeño dossier con los siguientes informes: 1) recortes de las quejas de los empresarios españoles porque se ven obligados a buscar perfiles digitales intermedios fuera del país; 2) documento Marco Europeo de Cualificaciones para el aprendizaje permanente, del Parlamento Europeo de 2017, hace ya trece años; y 3) evolución de la tasa de escolarización de FP de grado medio, que sigue entre las peores de Europa. La pregunta de arranque: comparando los mapas europeos de cualificaciones entre 2020-2030, resulta que se mantiene el excedente de titulados en los niveles más elevados, 7, 8 y 9 correspondientes a los grados, a las maestrías y a los doctorados, mientras se echan en falta los formados en los niveles 5 y 6, FP media y, sobre todo, superior. ¿Qué hacer?
CENTROS DE NUEVO CUÑO
Entre aquellas universitas de magistri y scolares del XII y XIII, con facultades de Artes liberales donde se enseñaba gramática, retórica y dialéctica, y las comunidades de aprendizaje presencial y on-line de 2030, media mucho más que ocho siglos. El concepto de centro formativo se extiende a una amplia gama de espacios dedicados a la creación, transmisión e interactividad del conocimiento que se ofrece después de la ESO. Estos son los mimbres actuales adaptados a cada nivel:
• Flujo de ideas éticas; desarrollo de las competencias, a base de investigación, laboratorios, centros de simulación, intercambios, charlas, discusiones, conferencias, seminarios, MOOC’s, trabajo en grupo, casuística, role-playing, retos, manejo de tecnologías unidas a las redes sociales e Internet; desarrollo de las habilidades racionales y emocionales, duras y blandas, mediante las prácticas y el trato grupal que facilita la simbiosis entre la formación y la práctica continua. Cada cual a su nivel y, después, a lo largo de toda la vida.
• Continuum entre la formación presencial y la on-line, pero decadencia de la primera frente a la segunda. Se han decuplicado las plataformas especializadas en formación y la presencialidad cotiza a la baja. La Inteligencia Artificial, la robótica, el Internet de las Cosas y las técnicas audiovisuales facilitan la fusión de teoría y práctica en todos los niveles a lo largo de la vida, gracias a las nuevas metodologías de aprendizaje de los conocimientos, de las capacidades, de los valores y de las actitudes.
El mercado ha destruido, en menos de diez años, millones de puestos de trabajo, mientras otros tantos y muchos más han aparecido como nuevas posiciones ofertadas
FP: LA CENICIENTA SIGUE SIN ZAPATO
En España, las carreras universitarias, los másteres y los doctorados han gozado siempre de un enorme prestigio, mientras que la FP, que forma parte de los niveles inferiores, ha sido la cenicienta. Tras la ESO, las familias consideran que el Bachillerato es para los listos, para los que progresarán, para los que obtendrán prestigio y dinero, y la FP, para lo contrario.
Quien ha abierto el diálogo es la socióloga de cabecera de la tertulia. Prosigue:
–Nos enfrentamos –dice– al eterno maniqueísmo entre estudiar y trabajar, entre la carrera y el oficio, y entre el trabajo manual y el resto. Palmas para los primeros valores, imagen social negativa para los segundos. Pero, después, muchos universitarios se ven obligados a esconder su formación real para acceder a puestos de trabajo de menor cualificación, mientras los que han estudiado FP obtienen salidas profesionales airosas adecuadas a lo aprendido y salarios dignos.
–Una situación disléxica y, además, cara –añado–.
–Poco ha evolucionado esta dualidad durante los diez últimos años –interviene el amigo experto en Formación Profesional–. Para cubrir las necesidades de los nuevos puestos de trabajo ahora, se planteaba en 2021 incrementar el 65% el número de profesionales de Formación Profesional media y el 35%, de grado superior y universitaria. Pues bien, apenas se ha cubierto la mitad de los primeros, mientras hace cuatro años se alcanzaron los segundos. Siguen sobrando universitarios –que acaban emigrando– y faltan los formados en FP –que son buscados afuera–.
Un alto cargo ministerial de Educación invitado, recientemente jubilado, añade:
–Todos los gobiernos nos hemos llenado la boca de alabanzas a la FP, pero hemos avanzado muy poco en la creación de las plazas suficientes y los cursos novedosos e indispensables que reclaman a la par el interés de las chicas y chicos y las demandas del mercado. En países como Alemania u Holanda, se cubren actualmente el 85% de las plazas de FP ofertadas, mientras que en España solo se alcanza la mitad. En diez años, apenas hemos conseguido pasar del 33 al 50%. Lo más doloroso es que seguimos entre las peores tasas de escolarización en FP de grado medio. ¿A dónde van con ese bagaje formativo los chicos y chicas que fracasan en el grado básico o en el medio?
–Es una buena y triste pregunta –añade la socióloga–. Si en 2020 la tasa de desempleo juvenil en España se acercaba al 41%, diez años después solamente se ha reducido 10 puntos: uno de cada tres jóvenes sigue sin trabajo, son ninis y vegetan expulsados del mercado laboral, muy lejos de las tasas alcanzadas por Alemania (3%, frente al 6% en 2020), Holanda (4%, frente al 9% de 2020).
–Rellenar el vacío de la FP se convierte en una tarea indispensable para mejorar el conjunto de la formación –retoma el experto–. La FP Dual alemana obliga a los alumnos a intercalar los dos años de formación con prácticas remuneradas en las empresas. Pues bien, en la actualidad, cerca del 80% de esos estudiantes –un 10% más que en 2020– son contratados en ellas; en España no supera el ridículo 10% –frente al 0,4% en 2020–. En Holanda, los estudiantes de FP son primados si obtienen el diploma en diez años.
–¿Por qué no avanzamos tan rápido como Alemania u Holanda? –pregunto ingenuamente–.
–Dos aspectos clave –interviene nuevamente el experto–. Uno, el tutor alemán resulta decisivo en los contenidos, en la elección de la empresa para las prácticas y en los primeros pasos laborales, mientras aquí esa figura queda difuminada. Y el otro aspecto a considerar es que, allí, la práctica es siempre remunerada; aquí, la casuística abre el camino a la picaresca en las funciones y remuneraciones de los aprendices y becarios. Las patronales, como Pimec, están trabajando en la buena línea: reforzar al tutor para que guíe los primeros pasos del estudiante en la empresa y que éstas les remuneren adecuadamente.
Para cubrir las necesidades de los nuevos puestos de trabajo ahora, se planteaba en 2021 incrementar el 65% el número de profesionales de Formación Profesional media y el 35%, de grado superior y universitaria. Pues bien, apenas se ha cubierto la mitad de los primeros, mientras hace cuatro años se alcanzaron los segundos. Siguen sobrando universitarios y faltan los formados en FP
DE KINSHASA A LA COSTA ESTE AMERICANA
El viejo profesor ha podido conocer de primera mano en los últimos meses las dos caras de la moneda. Fue invitado a impartir dos microcréditos –cursos de menos de 60 horas– sobre la misma materia. Uno, en Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo. El otro, en la Costa Este de Estados Unidos. Ambas universidades, privadas, regentadas por una orden religiosa, en cuyas aulas había tenido la oportunidad de recibir el mismo encargo once años antes, en 2019.
Le pidieron que llegara una hora antes para probar el equipo de sonido, traído expresamente desde la otra punta de la capital congoleña. Servía para la misa dominical del cardenal, para la inauguración de un acto por el ministro de turno o por una personalidad internacional y para los grandes eventos. Hacía mucho calor en el aula, en un pequeño edificio de adobe, sin puertas ni ventanas. Poca luz en la mitad de la estancia y penumbra en el resto entre las mesas de distinta familia mal repartidas por la sala. Un micrófono de mano le ayudó a sobreponerse al ruido de los viejos ventiladores para que las explicaciones que iba desgranando alcanzaran al grupo de alumnos compuesto por numerosos empresarios, excelentes cooperantes y algunos ministros, que acababa de conocer. El proyector de primera generación y la pantalla plegable arrojaban las transparencias a los que estaban más cerca. Las letrinas no disponían de agua. La misma impresión de amabilidad y cariño, la misma sala que diez años antes.
Con once años de diferencia, se mantiene el mismo gap entre el norte y el sur en las condiciones de la docencia, que afectan a la dispar repercusión en los alumnos
Había recibido con antelación la lista de los asistentes al curso norteamericano, sus currículos y contactos. En la nube. Pudo adelantarles el material y los objetivos docentes de cada sesión, los casos, los artículos. Los grupos de trabajo estaban creados y antes del primer role-playing cada uno de ellos conocía qué posición debería defender y su grupo de trabajo. El aula era espaciosa, luminosa, con ventilación automática, daba a un jardín con césped, al que se accedía cada hora y media para relajarse, estirar las piernas o beber algún refresco; era un aula espejo, que permitió la participación holográfica de los alumnos on-line y de varios empresarios que explicaron su caso. Cada alumno disponía de amplio espacio en el aula y un puente de mesa con su nombre.
Tras las dos experiencias docentes impartiendo los mismos contenidos, la conclusión fue la siguiente: con once años de diferencia, se mantiene el mismo gap entre el norte y el sur en las condiciones de la docencia, que afectan a la dispar repercusión en los alumnos.