Tras unas primeros meses de 2023 en que parecía que los peores pronósticos de finales de 2022 no se iban a materializar de forma tan cruda, desde principios de marzo se acentuaron las tensiones, tanto geopolíticas como las derivadas de los problemas en entidades financieras en diversos continentes. Las previsiones económicas publicadas por la OCDE a mediados de marzo, bajo el expresivo título “una recuperación frágil”, es suficientemente expresivo de la ambigüedad de la situación.
JUAN TUGORES QUES. Catedrático de Economía de la Universidad de Barcelona.
La Tabla adjunta resume los principales aspectos de las previsiones, que incluyen una ligera revisión al alza de la cifra para el conjunto de la economía mundial en 2023, hasta el 2,6%, con una proyección de ligera mejora para 2024. Las previsiones para las economías avanzadas se revisan asimismo levemente al alza para 2023, aunque con Alemania rozando la recesión (y el Reino Unido entrando en ella), aunque las perspectivas para 2024 son desiguales, con debilidades en Estados Unidos.
En China se espera un repunte en 2023 asociado a la reapertura tras los drásticos confinamientos, aunque la continuidad para 2024 se presenta más moderada, mientras que los datos para India con cifras mejores, mientras que las estimaciones para Rusia, siempre con la incertidumbre de los datos (aparte de las geoestratégicas) mostrarían los impactos del conflicto militar.
En conjunto pues, como resume el título del documento de la OCDE, se espera alguna mejora en las perspectivas de recuperación pero débil y sujetas a unas incertidumbres que continúan altas y a las que se añaden las fragilidades financieras recientes.