La UE ha pactado recientemente la directiva para el equilibrio de género en los consejos de administración y negocia la ley para acabar con la brecha salarial.
Texto: Júlia Manresa Nogueras.
Nunca antes la Unión Europea había tenido tantas mujeres en la cima de sus instituciones. Ursula von der Leyen es la primera presidenta de la Comisión Europea, pero también Christine Lagarde es la primera presidenta del Banco Central Europeo. Y más recientemente, la Eurocámara dio la bienvenida a su segunda presidenta, Roberta Metsola, única mujer después de Simone Veil. El cambio en el liderazgo comunitario en cuanto a género se refiere es, pues, evidente e innegable, pero a Europa todavía le queda mucho por hacer.
“Quiero que Europa se convierta finalmente en un continente con igualdad de oportunidades para los hombres y las mujeres. Todavía no estamos allí. Sé por mi propia experiencia que las mujeres tienen que trabajar dos veces más duro para conseguir el mismo salario, el mismo reconocimiento o la misma posición de liderazgo que los hombres. […] Tenemos que eliminar los obstáculos del pasado, tenemos que luchar por la igualdad de oportunidades”. Este es el contundente y personal discurso de la presidenta de la Comisión en ocasión del Día de la Mujer.
UN 40% DE MUJERES EN LOS CONSEJOS DE ADMINISTRACIÓN
La Unión Europea se ha visto empujada por la presión social y por un cambio de mentalidad global a apostar por la igualdad de género como una prioridad estratégica y, de hecho, se ha notado hasta ahora en las políticas impulsadas desde Bruselas. Recientemente, los legisladores comunitarios han acordado la directiva para la igualdad en los consejos de administración de las grandes empresas europeas. Esta ley, llevaba diez años atascada en los cajones del Consejo Europeo, bloqueada por países como Alemania y los Países Bajos, que la rechazaban por diferentes motivos.
En la práctica, esta normativa que entrará en vigor en 2026, implica que el 40% de los miembros no ejecutivos de los consejos de administración de las empresas cotizadas con más de 250 trabajadores deben ser del sexo infrarepresentado, normalmente las mujeres. Actualmente, solo un tercio de estas posiciones están ocupados por ellas, y son todavía menos si tenemos en cuenta los cargos ejecutivos. Pero no solo eso, la ley también implica que las compañías que quedan cubiertas deben publicar información sobre su equilibrio de género y que incluso pueden ser sancionadas si no cumplen los objetivos.
[La directiva para la igualdad en los consejos de administración de las grandes empresas europeas] implica que el 40% de los miembros no ejecutivos de los consejos de administración de las empresas cotizadas con más de 250 trabajadores deben ser del sexo infrarepresentado, normalmente las mujeres. Actualmente, solo un tercio de estas posiciones están ocupados por ellas, y son todavía menos si tenemos en cuenta los cargos ejecutivos
Para predicar con el ejemplo, von der Leyen se aseguró de nombrar un Colegio de Comisarios con paridad de género y la Comisión busca conseguirla también entre sus altos cargos internos. En el caso del Parlamento Europeo, de las últimas elecciones de 2019 resultaron elegidas un 41% de europarlamentarias. En 2004, eran un 31%.
Estos son, de momento, los cambios más visibles en una Bruselas con mayor número de mujeres también en las reuniones del Consejo Europeo. Y aunque la falta de Angela Merkel todavía se hace notar, hay nuevos rostros femeninos, como la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, su homóloga danesa, Mette Frederiksen, Kaja Kallas en Estonia o Magdalena Anderson en Suecia. Siguen siendo minoría, pero cada vez son más las líderes de gobiernos europeos.
TRANSPARENCIA PARA LA IGUALDAD SALARIAL
Este mayor peso del liderazgo femenino europeo también explica que recientemente se estén impulsando medidas para promover la igualdad en todos los estamentos de la sociedad. La Comisión von der Leyen ha impulsado una estrategia de igualdad de género que cuenta con varias vertientes. Otro ejemplo que afecta al sector empresarial es la directiva de transparencia salarial, que propuso en marzo de 2021, actualmente en negociación entre el Parlamento Europeo y el Consejo.
Esta ley pretende que las empresas deban informar obligatoriamente del salario previsto antes de la entrevista y no podrán preguntar a los entrevistados sobre su histórico salarial. Además, los empleados tendrían el derecho de reclamar a las empresas información sobre los sueldos en función del género y la categoría. Por otro lado, las compañías con más de 250 trabajadores deberán también publicar la información de su brecha salarial.
[La directiva de Transparencia Salarial] pretende que las empresas deban informar obligatoriamente del salario previsto antes de la entrevista y no podrán preguntar a los entrevistados sobre su histórico salarial. Además, los empleados tendrían el derecho de reclamar a las empresas información sobre los sueldos en función del género y la categoría
Según los datos de la agencia estadística europea, Eurostat, en la UE la brecha salarial de género sigue estancada en un 14%, una diferencia que se debe en gran medida justamente por la sobrerepresentación de la mujer en sectores poco remunerados como el de los cuidados, la salud y la educación. “Los trabajos altamente feminizados tienden a ser sistemáticamente infravalorados”, resalta el Ejecutivo comunitario. Si nos fijamos en las diferencias entre países, en Luxemburgo la brecha salarial es del 5% mientras que en Alemania o Austria es superior al 19%.
Estos son únicamente dos ejemplos concretos y tangibles de lo que en la práctica implica una mayor presencia de las mujeres en el liderazgo de las instituciones europeas, a los que podemos incluir la lucha contra la violencia de género, las políticas comunicativas para concienciar a la sociedad o las propuestas legislativas para mejorar la conciliación entre la vida laboral y la vida familiar, a través de los permisos de paternidad y maternidad, por ejemplo.
Como recuerda la presidenta del Instituto Europeo para la Igualdad de Género (EIGE), Carline Scheele, una mayor presencia de mujeres en la toma de decisiones, ya sea empresarial o pública, contribuye a una mayor innovación, pero también mejora los resultados en términos de eficiencia. Se trata, en realidad, de que las estructuras de poder económico, político y social reflejen la realidad de la sociedad, cuenta la experta. En este sentido, en Europa, hay prácticamente la mitad de mujeres que de hombres, por lo que las instituciones buscan llegar, como mínimo, a ese umbral.