En la cumbre del Clima de 2022, la COP27, celebrada en Sharm el Sheij, Egipto, se declaró formalmente el final de la era del carbón. No había sido posible en la del año anterior en Glasgow por las presiones de India y los tejemanejes de Rusia y China. Desde la COP28 a la COP36, recién celebrada este año de 2030, se han encadenado una serie de pasos definitivos en la UE y en todo el mundo para reducir sustancialmente la producción de las energías fósiles. A la vez, se han cumplido con creces los objetivos planteados para aumentar el uso de las energías renovables que las sustituyen. Hubo dinero y se empleó correctamente. De este modo, se empieza a cerrar un paréntesis de fuerte desequilibrio energético, fraguado durante los últimos doscientos años desde la Revolución Industrial.
JOSEP-FRANCESC VALLS. Director de la Cátedra Escenarios de futuro, retail, turismo y servicios de la BSM-UPF.
—Me pregunto por los avances en materia energética realizados en la década de 2020-2030 —abro el coloquio, una vez los cinco ponentes se han sentado en torno a la mesa presidencial y los asistentes se han incorporado a la sala.
—Han sido más de dos siglos de crecimiento económico exponencial los que median entre la Revolución Industrial y la actualidad. Durante este período, todo se ha basado en energías no renovables que han generado contaminación atmosférica a través de las emisiones de CO2 y han calentado el planeta —introduce el tema la invitada especial, física nuclear—. La máquina de vapor -alimentada a carbón-, la electricidad -emanada de las hidroeléctricas-, y el petróleo y el gas natural -de combustión fósil-, han protagonizado este tiempo, mejorando extraordinariamente la ardua fuerza humana, animal, el fuego, el viento y las olas de los miles de años pretéritos de la humanidad. Gracias a la gestión de estas energías, nacieron los conceptos de trabajo, salario, productividad, riqueza, clases medias, Estado de bienestar y otros muchos beneficios para una gran parte de la población; claro que, junto a ellos, se agotaron también las reservas de combustible, se provocó el efecto invernadero y aumentó a la vez la contaminación local, la lluvia ácida y la deforestación. Además, las pugnas por acceder a las materias primas conllevaron mayores desigualdades entre los pueblos, hasta el punto de que se ha arriesgado en numerosas ocasiones la paz mundial.
EMPIEZA LA CUENTA ATRÁS
Junto a la física que ha tomado la palabra en primer lugar, han sido invitados al coloquio dos líderes de los Verdes, un exdirector general de Energía de la UE y un empresario energético. Lleno en el Paraninfo: alumnos interesados, profesores de facultades diversas, directivos de las empresas que participan en proyectos energéticos con la universidad y políticos de amplio espectro.
Interviene la primera de las dos líderes Verdes:
—Hay dos formas de vivir: la basada en el despilfarro de materias primas, que conduce a la sobreproducción creciente y a la destrucción del planeta; y la cimentada en el uso de energías limpias, que encamina hacia el equilibrio ecológico. Desde 2010, se trataba de evitar que en 2050 el calentamiento de la Tierra superara 1,5 o 2 grados y el nivel de agua siguiera elevándose. Al ritmo que íbamos, lo primero resultaba inevitablemente; respecto a lo segundo, entre 1900 y 2018, las aguas habían subido ya 20 centímetros y, sin actuaciones drásticas, se elevaría 40 u 80 centímetros más. Había que frenar en seco el aumento de las emisiones de CO2 y de otros gases de efecto invernadero en el primer mundo y, a la vez, ayudar al resto de países a cumplir también con los compromisos del clima aportando cantidades muchas veces repetidas y finalmente desembolsados: unos 100.000 millones de dólares.
—Desde la década de 1990 —añade la segunda Verde—, el Club de Roma y otras instituciones multilaterales impulsan montones de cumbres y reuniones para llamar la atención ante estos estados catastróficos que se avecinan. Los objetivos se muestran cada vez más claros: 1) seguir creciendo económicamente; 2) reducir la producción y el uso de las energías contaminantes; y 3) sustituir éstas por energías renovables.
Desde la década de 1990, el Club de Roma y otras instituciones multilaterales impulsaron montones de cumbres y reuniones para llamar la atención ante los estados catastróficos que se avecinaban. Unos encuentros que resultaron algo dubitativos hasta que, en 2024, se produjo la mutación y la UE y la mayoría de los organismos multilaterales insuflaron sumas voluminosas en la transformación energética
EL EFECTO 2024 DEL CLIMA
La holografía del moderador del acto se pasea por el escenario, mientras en la pantalla 3D aparecen gráficos y animación diversa que complementan las explicaciones:
—A lo largo del decenio 2020-2030 —afirma el moderador—, se han acelerado las tres tareas. La primera, las renovables han pasado del 13% en 2020 a representar cerca del 18% en 2030, dos puntos por encima de las previsiones. Ello ha aumentado el PIB mundial en un 0,4%, superando los mejores pronósticos. La implantación masiva de energías renovables y alternativas ha generado la creación de millones de nuevos puestos de trabajo en torno a ellas, y a su vez se han reducido gastos, como el sanitario. La segunda, la gran mayoría de los países ha tomado medidas drásticas —incluso China, Rusia e India desde 2024— para enderezar la huella ecológica; a la vez, el mercado de CO2, que penaliza el uso de las energías sucias, se ha convertido en el motor financiero de la transformación. Y la tercera, se disparan las energías renovables -eólica, nuclear, solar, biomasa-, se reduce el transporte aéreo, circulan muchos menos coches por las carreteras y autopistas, se han precintado casi todas las centrales de carbón del mundo, el 70% de los automóviles son eléctricos y los humanos han tomado conciencia del coste energético de la mayoría de los productos que consumen.
Música de fondo, pétillant de té para todos, momentos de relax.
—En el caso español —prosigue el moderador—, en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima, PNIEC 2021-2030, se fijaron los siguientes objetivos: reducir todas aquellas fuentes que generan efecto invernadero en un 21%; incrementar la energía renovable sobre el consumo total de energía en un 42%, sobre todo la solar, tanto térmica como fotovoltaica, y la eólica; mejorar la eficiencia energética en un 39,6%, e insuflar un 74% de energía renovable en la generación eléctrica.
Se alcanzaron todas las metas.
A la mesa llega una pregunta desde el público:
—¿Cuándo se percibe efectivamente el cambio de mentalidad hacia la transformación energética?
—Durante los primeros años de la década —responde el exdirector general de Energía de la UE—, las cumbres del clima resultaron algo dubitativas, pero la UE y la mayoría de los organismos multilaterales insuflaron sumas voluminosas en la transformación energética. Fue en 2024 cuando se produjo la mutación. Además de la izquierda, casi todos los partidos conservadores lo vieron claro. Sólo quedaron fuera del consenso la derecha radical y los fascismos, justo en el momento en que empezaron a perder votos por todas partes. Por eso, a marchas forzadas, en estos últimos seis años se han superado con creces los objetivos que la Agencia Internacional de la Energía preveía para 2040. Entre reconducir la energía o entrar en un ciclo oscuro de decadencia por décadas o siglos, se optó por lo primero.
Un antiguo rector asistente al acto describe el efecto 2024 del clima como un momento de “euforia y la sensación de iniciar una nueva etapa histórica”; lo mismo, expresa, que cuando se firmaron los Tratados de Roma o los Acuerdos de Bretton Woods.
—Si no hubiera sido por la conciencia popular —apostilla la segunda representante Verde—, no se hubiera producido la transformación energética. Me refiero a la luz natural frente a la artificial, las bombillas de bajo consumo, la desconexión de los aparatos, el cambio de hábitos alimentarios, el reciclaje de residuos, el traslado al alquiler y a los coches eléctricos…
—… y si no hubiera sido por la conciencia empresarial —añade el cuarto ponente, director de una empresa que participa en un proyecto de la universidad—, tampoco se hubiera conseguido el efecto 2024 del clima. En muchos casos, nos pusimos al frente de la transformación, nosotros y nuestras asociaciones patronales.
TRENES NOCTURNOS ENTRE LAS PRINCIPALES CIUDADES EUROPEAS
Sigue el moderador con su informe y en las pantallas se avanza una nueva profusión de datos e imágenes:
—Los partidos Verdes —añade— lideran hoy casi todos los gobiernos de la UE o los tintan de ese color. Son el grupo hegemónico en el Parlamento Europeo. El alemán, que lleva gobernando en Berlín desde 2021, consiguió impulsar en 2024 los trenes rápidos nocturnos entre las grandes ciudades europeas. Esta medida por sí sola ha reducido el 15% de los vuelos intra europeos y el 10% de los flujos automovilísticos.
Saltan a las pantallas numerosas escenas de esfuerzos por el clima y sus consecuencias.
Otra pregunta desde el público:
—Antoine Lavoisier, el padre de la química moderna, dijo que “la energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma…”. Pero, alguna parte de ella se pierde en el camino, ¿no?
—La eficiencia energética consiste en facilitar el proceso de la transformación, sin merma. La digitalización desempeña un papel fundamental en la perfección del proceso. Por otra parte, la física cuántica —responde el físico nuclear— abre infinitas oportunidades a la energía de los átomos y los subátomos. Técnicamente estamos en condiciones de no perder ni un ápice de energía.
Los partidos Verdes lideran en 2030 casi todos los gobiernos de la UE o los tintan de ese color. Son el grupo hegemónico en el Parlamento Europeo. El alemán, que lleva gobernando en Berlín desde 2021, consiguió impulsar en 2024 los trenes rápidos nocturnos entre las grandes ciudades europeas. Esta medida por sí sola ha reducido el 15% de los vuelos intra europeos y el 10% de los flujos automovilísticos
De fondo suena la canción de Jorge Dresler, “Todo se transforma”: “Tu beso se hizo calor/ Luego el calor, movimiento. Luego gota de sudor/Que se hizo vapor, luego viento. Cada uno da lo que recibe/Y luego recibe lo que da. Nada es más simple/ No hay otra norma. Nada se pierde/Todo se transforma”…
Una encuesta publicada la semana pasada confirma que los ecologistas y los empresarios del sector, cada cual por su parte, se consideran bastante satisfechos de los logros; la mayoría de los ciudadanos, también.
Cierro el acto. Agradezco a los ponentes y a los asistentes su presencia e interés. Pasamos al coctel compuesto de Nolodrinks, hidromieles y kombuchas, las bebidas de moda.