Las previsiones publicadas por los organismos internacionales a finales de 2022 coinciden en la revisión a la baja de las estimaciones para 2023.
JUAN TUGORES QUES. Catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona.
La Tabla resume las presentadas a finales de noviembre por la OCDE, que apuntan a un muy modesto 2,2% de crecimiento para el conjunto de la economía mundial para 2023. La desagregación reflejada en la tabla muestra asimismo que las perspectivas para las economías de los países miembros de la OCDE (los más avanzados) vuelven a situarse varios puntos por debajo del resto de países (ampliándose así una brecha que en 2021 y 2022 fue de poco más de medio punto).
Por diferentes razones, las expectativas de crecimiento del PIB para Estados Unidos y para la zona euro se sitúan en apenas un 0,5% –con un dato esperado para España algo mejor, de un 1,3%, asimismo revisado a la baja–, mientras que entre las economías no-OCDE destaca la cifra históricamente modesta para China de apenas un 3,3%. De nuevo, las proyecciones para la India se sitúan por encima de esa cifra.
Las perspectivas son, por lo tanto, más bien modestas, con dosis elevadas de incertidumbres que obligan a (más) cautela. Y la coincidencia en pesimismo acerca de los “motores” tradicionales –Estados Unidos, Alemania/Eurozona y China– ceden protagonismo a nuevos actores en la economía global.