Los costes de la electricidad son un factor muy importante en la determinación del grado de competitividad de una economía. Se trata de un input que, con distintas intensidades y con diferentes incidencias según los sectores, utilizan todas las empresas, sean industriales o del sector servicios. El informe que publicamos a continuación, realizado por el Observatorio de la Pimec, presta atención a este factor productivo. A partir de datos de Eurostat, presenta, en un primer apartado, los precios de la electricidad en España en el período 2017-2020 y, a continuación, se realiza la comparativa con varios países europeos. Por último, incluye un análisis de la escalada de precios de la luz en 2021.
Coordinación: Mundo Empresarial en colaboración con PIMEC.
El mercado eléctrico en 2021
Durante 2021, el precio de la electricidad en el mercado mayorista se ha multiplicado por 3,6. Ha pasado de los 70,37 €/MWh en enero hasta alcanzar los 252,13 €/MWh en diciembre (con un mínimo de 36,82 €/MWh en febrero). Este incremento ha sido consecuencia de varios factores: por un lado, los crecimientos de precio de los derechos de emisión de CO2 y del gas natural; por otro, el sistema marginalista de fijación de precios, sin olvidar que nos encontramos en un mercado donde la oferta está configurada como un oligopolio, tanto horizontal –pocas empresas controlan una parte muy importante de la generación–, como vertical –son empresas que están presentes en toda la cadena de valor, esto es: generación, distribución y comercialización–. Por último, también la actuación oportunista de algunas centrales hidroeléctricas de embalse con ofertas de casación claramente especulativas ha contribuido a este aumento de precio.
Moisès Bonal. Responsable de estudios y políticas sectoriales de PIMEC.
¿POR QUÉ ES TAN CARA LA LUZ?
Como se ha dicho, un primer factor es el aumento de precio de los derechos de emisión de CO2 y del gas natural. El primero pasó de 33 €/t en enero hasta los 80 €/t de diciembre (incremento del 142,4%). En cuanto al gas natural, pasó de 27€/MWh en enero a 96€/MWh en diciembre (incremento del 255,6%).
En 2021, la producción de energía eléctrica fue de 259.850 GWh. La generación por tecnologías se repartió de la siguiente forma: 23,3% con tecnología eólica; 20,8% con tecnología nuclear; 17,1% con ciclos combinados, utilizando como combustible el gas natural y sometidos a derechos de emisión de CO2; 11,4% a partir de centrales hidráulicas; 10,0% a partir de cogeneración; 8,0% a partir de la solar fotovoltaica, y el 9,3% restante a partir de otras tecnologías, destacando que ninguna de ellas superó el 2% de la producción (carbón: 1,9%, solar térmica: 1,8%…).
¿QUÉ PAGAMOS REALMENTE?
En España, como en el resto de Europa, se utiliza un sistema marginalista de fijación de precios en el mercado mayorista de electricidad. Funciona a partir de una subasta horaria en la que las empresas generadoras indican qué cantidad de electricidad están dispuestas a producir a un precio determinado. Para cubrir la demanda, se van aceptando, primero, las cantidades ofrecidas a menor precio y en orden creciente hasta cubrir la demanda. El precio que se paga por las cantidades ofertadas aceptadas en todas ellas no es el que han ofrecido, sino el de la última oferta aceptada que cubre la demanda. Por lo general, las ofertas con precios más bajos se corresponden con el de las tecnologías que tienen unos costes variables de generación más bajos y sin posibilidad de almacenamiento: la eólica (solo con costes variables de mantenimiento), la nuclear (el coste de producción variable es bajo y están diseñadas para producir con continuidad) y la hidráulica fluyente (solo con coste variable de mantenimiento). Para acabar de abastecer la demanda, esta se cubre con los ciclos combinados (su coste variable es elevado, por el gas que se quema y los derechos de CO2 asociados al mismo, pero tiene mucha flexibilidad de arranque y parada), las centrales de carbón y la hidráulica de embalse. Como hemos dicho, toda la oferta de generación eléctrica se retribuye al precio de la última oferta de casación –el más elevado– de estas últimas tecnologías.
Se está pagando la electricidad producida con molinos de viento y centrales nucleares a precio de la electricidad producida en los ciclos combinados, que utiliza gas natural como combustible y está sujeta a derechos de emisión de CO2, y que sólo representa el 17,1% de la producción eléctrica total
Por decirlo de una forma sencilla, se está pagando la electricidad producida con molinos de viento y centrales nucleares a precio de la electricidad producida en los ciclos combinados, que utiliza gas natural como combustible y está sujeto a derechos de emisión de CO2, y que sólo representa el 17,1% de la producción eléctrica total y, en algunos casos, a ofertas realizadas por centrales hidroeléctricas de embalse, que funcionan o deberían funcionar en régimen de concesión administrativa.
Según el informe El papel del coste de los derechos de emisión de CO2 y del encarecimiento del gas en la evolución reciente de los preciosos minoristas de la electricidad en España, publicado por el Banco de España, que hace un análisis hasta junio de 2021, la evolución del precio de los derechos de emisión de CO2 sería responsable del 20% del aumento de precios de la electricidad, mientras que la evolución del precio del gas natural sería responsable del 50%. El resto, estaría condicionado por otros factores y el paso de mercado mayorista a mercado minorista.
Este sistema de fijación de precios marginalista podía tener sentido cuando el precio del gas natural era relativamente bajo y tenía por objetivo que la inversión en nueva generación eléctrica fuera a partir de tecnologías renovables. Pero con estos precios, el sistema es ineficiente y conlleva unas consecuencias muy negativas para la economía. A partir de cálculos del presidente de la Comisión de Energía de PIMEC, Joan Vila, “cuando el gas tenía un precio de 18€/MWh, el precio marginal de la electricidad era de 69€/MWh y el precio, en caso que se calculase ponderándolo según el coste de cada tecnología, se habría situado en 49 €/MWh, con una desviación de 20 €/MWh. Sin embargo, hoy, con el precio del gas a 80 €/MWh y el precio del CO2 a 80 €/tCO2, el precio marginal es de 212 €/MWh y el precio ponderado se situaría en 66 €/MWh, una diferencia de 146 €/MWh”.
El sistema de fijación de precios marginalista podía tener sentido cuando el precio del gas natural era relativamente bajo y tenía por objetivo que la inversión en nueva generación eléctrica lo fuese a partir de tecnologías renovables. Pero con estos precios, el sistema es ineficiente y comporta unas consecuencias muy negativas para la economía
UN SISTEMA QUE CHIRRÍA
A pesar de que los datos del presente informe, que permiten comparar los precios entre distintos países, solo llegan hasta el primer semestre de 2021, y la escalada de precios de la electricidad se produjo fundamentalmente a partir de la segunda mitad del pasado año, sí muestran que el precio de la electricidad que pagan los consumidores no domésticos con consumos de menos de 20 MWh se sitúa por encima del la media de la Euro área y de la Unión europea, y sólo por debajo de Italia, Irlanda y Alemania. Esta posición de España entre los países con el precio de la electricidad más cara no se observa, en cambio, en las franjas de consumo a partir de 20 MWh. En estos casos, el precio en España se sitúa por debajo del de la Euro área y del de la Unión europea y ocupa una posición intermedia entre los países europeos.
Por otra parte, estos datos también permiten obtener resultados entre el diferencial de precio que se paga según los distintos niveles de consumo. Así, España se sitúa como el país donde la diferencia de precio que pagan los consumidores no domésticos que consumen menos (< 20 MWh) en comparación con los que consumen de 20.000 MWh hasta 70.000 MWh es la más grande (298% más), seguida por Bélgica, Italia y Suecia. Si analizamos la siguiente franja de consumo (entre 20 MWh hasta 500 MWh), España se sitúa en tercera posición después de Francia y Bélgica (180% más). A medida que la franja se acerca a los consumidores que consumen mayor electricidad, España va perdiendo posiciones, midiendo los diferenciales, y estos se van reduciendo (138% más en la franja de 500 MWh hasta 2.000 MWh, y 113% más en la franja de 2.000 MWh hasta 20.000 MWh).
A partir de este conjunto de datos, podemos concluir que el mercado mayorista de electricidad, a partir del sistema marginalista de fijación de precios, no funciona satisfactoriamente para dar servicio al sector productivo y al conjunto de la economía, pues incrementos de precio de la materia prima de una pequeña parte de la capacidad de generación provocan incrementos de precio más que proporcionales y generalizados. Por otra parte, también se observa una falta de equidad entre los consumidores no domésticos menores en relación a los mayores, al tener que satisfacer precios unitarios tres veces más elevados.