Alexander Graham Bell escribió en 1914: “Si tienes la ambición de fundar una nueva ciencia, mide un olor”. Lo que quiso decir es que hay muchos tipos diferentes de olores, con muchos niveles diferentes de intensidad, «pero hasta que no puedas medir sus semejanzas y diferencias no podrás tener una ciencia del olor». Desde entonces, personas, empresas y organizaciones han estado tratando de encontrar una forma de medir un olor, con un éxito parcial. La industria del olfato digital es un buen ejemplo, con muchas empresas que no logran desarrollar sensores para medir el olor de una manera universal similar a cómo percibimos los olores las personas.
neva bojovic. Profesora asistente de Estrategia en Kedge Business School.
En 2022, sin embargo, ha habido un progreso significativo. Han aparecido nuevas tecnologías habilitadoras para identificar, medir y digitalizar el olfato, imitando el funcionamiento de la nariz humana. Estas soluciones de “olfato digital” compiten por el creciente mercado de soluciones de olfato digital, que según MarketWatch alcanzará los 38 millones de dólares en 2028.
Si bien la digitalización del olor puede parecer ciencia ficción, las utilidades de tales tecnologías son reales y provienen de varios sectores, como la perfumería y los sabores artificiales, donde estas tecnologías se utilizan normalmente para el desarrollo de fragancias y sabores y el control de calidad. Uno de los líderes del mercado, la empresa francesa Aryballe, también destaca su utilidad en la industria automotriz. Por ejemplo, el olfato es uno de los factores más importantes a la hora de compartir coche. Los sensores digitales de olfato pueden alertar a la gestión de la flota en caso de malos olores resultantes del comportamiento del conductor (olor a tabaco, a comida, a mascotas, etc.) y evitar la insatisfacción del cliente. Una de las empresas líderes de EE. UU., Aromyx, se centra en la industria alimentaria, donde ayuda a las empresas a mejorar el olor y el sabor de sus productos, lo que puede proporcionar beneficios significativos para los consumidores y las empresas.
Sin embargo, los desafíos aún persisten, como describí en el estudio Strategic framing of enabling technologies: Insights from firms digitizing smell and taste. Si bien los múltiples mercados para los que estas empresas desarrollan soluciones prometen un gran potencial de ingresos futuros, aún queda mucho trabajo por hacer para ofrecer soluciones universales que utilicen el poder de la IA para crear una base de datos de olores. Para comprender mejor y superar estos desafíos, las empresas de la industria del olfato digital deben desarrollar una estrategia flexible basada en cambiar entre diferentes modelos comerciales y, al mismo tiempo, trabajar en el desarrollo de una identidad sólida en este nuevo campo.