Con la reforma de las pensiones y el sistema de cotización en el horizonte, los trabajadores autónomos encaran un cuarto trimestre con la incertidumbre económica como protagonista. Hablamos con la secretaria general de UATAE y vicepresidenta de CONPYMES, María José Landaburu, sobre los derechos y retos de futuro de este colectivo.
Fotos: UATAE
“Los derechos de los autónomos ya no pueden esperar. Tenemos que dejar de estar en el cuarto de atrás de la precariedad”
Según datos de la EPA, en el primer trimestre de 2021 había 30.000 autónomos menos que antes de la llegada de la pandemia. ¿Cómo calificaría su situación actual?
La situación es muy preocupante. Los últimos datos de la Seguridad Social confirman una tendencia a la recuperación económica, apoyada por el ritmo de vacunación, y en junio hemos superado los 3,3 millones de altas en el RETA. Sin embargo, el impacto de la COVID-19 ha sido de tal magnitud que la realidad para muchos autónomos es de merma en sus ingresos, mayor endeudamiento y poco músculo de ahorro y liquidez. La recuperación va a ser más lenta y asimétrica de lo que podríamos haber pensado. Lo hemos visto en el sector turístico, que afrontaba con mucha esperanza la nueva temporada. Esto tiene implicaciones en muchas actividades.
El escudo de protección social excepcional desplegado por la crisis sanitaria ha sido imprescindible para amortiguar el golpe. Pero otras medidas no han funcionado al mismo nivel; la línea de avales ICO alivió la liquidez para muchos autónomos y pymes, pero también ha supuesto malas prácticas y abusos por parte de los bancos, que incluso está investigando la CNMC. Hemos echado en falta un mayor compromiso de la banca en el tejido productivo, con medidas más ambiciosas. En lugar de ello, se han dedicado a hacer negocio del dinero público de los créditos ICO.
Sobre el papel de la banca en la crisis de la COVID-19: “La línea de avales ICO alivió la liquidez para muchos autónomos y pymes, pero también ha supuesto malas prácticas y abusos por parte de los bancos”.
UATAE ya lamentaba la situación complicada que vivían los autónomos antes de la pandemia. ¿Salen todavía más débiles de esta crisis?
La pandemia ha evidenciado las brechas y costuras del modelo económico actual y de un modelo de protección social muy precario para los trabajadores autónomos. Volver a la actividad tras tantos meses de parón no significa recuperar la normalidad de la noche a la mañana, porque la incertidumbre sigue operando. Cuando se precipitó la crisis de la COVID-19 se hizo evidente que era necesario un paquete de medidas excepcionales. Nos dimos cuenta de lo importante que es esa red de protección que nos da lo público. Los trabajadores autónomos entramos en esta crisis en los márgenes del Estado de bienestar. Con coberturas sociales insuficientes, sin prestaciones de maternidad o paternidad dignas y con las pensiones más pobres. Cómo salgamos depende mucho de la recuperación económica general, pero lo que nos interpela directamente esta crisis es que los derechos de los autónomos ya no pueden esperar. Tenemos que dejar de estar en el cuarto de atrás de la precariedad.
¿Cómo valora las ayudas públicas otorgadas a este colectivo por parte del Gobierno central y las comunidades autónomas?
Las ayudas directas suponen un balón de oxígeno. Pero cuando abordamos la cuestión concreta de su gestión y tramitación a cargo de las comunidades autónomas, hemos observado poca diligencia y poca sensibilidad hacia la urgencia que requerían. ¡El Gobierno aprobó en marzo los fondos y a mediados de junio sólo se habían lanzado ocho convocatorias! Desde UATAE, en un estudio reciente, hicimos visible la falta de información que estaban ofreciendo las distintas comunidades autónomas; además, se extraía que el 55% de los autónomos consideraba que su comunidad no estaba gestionando de manera diligente y ágil estas ayudas. Se debe pisar el acelerador.
El sistema de cotización de los trabajadores autónomos es uno de los frentes abiertos que tiene, en este momento, el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. ¿Cómo valora la propuesta del Ejecutivo de cotizar por tramos según la renta?
El compromiso del Gobierno es de sentido común, y sale al encuentro de lo contemplado en las recomendaciones del Pacto de Toledo, las conclusiones de la Comisión parlamentaria para la Reconstrucción Económica y Social y el propio programa de gobierno de coalición. Hay que avanzar hacia la equiparación de derechos y obligaciones entre los trabajadores autónomos y el régimen general. Hay que avanzar hacia un modelo contributivo más justo y solidario en la Seguridad Social. Bienvenido sea caminar por esa senda.
¿Llega tarde la propuesta?
Nos consta que la reforma pretende aprobarse en 2022 para empezar a implementarse en 2023, con una graduación de hasta nueve años. Entendemos que aplicar un cambio de esta envergadura y con tanto calado para el trabajo autónomo no se puede realizar de la noche a la mañana. Desde UATAE siempre hemos propuesto que un cambio de estas dimensiones debe ir acompañado de un periodo de adaptación y transición, pero que desde el inicio permita a aquellos que ingresan menos beneficiarse de una cuota reducida. A quien le está asfixiando la cuota actual por sus bajos ingresos no se le puede hacer esperar nueve años. También somos conscientes que para lograr impulsar una medida que contente a todo el colectivo es necesario el diálogo. Por eso desde UATAE emplazamos al Ministerio a sentarnos cuanto antes para pasar de los titulares a los acuerdos.
Sobre el nuevo sistema de cotización de los trabajadores autónomos: “A quien le está asfixiando la cuota actual por sus bajos ingresos no se le puede hacer esperar nueve años”.
UATAE se ha asociado a CONPYMES, la nueva organización empresarial que pretende hacerse un hueco en las mesas de diálogo social. ¿Los autónomos están mal representados en los órganos de decisión públicos?
CONPYMES nace como proyecto para la defensa de las y los autónomos y pequeñas empresas de nuestro país, con voz propia y en primera persona. Por ello, UATAE ha querido integrarse en este proyecto. Los autónomos tenemos la convicción de que hay que tomar las riendas para que nadie hable por nosotros. Hasta ahora, la voz que se ha autoerigido como representante del tejido productivo ha sido la de la gran patronal. Pero es evidente que los intereses de la tienda de barrio no son los mismos que los de El Corte Inglés. Y se trata de un proyecto que no nace contra nadie, sino para sumar, para cubrir un espacio huérfano. CONPYMES integra a organizaciones representativas significativas en algunos sectores y territorios y no se entendería que permaneciese al margen del diálogo social.
En 2020, UATAE fue la única asociación de autónomos y autónomas que consiguió aumentar su representatividad, pero ATA sigue siendo la principal organización. ¿Consideran que la representatividad ante los organismos públicos debería ser compartida entre las principales asociaciones?
Efectivamente, en 2020, UATAE fue la única intersectorial representativa de trabajadores autónomos que creció en implantación territorial, peso de organizaciones integradas y estructura. En los últimos años, nuestra constancia ha ido abriéndose paso frente al statu quo que se había arrogado la interlocución institucional. Hoy encarnamos la alternativa clara de defensa de los derechos de los trabajadores autónomos desde una perspectiva social, comprometida, reivindicativa y plural. Pero la representatividad no puede ser otorgada, sino que tiene que ser abierta a la participación democrática de los autónomos, como hacen los asalariados en sus elecciones sindicales.
Más allá de las bases de cotización y la representatividad, ¿qué otras demandas consideran esenciales?
Necesitamos una fiscalidad verdaderamente justa. Actualmente, el pago del Impuesto de Sociedades de las multinacionales es de un 17% de su beneficio, frente al 25% que pagan las pymes. 22 multinacionales españolas pagan un impuesto medio de sociedades del 1,3%. Esto es totalmente abusivo, y hay que equilibrar la balanza porque, de lo contrario, el agravio va a lastrar la competitividad y la recuperación económica. Por otro lado, nos preocupa que la llamada Ley de Segunda Oportunidad incluya en sus supuestos también las deudas de titularidad pública, con Hacienda y la Seguridad Social. De lo contrario, esa segunda oportunidad es un espejismo.
Sobre la política fiscal española: “El pago del Impuesto de Sociedades de las multinacionales es de un 17% de su beneficio, frente al 25% que pagan las pymes”.
Mirando al futuro, ¿qué necesitan los autónomos para hacer sus negocios viables en un entorno cada vez más competitivo?
Los retos que afronta nuestra economía son retos del conjunto de la sociedad. No hay futuro sin digitalización, transición ecológica, plena igualdad de género y una organización social de los cuidados justa. Los autónomos somos ya más de 3,3 millones de trabajadores en España. La pregunta que yo me hago es si nuestro país, para abordar esos retos, puede permitirse prescindir de toda la riqueza, el empleo, el talento y la resiliencia que aportamos. Y como la respuesta es que no, necesitamos que todas estas reivindicaciones del colectivo estén en la agenda y se lleven a efecto. Junto a ello, la oportunidad que abren los fondos europeos de recuperación debe traducirse en proyectos relacionados con la digitalización o la reconversión energética, que suponen un hándicap para los pequeños.
Sobre los fondos europeos: “La oportunidad que abren los fondos europeos de recuperación debe traducirse en proyectos relacionados con la digitalización o la reconversión energética, que suponen un hándicap para los pequeños”.
¿Es necesaria, pues, una nueva cultura empresarial que sea capaz de adaptarse a contextos inciertos?
El tiempo de las grandes certezas duraderas y los lugares comunes asentados durante décadas ha pasado. Sin duda, debemos adaptar nuestra mirada a una realidad más cambiante, en el ámbito económico y empresarial, y en todos. Los autónomos y pymes somos más del 99% del tejido productivo. Sabemos lo que es resistir, anticiparnos y ser parte de la solución. Valoramos la importancia de que el empleo que creamos sea de calidad, la estabilidad de nuestras plantillas, el arraigo de nuestra actividad con el territorio, las sinergias y colaboración entre iguales. Son elementos que, sin duda, cobran más importancia en el contexto actual.