La escalada del precio de la factura eléctrica está propiciada por la escalada de precio del gas, la evolución del precio de los derechos de emisión y por el modelo marginalista de fijación de precios del mercado eléctrico.
FERNANDO SOTO. Director general de AEGE (Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía).
La factura eléctrica de la industria electrointensiva española se ha desbocado en la segunda mitad de 2021. La situación, lejos de remitir, se presenta muy problemática para 2022; actualmente los precios de los futuros eléctricos cotizan por encima de los 225 €/MWh, más del doble del precio que hemos pagado en 2021, ya de por sí carísimo. La falta de liquidez de los mercados eléctricos de futuros —como ya señaló la CNMC en su informe de julio pasado—, ha propiciado que en 2022 la industria vaya a estar expuesta más de un 80% al precio del pool, lo que le sitúa en una situación de vulnerabilidad que requiere de la acción del Gobierno para evitar un desastre industrial.
La industria requiere disponer de contratos bilaterales de electricidad a medio plazo a precios competitivos de las tecnologías de generación eléctrica inframarginales (nuclear, hidráulica y renovables), al igual que tienen sus principales competidores europeos de Alemania y Francia. En Francia, la industria dispone de 100 TWh al precio de la tecnología nuclear que fija la tarifa ARENH, que es de 42 €/MWh. Aquí, esos contratos no se están ofertando y en 2022 la industria corre el riesgo de quedar electrocutada.
AEGE publicó, el pasado 1 de diciembre, un Manifiesto por la industria electrointensiva, al que se adhirieron las CC. AA. de Galicia, Asturias, Cantabria y País Vasco, junto con organizaciones empresariales y sindicales, en el que reclamamos al Gobierno medidas de corto plazo capaces de sortear la situación de elevados precios eléctricos que estamos sufriendo y que ponen en jaque la supervivencia de la industria electrointensiva, motor fundamental de la economía española, generadora de empleo estable y de calidad. Estas medidas deben salvaguardar la competitividad y el futuro de las actividades productivas y de los millones de empleos que la industria genera en nuestro país.
Desde nuestro punto de vista entendemos que debe de modificarse la estructura del actual PVPC para dejar de ser un producto con una indexación directa al spot de OMIE. Debería de negociarse a través de coberturas a plazo que dieran estabilidad en precio.
FRANCISCO ESPINOSA. Socio director de ACE (Asociación de Consumidores de Electricidad).
Por otra parte, consideramos que debe de reducirse el umbral de los 10 KW para acceder a este PVPC. En nuestra opinión, debería de limitarse a una potencia inferior a los 4 KW e ir descendiendo de forma paulatina y gradualmente en un plazo de tres años hasta desaparecer y convertirse únicamente en una tarifa refugio a modo de bono social en la que solo tendrían cabida consumidores por criterios de renta.
En este período transitorio de tres años, y para su fijación de precio, podrían ser de aplicación las subastas que contempla el RDL 17/2021 de 14 de septiembre. Este decreto las define como subastas de contratos de compra de energía a largo plazo con un periodo de liquidación igual o superior a un año con energía eléctrica en base. La energía para estas subastas saldría del denominado RECORE (renovables, cogeneración y residuos), que tienen una remuneración tasada, y se sacaría del mercado spot por lo que no estaría vinculada a los precios del mercado de futuros.
Con respecto a las empresas como consumidoras, y dando por supuesto la dificultad de modificar el sistema marginalista del mercado eléctrico español vinculado al mercado europeo a través del PCR “Price Coupling of Regions”, proponemos:
• Seguir invirtiendo en autoconsumo fotovoltaico, porque, a pesar de la subida de los precios de las instalaciones, sigue siendo el medio más rentable de aprovisionamiento de energía en el medio plazo.
• Los PPAs van a seguir siendo protagonistas de la negociación de energía, porque las renovables son las únicas tecnologías con previsión de desarrollo real en Europa y necesitan del consumidor para su financiación.
• No debemos olvidar la eficiencia energética y la flexibilidad, que serán factores clave en la reducción de costes de los próximos años.