Alban Maggiar (Francia, 1953) fue nombrado presidente de SME United, una asociación que agrupa 65 diferentes confederaciones de pequeñas y medianas empresas y artesanos de hasta 30 países europeos y que actúa como la voz de este amplio sector en el diálogo social europeo, en enero de 2020. Maggiar defiende con orgullo su alma y origen emprendedor: “Es una carrera de obstáculos constante”, cuenta. Fue responsable del área de Asuntos Europeos de la Confederación Francesa de pequeñas y medianas empresas desde 2015 hasta ahora, pero durante ya 30 años ha sido el responsable de la compañía francesa Laboratoire Carrare, especializada en levaduras, probióticos y complementos alimenticios de base botánica. Ahora se dedica a su consulting, Adelanti. Está Licenciado en Literatura y tiene también un Máster en Derecho Comercial y Tributario y otro en Finanzas. Habla con fluidez francés, inglés y español.
Texto: Júlia Manresa Nogueras Fotos: SME United + Comisión Europea.
¿Cómo ha impactado la pandemia en las pymes europeas?
El impacto ha sido muy fuerte, por supuesto. Lo llamamos un crash test, una prueba de resistencia. En muchos países, hemos afrontado una recesión sin precedentes y para muchas pymes ha significado grandes pérdidas. Las pymes han sufrido más esta pandemia porque muchas están en sectores que fueron especialmente golpeados, por ejemplo, servicios personales, hostelería, turismo, comercio…
Para las pymes, la mayor debilidad es la liquidez. Muchos gobiernos, y también las instituciones europeas, han reaccionado en este sentido, diría que tanto para las empresas, en general, como para las pymes, específicamente. Ha habido esquemas para financiar el paro temporal, moratorias de crédito y otras iniciativas similares. Pero ha dependido mucho de los países.
“Para las pymes, la mayor debilidad es la liquidez. Muchos gobiernos, y también las instituciones europeas, han reaccionado en este sentido, diría que tanto para las empresas, en general, como para las pymes, específicamente. Ha habido esquemas para financiar el paro temporal, moratorias de crédito y otras iniciativas similares. Pero ha dependido mucho de los países”.
¿Qué porcentaje de pymes podría no sobrevivir?
Hasta donde sabemos de la información que nos trasladan nuestros miembros, un 10% de las pymes se han visto severamente afectadas. Pero en otros sectores como servicios, turismo, bares, restaurantes, comercio, el porcentaje puede elevarse al 30%. Además, en países del sur, como Italia, Grecia, España, Portugal, esos en los que el PIB está más vinculado al turismo, muchas pequeñas pymes lo han sufrido especialmente. Es un efecto dominó. Con los hoteles cerrados, las tiendas que dependen de ellos tampoco tienen ninguna actividad… En esos países los efectos han sido especialmente dolorosos.
¿Se observa una división norte-sur de Europa también en el impacto de la pandemia en las pymes?
En el barómetro que hicimos en marzo, se podía observar claramente esta división. Por supuesto, en el norte la estabilidad económica previa ayudó a sobrellevar las dificultades que ha implicado la COVID-19, mientras que las fragilidades económicas y sanitarias en el sur han contribuido a amplificar el impacto de la crisis en las pymes. Pero ahora la confianza está volviendo. Las medidas han devuelto la dinámica al sector, aunque todavía queda mucho camino por recorrer. Hemos insistido mucho en la necesidad de instrumentos de solvencia desde el principio, por eso ahora estamos insistiendo en que los planes de reformas presentados ante la Comisión Europea para obtener los fondos de recuperación tienen que tener estos esquemas, para asegurar que las pymes pueden recapitalizarse. Esto ha pasado en muchas instancias, pero también tiene que ver con la manera en que los gobiernos han conseguido hacerles llegar el crédito, la liquidez de la que hablábamos antes. Por ejemplo, en algunos países tienen gobiernos centralizados que consiguen hacerlo rápidamente mientras que en otros son gobiernos locales o regionales, cosa que implica varias capas y que el dinero o la acción requiera más tiempo.
Hablando de los fondos europeos, ¿Cómo evalúa la respuesta de Europa a la crisis desde el punto de vista de las pymes?
Siempre se puede pedir más, pero sentimos que, de manera general, el mandato europeo ha funcionado de manera eficiente y que la voz de las pymes se ha tenido en cuenta. Al principio de la crisis se creó el SURE, un instrumento para financiar esquemas como los ERTE que ayudó, de la misma manera que contribuyó la política del Banco Central Europeo. Y luego está lo más importante, el acuerdo del Next Generation EU. Se han hecho muchas cosas a nivel europeo y también nacional. Por supuesto, como pymes, lo que decimos de manera constante es que deberían siempre empezar por el principio de think small, es decir, pensar primero desde la perspectiva de un negocio pequeño o mediano. Por ejemplo, en los objetivos climáticos. Si son ambiciosos tenemos que asegurarnos que sean realizables para las pymes. Vamos repitiendo que no se pueden poner más trabas sobre los hombros de los pequeños empresarios. Es decir, cuando se crea una regulación debería ser pensada desde esta óptica y después trasladarla a las grandes, no al revés. Sería más fácil para todo el mundo pensar desde el principio en las pymes, porque es un error equipararlas a una gran corporación, pero con menor escala.
“Sería más fácil para todo el mundo pensar desde el principio en las pymes, porque es un error equipararlas a una gran corporación, pero con menor escala”.
¿El Next Generation EU se ha pensado con esta mentalidad?
Mucha gente dentro de la Comisión entiende ahora que si se crea trabajo es básicamente a través de las pymes. Así que tienen que ser incentivadas para poder invertir correctamente y contratar nuevos trabajadores o formar a los que ya tenían contratados. Pero dos tercios de los nuevos empleos son creados por pequeños negocios. Este ya era el caso de los años previos a la pandemia y por eso creo que dentro de la Comisión son conscientes de que las pymes están en el corazón de Europa, que son sus pulmones, y que, si las pymes respiran correctamente, Europa también respirará mejor. Los fondos de recuperación implican también que los gobiernos tienen que hacer las reformas necesarias para mejorar los servicios públicos, la eficiencia de las administraciones. A menudo parece que nos quejamos por quejarnos, pero la realidad es que la liquidez no llega. Las pymes están listas para hacer muchas cosas, porque una de sus mayores cualidades es la capacidad de adaptarse e innovar, pero si queremos por ejemplo que se digitalicen o transformen tienen que tener acceso a liquidez e infraestructuras.
“Las pymes están listas para hacer muchas cosas, porque una de sus mayores cualidades es la capacidad de adaptarse e innovar, pero si queremos por ejemplo que se digitalicen o transformen tienen que tener acceso a liquidez e infraestructuras”.
¿Los objetivos de digitalización y transición verde que van vinculados a los fondos de recuperación son demasiado exigentes para las pymes?
Todo es posible, pero lo primero ahora es resaltar o sobrevivir. Por supuesto que muchas pymes han tenido facilidades para aplazar pagos de impuestos, por ejemplo, pero algún día los créditos tendrán que devolverse, y esto no es fácil. Necesitamos estándares realistas para estos negocios y también los recursos. Hace falta conectividad, infraestructura, todo esto está en manos de los gobiernos. Antes de la pandemia, el objetivo de la Comisión era una transición doble: verde y digital. Lo importante es que más del 99% de los negocios europeos son pymes, así que esta transición no puede hacerse sin ellas. Es necesaria la información específica para el sector, asistencia técnica, facilitar financiación… Muchos de los pasos para la transición verde requieren inversiones, cambiar modelos de negocio…
Por ejemplo, la estrategia del Fit for 55% para el Pacto Verde afectará más a algunos sectores como la construcción, los transportes, o la producción de alimentos. Son todos sectores dominados por pymes. Así que si queremos hacer esta transición, tenemos que asegurarnos de que no dejamos fuera a todas las pymes que ya están allí. Se tiene que tener en cuenta que el tiempo de cambio en las pymes no es el mismo que para las grandes empresas. Tomemos el ejemplo de un panadero. Cuando tenga que cambiar su horno lo hará, pero le costará años amortizar la inversión. Si al mismo tiempo le pedimos que cambie su vehículo de reparto por uno eléctrico le será imposible, a no ser que cuente con la ayuda suficiente y un marco legislativo estable a largo plazo, con predictibilidad.
“Más del 99% de los negocios europeos son pymes, así que la transición verde y digital no puede hacerse sin ellas. Es necesaria la información específica para el sector, asistencia técnica, facilitar financiación, etc.”.
¿Cree que algunas iniciativas como la nueva estrategia de finanzas sostenibles son inasumibles para los pequeños negocios?
Hay algunas ideas como la de los informes de sostenibilidad que nos preocupan porque implicarán trabas burocráticas. La Comisión ha dicho que será voluntario para las pymes, pero habrá un efecto dominó. Me explico: como pymes somos los proveedores de grandes empresas que a su vez lo son de otras más importantes, y si estas empresas consideran que tienen que recibir la misma información de todos sus proveedores o distribuidores, los requisitos acaban bajando hasta la primera y más pequeña de todas las empresas, que tendrá que hacerlo, pero para ella será mucho más caro. Cuando se dice que una pyme tiene que demostrar que es verde para tener acceso a inversión, es trabajo adicional que es difícil de producir, que muchas veces requiere asesoramiento externo que es muy caro. Por eso SME United ha colaborado con EFRAG para desarrollar estándares de reporting para pymes que son realistas.
Sin embargo, ¿no es esta también una oportunidad de negocio para las pymes?
Absolutamente. Desde el momento en que son capaces de adaptarse e innovar, esto puede crear nuevas oportunidades de negocio, pero la combinación no es tan fácil. Ahora mismo un 70% de las pymes creen que han podido sobrellevar la pandemia, pero temen a la incertidumbre. Es muy posible que esta transición verde cree nuevos trabajos y posibilidades, pero necesitan claridad para saber cómo abordarla. Los trabajos han evolucionado y nos tenemos que poner al nivel. Para permitir que las pymes hagan esta doble transición tenemos primero que habilitar un marco legal estable y un ambiente facilitador. Estos son para nosotros los dos prerequisitos.
¿Es optimista o pesimista sobre el futuro de las pymes en Europa? ¿Cómo se augura la recuperación?
Si eres un emprendedor de verdad, harás todo lo posible para que tu negocio se mueva y cree empleo. Esto es lo que mucha gente no entiende en las grandes instituciones. Sin una buena atmósfera, en una pyme no se avanza. En un pequeño o mediano negocio todo el mundo trabaja junto. Cuando eres un emprendedor asumes riesgos, de hecho, es un riesgo diario, que casi se lleva en la sangre. No podemos decir que el futuro se augura completamente brillante, pero después de cualquier crisis hay nuevas posibilidades, nuevas maneras de pensar. Esta crisis nos ha obligado a ver las cosas de una manera distinta. Estos días en que la Comisión Europea siempre habla de ecosistemas, lo que digo es que, de hecho, las pymes son el mayor y más ágil ecosistema de Europa.
“No podemos decir que el futuro se augura completamente brillante, pero después de cualquier crisis hay nuevas posibilidades, nuevas maneras de pensar. Esta crisis nos ha obligado a ver las cosas de una manera distinta”.
Lo que no te mata te hace más fuerte y eso es lo que ha pasado con la mayoría de ellas. En el primer shock reaccionaron: uno de los puntos positivos de las pequeñas y medianas empresas es que pueden reaccionar inmediatamente. Mientras en las grandes todo tiene que pasar por el consejo de administración, normalmente en la empresa pequeña y mediana quien decide y ejecuta es la misma persona. Por ejemplo, en el campo de la digitalización, muchas entendieron que era la mejor opción para sobrevivir y fueron capaces de implementar en dos meses iniciativas que tenían en mente implementar en dos años. Entendieron que el e-commerce sería la solución o la manera de contactar el consumidor o quedar en contacto con sus clientes.